miércoles, 31 de agosto de 2011

Sonreír

La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles (Lc 4, 38-39).

Mis respetos para la suegra de San Pedro. Mis respetos para todas las mamás del mundo. Si lo que Dios me pide es casarme, ojalá consiga una mujer como esa señora. Lo que más me llama la atención es ese “enseguida”. Si me vieras a mí, Jesús, cuando me piden las cosas. Soy más lento que una tortuga enyesada. Un día mi mamá hasta me regañó por arrastrar los pies cuando llegué a ayudarla. Es que estoy creciendo, le dije, y los tengo muy grandes y me pesan. Menos mal mi mamá no se traga mis cuentos. No basta sólo con que vengas a ayudar, me insistió, tienes que hacerlo contento.

u Sonreír aunque cueste.

Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando (Lc 4, 40).

Es ya tarde y tú aún sigues trabajando. Has de estar ya cansado y continúas tratando a todos con cariño. Y pensar que a veces, con la excusa del cansancio, no rezo antes de acostarme. Siempre puedo reservar un poquito de energía para darte las buenas noches.

u No es verdad que no pueda más.

Propósito: darle siempre las buenas noches a Jesús













martes, 30 de agosto de 2011

La fuerza de la Palabra

Tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: El Santo de Dios. (Lc 6, 12).

Me impresiona y hasta me da un poco de miedo la reacción de ese demonio. No debo temer, estoy a tu lado. Es un tramposo porque por un lado dice que has venido a destruirnos y por otra que eres el Santo de Dios. Vaya modo de causar confusión. A mí, te soy sincero, Jesús, lo de que sea un demonio inmundo (es decir sucio) ya me lo dice todo. La impureza aparece siempre con esa doble cara. Por un lado, es atractiva pero por otro lo deja a uno triste y sin poder amar.

u Pídele a Jesús un corazón limpio y puro para amarle sin reparos.

Todos comentaban estupefactos: ¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen (Lc 4, 36).

Insisto en que a tu lado no tengo nada que temer. Una sola palabra tuya calma tempestades, expulsa espíritus inmundos, cura, etc. Tu palabra sigue aún pronunciándose. Me han explicado que cuando el sacerdote lee el evangelio eres Tú quien nos habla una vez más como entonces. Ángel de la guarda, ayúdame a estar atento en Misa. No me quiero perder ni una sola de las cosas que Jesús quiere decirme.

Pídele a tu Custodio también saber escuchar a Jesús que te habla en este rato de oración.

Propósito: estar atento en Misa.













lunes, 29 de agosto de 2011

La salvación

Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18).

Tu programa de gobierno realmente es ambicioso. No quieres que ninguna de nuestras necesidades quede sin ser atendida. Lo que más me emociona es pensar que para realizar este programa cuentas conmigo. No me quieres repartiendo volantes ni llevando una camisa de propaganda. Me necesitas trabajando entre los necesitados. ¿Dónde están esos necesitados, que te quiero hacer caso, Jesús? Ya sé, están entre mis compañeros y amigos. Me necesitan, porque te necesitan a ti.

u Pídele a Jesús que te ayude a ver las necesidades de los que te rodean para poder ayudarles.

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos (Lc 4, 28).

¡Qué mal agradecidos, Jesús! Les has hablado de todo lo que les quieres dar y ellos se indignan. Menos mal no estaba allí, porque a veces soy bien malcriado y les hubiera dicho unas cuantas cosas. Seguramente me hubieras callado porque tu estilo no es insultar. Te soy sincero, me cuesta ayudar a la gente cuando sé que no me lo van a agradecer. Tengo que aprender a no esperar nada a cambio. Es más, debo aprender a dar incluso cuando me pagarán mal.

u Dar a toda costa.

Propósito: saludar a alguien con el que no me lleve mucho.













domingo, 28 de agosto de 2011

Sin miedo al sacrificio

Empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho (Mt 16, 21).

Jesús, tienes deseos de padecer por nosotros porque nos amas. A mí me da miedo el sufrimiento, Jesús. No me refiero al miedo que me crucifiquen o algo así; sino a las cosas chiquitas que incomodan. Te pongo un ejemplo: me cuesta un montón levantarme temprano, y los domingos, ni te cuento. Un día, casi me quedo sin Misa por levantarme tarde. Esos son los pequeños sacrificios que nos pides. Ese es el dolor al que quieres que no tengamos miedo. Allí es donde esperas que manifestemos que te queremos.

u Levantarme puntual. También los domingos.

¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? (Mt 16, 26).

El domingo pasado vi a mi papá molestarse mientras arrancaba unas páginas del periódico. Estos que se creen, decía, todo es buscar bienestar y placer a toda costa. Cuando levantó la mirada (qué mala suerte la mía) estaba yo tumbado en el sillón comiendo, viendo la tele y mandando unos mensajes por el BB. Se sonrió, se sentó a mi lado y me habló del valor del sacrificio. Jesús, ahora ayúdame a ser sacrificado y a no tenerle miedo al esfuerzo.

u Ya me di cuenta que viendo tele y comiendo no se conquista nada.

Propósito: una hora menos de tele (sí, hoy domingo).













sábado, 27 de agosto de 2011

Campeón nacional de lava-vajillas

A uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. (Mt 25, 15).

¿Qué he hecho con los talentos que me has dado, mi Jesús? No me refiero sólo a mi extraordinaria capacidad de usar los controles del Xbox, sino a los otros. La verdad es que soy un comodón y no me doy cuenta de todo lo que soy capaz de dar en servicio de los demás. Hace unos días me enojé conmigo mismo porque descubrí que se me daba muy bien lavar los platos, cortar la grama, dejar ordenada la sala, y en cambio (pero esto es sólo aquí entre tú y yo) soy un tieso con los videojuegos, un pato para jugar FIFA, si hasta juego en nivel amateur.

u Pulir mi talento y ponerlo al servicio de los demás.

Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor: como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor (Mt 25, 21).

Acto seguido, me pongo de pie, y entre la algarabía de los presentes paso a recibir mi premio. Verdaderamente nadie había dejado tan reluciente la vajilla, dice el ángel comentarista. Y me costó convencerlo de que servir era lo suyo, dirá mi custodio. Al final de la premiación celestial, revisando los premios que se han otorgado, veo que no había nada para los expertos en Xbox, Nintendo y similares. Menos mal me cambié de categoría a tiempo. Ya sé que quizá al final de mi vida no sucederá exactamente así, como lo imagino, Jesús, pero me anima a luchar.

u Vamos a barrer con todos los premios de la categoría “servicios”.

Propósito: ofrecerme a lavar los platos













viernes, 26 de agosto de 2011

Las tareas del colegio

Las necias dijeron a las sensatas: «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas» (Mt 25,8).

¡Ahora sí, verdad! Las necias, que seguramente antes se burlaron de las prudentes, ahora quieren ayuda. Imagino que las prudentes, con todo el dolor de su corazón se vieron en la necesidad de negarles la ayuda. A las necias les pasó lo del perro del hortelano, que ni comía ni dejaba comer. Jesús, cuántas veces por dejar las cosas a última hora, no logro terminar mis tareas y al final las termino copiando en clase. Ni pongo atención y encima, me arriesgo que me quiten mi cuaderno y el de mi amigo por andar copiando. Pero no me quedo aquí, Jesús, la cosa va a más. Si alguno no me quiere prestar su cuaderno, le chantajeo diciéndole que es un mal amigo y que ya va a ver cuando él esté en necesidad.

u Di no a la piratería de tareas.

Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: «Señor, señor, ábrenos». Pero él respondió: «Os lo aseguro: no os conozco» (Mt 25, 10-12).

No quiero quedarme afuera, Jesús. Te prometo que este fin de semana voy hacer todas mis tareas, y si puedo, hasta voy a adelantar. No me gustaría que por haragán luego no me reconozcas.

u Mejor acabar las tareas antes y luego jugar.

Propósito: sacar el tiempo de trabajo en tareas que me he propuesto













jueves, 25 de agosto de 2011

Es cuestión de estar rezando…

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa (Mt 12, 42).

Jesús, ahora venden unas alarmas espectaculares. Pones un código y la casa entera está protegida. Según yo, esto bastaba, pero me explicó mi papá que siempre hay que estar atento; porque si la alarma suena y no la oyes, de nada sirvió. Cómo me gustaría también tener mi alma con alarmas para protegerme de las tentaciones. Creo que la clave está en la oración. Voy a procurar tener encendida la alarma de pequeñas oraciones vocales: pondré rayos infrarrojos de visión sobrenatural, y sensores térmicos para que no disminuya la temperatura espiritual de mi alma.

u Para encender la alarma: Ángel de la guarda, dulce compañía…

¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así (Mt 12, 45-46).

