jueves, 18 de diciembre de 2014

Tiempo para oír mucho

He aquí que un ángel del Señor se la apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo (Mt 1, 20-24)
Dicen que “no hay peor sordo que el que no quiere oír”; también se podría decir lo contrario, porque José quería hacer la voluntad de Dios, pero no sabía cuál era. Veía que Dios estaba interviniendo porque María –ese pe­dacito de cielo en la tierra– espera un Hijo. Y José seguro que te acordaste de las profecías “la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien lla­marán Emmanuel” y piensas que seguramente tú sobras. Pero no, Dios te quiere para que cuides de su Hijo y le des la figura paterna en la tierra a Jesús y así los cuides.
►Recibe una tutoría de José (Pepe) de “oír a Dios”.
Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que la virgen conce­birá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros. (Mt 1, 22-23)
Ya mero, este sábado Navidad. Pero yo quiero Jesús que sea Navidad en todas la casas y los pueblos del mundo todos los días del año, que te dejemos nacer, que seas nuestro “Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros”. Yo, al menos, intentaré no sacarte por culpa de mis pecados. Voy a intentar estar muy alegre y contagiar la alegría a mi familia.
►Repítele: Emmanuel, Manuel, Manolo… siempre conmigo.

Propósito: Estar siempre con los tres, con Jesús, María y José.