Yo también tengo encargos en mi casa, Jesús. No son gran cosa: poner la mesa, darle de comer al chucho, etc. Pero a veces, prefiero más las misiones de Call of Duty, que las que me pone mi papá. En las del videojuego salvo el mundo, pero ese mundo no existe; en las que me da mi papá, salvo el orden y la armonía de mi casa, que sí es real. Creo que me voy a tomar más en serio las misiones que me da mi papá.

u Ser más heroico en la “Call of Duty” que me hace mi papá.

Propósito: Cumplir con los encargos que me dan en casa













miércoles, 24 de agosto de 2011

El orden exterior fruto del interior

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre (Mt 23, 27).

Aparentar, quedar bien, proyectar una buena imagen, y un sinfín de cosas más me dijo el peluquero para consolarme porque por fin mi mamá consiguió que me cortaran las greñas que andaba. Pero no es por eso, insistió mi mamá, es por orden y limpieza. Entonces entendí, que es bueno que mi porte exterior refleje la paz que se supone hay en mi alma. A la larga, la belleza que importa, y que perdura –habría añadido mi abuela–, es la de adentro.

u Voy a poner más atención en que mis cosas reflejen que soy una persona que procura hablar frecuentemente con Jesús.

Por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes (Mt 23, 28).

Ayer, Jesús, después de confesarme, me quedé un ratito pensando en las cosas de las que te había pedido perdón. No es gran cosa, pensé; hasta para pecar soy mediocre. Pero después me di cuenta que me estaba comenzando a creer santito. Quizá no había en mi alma grandes crímenes, pero sí un montón de pequeñas faltas que a ti te duelen y de las que ahora mismo te vuelvo a pedir perdón.

u Me voy a esforzar por no parecer sólo bien portado sino también serlo de verdad, desde dentro.

Propósito: ordenar mi closet.













martes, 23 de agosto de 2011

Salvando el planeta

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceri­dad! (Mt 23, 23).

No fumar, no tirar basura en la calle, no exceder la velocidad, no pararse en la grama, no consumir muchos carbohidratos; de eso sí estoy pendiente. Pero de ir a Misa, no gritarle a los papás, estudiar duro, etc., ni me acuerdo. ¿Sera posible, Jesús, que a veces me importen más las ballenas en peligro de extinción que ayudar a mi hermanito a hacer sus tareas? No hay derecho. A ese paso, lo que de verdad estará en peligro de extinción es el cariño por los de mi casa. Voy a ser más hermano de mis hermanos y más hijo, más cariñoso, con mis papás. Me voy a interesar más en la ecología familiar.

u Save the planet (mi familia)!

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! (Mt 23, 25).

Creo, Jesús, que un buen comienzo para vivir una caridad auténtica en mi casa es comenzar por el principio. Ya sé que suena como a “subir arriba” o “bajar a abajo”, pero para iniciar hay que irse al inicio: primero, amar a Dios sobre todas las cosas. Ha llegado el momento de una buena limpiadita por dentro con la confesión sacramental, y comulgar.

u Ecología de la buena: tener siempre libre de basura el alma.

Propósito: Ser ecologista.













lunes, 22 de agosto de 2011

Vivir en verdad

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas! (Mt 23, 13).

Jesús, ya veo que la hipocresía te pone mal. Tienes razón, a nadie le gusta que lo engañen. Me da pena decírtelo pero yo a veces también soy un poco doble cara. Me doy cuenta porque me encanta que mis papás le cuentan a las visitas que hago oración o que recibo formación espiritual, pero cuando dejo de rezar engañándome al ponerme a hacer otras cosas, me cae mal que me lo hagan ver. Más cuando me señalan que en el fondo es pereza. ¿Pereza, yo? No es pereza, me digo, es que tengo mucho qué hacer. En el fondo tienen razón.

u Ayúdame, Jesús, a no engañarme ni engañar.

¡Ay de vosotros, guías ciegos! (Mt 23, 16).

Una vez se nos ocurrió ir de excursión a un volcán sin saber bien el camino. Uno de los que iba con nosotros sacó a relucir sus dotes de buena orientación, y nos pidió que confiáramos en su guía. Para darnos más seguridad, sacó un GPS de su mochila. Nos llevo por un camino que terminó en un tope que no llegaba a ninguna parte. Pasamos tanto tiempo perdidos, que al final nos tuvimos que comer el almuerzo tardísimo a la orilla de la carretera, y sin volcán nos volvimos a casa. Varios días después nos enteramos que aquella había sido la primera excursión de nuestro “guía”. Jesús, a mí a veces me pasa algo parecido. Creo que yo solito me voy a guiar en mi vida espiritual y no me dejo aconsejar.

u Usar el GPS de la dirección espiritual.

Propósito: No dejar de hablar esta semana con mi director espiritual.













domingo, 21 de agosto de 2011

Con la cabeza y el corazón en Roma

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15).

¿Quién digo yo que eres tú, Jesús? Me pongo delante de tu presencia y me quedo mudo de sólo imaginar que el Hijo de Dios está delante de mí. Los pobres apóstoles, al principio, a duras penas lo sospechaban. Ante tu pregunta, Jesús, Pedro no se muerde la lengua y declara sin ninguna vergüenza lo primero que se le ocurre: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Me recuerda cuando, en la clase, el profesor lanza una pregunta y todos comienzan a decir lo primero que se les ocurre, hasta que alguno, de chiripa, acierta. No sé si lo de Pedro fue o no chiripa, pero está claro que el Espíritu Santo lo ayudó. Yo sé quién eres Jesús, pero lo que sé con la cabeza, a veces no lo sigue mi corazón.

u Espíritu Santo, sóplame al oído, para caer en la cuenta delante de quién estoy cuando llego al oratorio.

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará (Mt 16, 18).

Se me va la cabeza para Roma (Virgencita, que algún día pueda ir). He visto en la tele la Basílica de San Pedro. Era el día de la beatificación del gran Papa Juan Pablo II. Todavía me acuerdo de la alegría que se le veía en la cara a Benedicto XVI. ¡Qué gusto da saber que esa es mi Iglesia! Y qué alegría me da pensar que a pesar de lo tremendo que a veces soy, aquí me tienes y me cuidas.

u Gracias, Jesús, por la Iglesia y por el Papa.

Propósito: rezar por el Papa













sábado, 20 de agosto de 2011

El goleador humilde

El primero entre vosotros será vuestro servidor (Mt 23, 11).

Jesús, como dice la canción “no hay que llegar primero sino que hay que saber llegar”. A veces quiero ser el primero en todo. Cuando tengo la pelota en los partidos, estoy 100% seguro que voy a anotar. No la paso porque siento que los otros van a echar a perder el gol. Sigo solo, disparo con todas mis fuerzas y al final: no entra en la portería. Me lamento exageradamente, como los de la tele, mientras escucho a lo lejos lo de siempre ¡por qué no me la pasaste, estaba solo! ¿Por qué no la pasé?, Tú lo sabes Jesús, fue por egoísta. En vez de jugar para el equipo, juego para mi lucimiento personal. Ya sé que no soy el mejor, pero a veces me engaño.

u Saber servir es saber pasar la bola para que otro eche el gol.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Mt 23, 12).

Tengo un amigo que no juega bien pero nunca falta a un partido. No sabe crear jugadas, pero es obediente y sigue instrucciones. Casi siempre falla los tiros a gol, pero de vez en cuando anota. Siempre me ha llamado la atención como celebra esos goles. Se alegra por el equipo, por el resultado, pero no se pone creído porque haya anotado. Es malo jugando, lo sabe y por eso se lo pasa bien. Da gusto que venga a jugar, porque no juega con el equipo sino para el equipo. Creo que eso es humildad, saber quién eres, actuar en consecuencia y ser feliz.

u Dejar jugar a todos y aprender.

Propósito: Más pases, más goles, menos egoísmo.













viernes, 19 de agosto de 2011

Poner todo el corazón

Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser» (Mt 22, 36-37).

Jesús, qué fácil es decirte te quiero. No te lo digo tan seguido porque a veces me da pena. Sobre todo después de que no me he portado muy bien que digamos. ¿Cómo voy a decirte “te quiero” si no lo muestro con las obras? Y si resulta que como te digo pocas cosas a lo largo del día, es por eso que después no me porto bien. Quizá ésta podría ser mi primera buena obra, decirte muchas veces en el día que te quiero. Me suena que a esto se le llama, tener presencia de Dios.

u ¡Jesús, te quiero! Ahora díselo pero de corazón.

El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 39).

Si el segundo es semejante al primero, significa que también al prójimo habrá que quererlo con “todo el corazón”. Siempre me ha llamado la atención cómo mi mamá quiere a mis hermanos. A veces, hasta me da envidia. ¿Por qué no me alegro de que los quieran? Quizá porque mi corazón me lo quiero guardar por completo para mí y no lo quiero dar a nadie. Cuando quiera de verdad a los demás, me alegrarán sus alegrías, sus éxitos…, y también me dolerán sus dolores y esto, aunque parezca contradictorio, me hará feliz.

u Me voy a examinar un poquito, no sea que mis pleitos con mis hermanos a veces sean por envidia.

Propósito: Alegrarme de algo bueno que le pasó a otro.













jueves, 18 de agosto de 2011

Se aburren los aburridos

El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir (Mt 22, 3).

Jesús, la vez pasada me regañó mi mamá porque me tardaba mucho en arreglarme y ya íbamos tarde. Me atrasé porque la verdad no quería ir. Era una fiesta de gente grande y no iba haber ningún amigo mío de mi edad. Le dije a mi mamá que iba a estar aburrido porque no conocía a nadie. Me explicó que me aburriría si sólo estaba pensando en mí y no me interesaba por los demás, aunque no los conociera. Imagino que a los de la parábola les pasó igual, se perdieron el banquete del Rey quizá porque pensaron que iba a estar aburrido. Y pensar que muchas veces el Rey que invita eres tú, Jesús.

u Que nunca salga de mi boca “¡qué aburrido!”

Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda (Mt 22, 9).

Jesús, ahora voy entendiendo, la clave para no aburrirse está en pensar en los demás. ¿Y si no los conozco? Da igual, ya los conoceré. Si no, cómo voy a tener más amigos. Si no cambio, terminaré saliendo siempre con el mismo grupito, y a la hora de hacer apostolado, van a ser contaditos con los dedos de las manos las personas a las que podré llevar a Dios.

u Voy a dejarme de timideces egoístas y voy a conocer más gente.

Propósito: Hacer un nuevo amigo













miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuidar los estudios

Vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: –Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido. Ellos fueron. (Mt 19, 3-4).

Jesús, a mí también me gustaría trabajar en tu viña. No soy muy diestro con las herramientas de campo porque soy de ciudad. He crecido entre humo de buses y asfalto. Pero si me enseñas, de seguro que te seré de ayuda. Sé que quizá al escuchar estos deseos míos me digas, mi viña también es tu colegio, tu casa, tu cuarto. ¿Quieres trabajar conmigo?, este es tu encargo: haz tus deberes, cumple con tu encargo, ordena tu cuarto. Jesús, y si hago todo eso, ¿me pagarás, como a los trabajadores de la parábola? Se me viene a la cabeza una partecita del Evangelio de ayer “cien veces más y heredar la vida eterna”

u Si la viña del Señor fuera mi colegio, seguro que las uvas tendrían que ser mis notas. Voy a trabajar bien esta viña.

Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos (Mt 19, 16).

Un día se me ocurrió decirles eso a mis papás después de enseñarles una mala nota. Me habían dicho que como siguiera así, iba terminar de último en la clase. Jesús, bien se ve que tú muchas veces me hablas a través de mis papás. Me contestaron: por eso mismo, como los últimos serán los primeros, menos videojuegos y a estudiar.

u Ser de los primeros aunque antes haya sido “último”.

Propósito: Estudiar. Así de sencillo, sin más teorías.













martes, 16 de agosto de 2011

Darlo todo

Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos (Mt 19, 25).

Hace unos días vi a mi abuelita cosiendo. Me pidió que le enhebrara la aguja porque era tarde y ya no veía muy bien. No pude. Al final lo terminó haciendo ella. Ahora pienso, ¡y un camello! Ni mi abuela. No quiero ser de esos “ricos” cara-de-camello de los que habla el Evangelio, Jesús. Y aunque no tengo muchas propiedades a mi nombre, sí que llamo a muchas cosas “mías” y hay de aquel que me las agarre.

u ¿No podría ser más generoso y prestar mis cosas con más facilidad?

El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna (Mt 19, 29).

Si a veces me cuesta tanto prestar las cosas, Jesús, ¿qué pasaría si tú me lo pidieras todo? Me mareo sólo de pensarlo. Tener que dejar el iPod, el carro, la bici, la tele, la laptop, mi camiseta del Madrid (sí soy del Madrid y ¿qué?), y un largo etc. Un día le comencé a preguntar a un sacerdote si podía él ir al cine, si podía ir a bailar a fiestas, si podía ir a… Me paró, y me preguntó: ¿por qué te aflige tanto lo que se deja por Jesús? Piensa más en lo que Él te da. “Cien veces más y la vida eterna”, ¿te parece poco a cambio de lo que dejas? No sabía que contestar.

u Tengo que pensar más en lo que gano que en lo que dejo a la hora de seguir a Jesús.

Propósito: prestar algo a alguien… o mejor aún, ¡regalar!













lunes, 15 de agosto de 2011

Asunción de la Virgen “Ha hecho en mí cosas grandes”

María exclamó: Glorifica mi alma al Señor, y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador (Lc 1, 46).

Hoy celebramos que María llegó al cielo, y como el Evangelio sólo nos narra la vida terrena tuya, Jesús, no se nos cuenta ese gran día. Oímos en Misa el encuentro de María y su prima Santa Isabel. Tú, Señor, no lo viste, porque ibas en el seno purísimo de tu Madre. Pero si ese día fue alegre infinitamente más lo fue el día que la recibiste en el Cielo, con su cuerpo y con su alma. ¡Cómo ibas a permitir que, al acabar su vida enterraran su cuerpo, el cuerpo que te había llevado! Por eso te alegra tanto que queramos a la Virgen y que la saquemos de procesión, y que quememos cohetes y vayamos a Misa hoy con nuestras mejores galas. Pero lo que más les alegra a los dos es que mi alma glorifique al Señor viviendo en Gracia.

u Pregunta a María qué le dijo a Jesús al llegar al Cielo.

Porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso, cuyo nombre es Santo. (…) Derribó a los poderosos de su trono y ensalzó a los humildes (Lc 1, 49.52).

Madre de Jesús y Madre nuestra, Tú eres la más humilde y por eso Dios te escogió y te llevó a lo alto del Cielo. Allí estás preparándonos un lugar. ¡Qué mala es la soberbia! Lo que pasa es que tantas veces no me doy cuenta de que tengo un “ego” inmenso, y pienso que todo lo hago bien, que soy yo el que siempre lleva la razón y nunca pido perdón.

u Dile a la Virgen que te enseñe a ser humilde.

Propósito: Ejercitarme en la humildad.













domingo, 14 de agosto de 2011

Arrancar milagros versión 2.0

Ella, no obstante, se acercó y se postró ante él diciendo: ¡Señor, ayúdame! (Mt 15, 25).

Vuelve aparecer este evangelio, Jesús, en este mes. Y te vuelvo a pedir la fortaleza para poder arrancarte milagros para mi familia, para mis amigos, para esta sociedad. Pero el primer milagro que te quiero pedir es para mí. Ayúdame a tener una cabeza de hielo, un corazón de fuego y unos brazos de hierro. Que no sea una gelatina que al primer desánimo o tropiezo tire la toalla.

u Sigue hablando por tu cuenta pero como el que quiere arrancarle un milagro a Jesús.

Pero ella dijo: Es verdad, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de las mesas de sus amos. Entonces Jesús le respondió: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase como tú quieres. Y quedó sana su hija en aquel instante. (Mt 15, 27-28).

Ya te lo dije hace unos días, Jesús, pero vuelvo a repetirlo: ¡Qué bárbara esta mujer! Yo quiero una fe así que empape mi cabeza, mi corazón y mis brazos. Una fe que me fortalezca. Pero no lo quiero sólo para ser mejor o sentirme a gusto conmigo mismo. Quiero una fe fuerte para poder ayudar a los demás y arrancarte los milagros para otros. Para llegar al cielo, volando muy alto, cargado de muchos corazones que te amen.

u Cuéntale a Jesús los milagros que le quieres arrancar.

Propósito: Arrancar milagros.













sábado, 13 de agosto de 2011

Oasis

Entonces le presentaron unos niños, para que les impusiera las manos y orase… (Mt 19, 13).

Tan atrayente es tu persona, Jesús, que las mamás querían que les impusieras las manos y les dieras una bendición a sus niños. Me ha contado el sacerdote del colegio que el Papa Benedicto escribió que los que se encuentran junto a Ti son como un oasis, un lugar donde hay agua y descanso en medio del desierto de este mundo. Y es que los buenos atraen y los malos repelen. Yo quiero estar muy cerca de Ti y atraer muchas almas que luego te amen. ¡Qué envidia, Jesús, me dan estos güiros! Aunque, pensándolo bien, más cerca que en la Comunión, imposible. Quiero aprender a volar en tu Amor.

u Habla con Jesús sobre cómo puedes unirte más a Él.

Y después de imponerles las manos, se marchó de allí (Mt 19, 15).

Jesús, lo que te interesa es unir a la gente con Dios Padre. Una vez que les impones las manos y rezas por ellos, sigues adelante en tu camino. Lo que quieres es que amen a Dios Padre como le amas Tú. Y yo, como te lo he contado tantas veces, cada vez que hago algo bueno quiero reconocimiento y agradecimiento. Me pongo hasta inflado de orgullo y placer de saber que he hecho algo bueno. Jesús, yo quiero unirme a Ti y trabajar con la intención recta de sólo querer unir a los demás con Dios Padre. Quiero ser un oasis para los demás, pero por puro amor a Ti.

u ¿Qué puedo hacer para unir a los demás con Dios? HOY

Propósito: Ser un oasis o al menos un pozo de agua fresca.













viernes, 12 de agosto de 2011

Cabeza dura

Él les respondió: Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres a causa de la dureza de vuestro corazón; pero al principio no fue así (Mt 19, 8).

Esos fariseos eran unos necios. Pero yo no soy quien para criticarlos. A mi, Jesús, cuando se me atraviesa algo entre ceja y ceja me pongo como disco rayado: quiero MAC, quiero MAC, quiero MAC… Hasta que consigo lo que pido. Mi mamá me dice por eso que si alguna vez me peleo que use la cabeza, no para pensar, si no que reparta cabezazos porque es lo más duro que tengo. Yo no quiero ser un necio contigo Jesús y volverme duro de corazón. Quiero saber escucharte en la oración, en los consejos de la confesión y especialmente al momento de comulgar.

u ¿En qué tipo de situaciones me pongo necio?

Quien sea capaz de entender, que entienda (Mt 19, 12).

Más claro sólo el agua embotellada. Jesús, entiendo que si uno lucha por no ser necio, estar abierto a la verdad, acaba comprendiendo tu doctrina. Por eso aquello del refrán: no hay peor sordo que el que no quiere oír. Jesús, te lo vuelvo a pedir, que no me haga el sordo con lo que me vas pidiendo en la oración. Y que sepa preguntar aquello que no entiendo, que no sea como el avestruz que cuentan que cuando ve un peligro esconde la cabeza en un hoyo en la tierra. Que aprenda a volar en tu Amor y le enseñe a otros a volar.

u Platícale a Jesús si te estás haciendo el sordo con alguna cosa.

Propósito: Lavarme bien las orejas para oír a Dios.













jueves, 11 de agosto de 2011

Telenovelas

Entonces, acercándose Pedro, le preguntó: Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano, cuando peque contra mí? ¿Hasta siete? (Mt 18, 21).

Pedro pregunta esto no de manera teórica, sino que lo más seguro es que se había enojado con alguno. Como te lo he contado antes, Jesús, muchas veces perdono sólo de los dientes para afuera. Porque luego ando dando vueltas al pleito, me imagino lo que pude haber contestado, lo que le diría si se me vuelve acercar, la carita que le pondría si me pide perdón, etc. En fin, que digo que perdono pero no olvido y luego produzco y dirijo una telenovela digna de ser emitida a una gran audiencia. Jesús, dame un corazón limpio que sepa amar y perdonar.

u ¿Tienes algún rencorcillo contra alguien? Cuéntale a Jesús.

¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo la he tenido de ti? (Mt 18, 33).

Jesús, he estado haciendo números: si me confieso al menos una vez por semana, al año son 52 veces que me perdonas de las mismas barrabasadas. ¡Eso es un montón! Y lo que sorprende es que ni Tú ni el sacerdote se parecen cansar de perdonar. Quiero agradecerte la confesión y llevarte a muchos amigos para que no andemos de protagonistas de telenovelas. Y que nunca falten sacerdotes con tiempo para perdonar como Tú hacías en Galilea, como Tú quieres seguir haciendo en el mundo entero.

u Aprovecha y prepara tu próxima confesión.

Propósito: No ser actor ni productor de telenovelas.