domingo, 31 de mayo de 2020

Pentecostés: Ven Espíritu Santo


Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con al­gunas mujeres y con María, la madre de Jesús (Hch 1,14).
Para que venga el Espíritu Santo es necesaria la oración, junto a María: “Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz. Ven, padre de los pobres, ven, dador de gracias, ven luz de los corazones. Consolador magnífico”. La Virgen quiere dejarte un regalo, al Espíritu Santo: “dulce huésped del alma, dulce refrigerio. Descanso en la fatiga, brisa en el estío, consuelo en el llanto ¡Oh luz santísima! Llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles”.
► Pídele con mucha fuerza al Espíritu Santo un amor ardiente a Dios y que seas muy apostólico.
Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se re­partían posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo (Hch 2, 2-3).
El calor es el fuego del Espíritu que arde en nuestros corazones: “Lava lo que está manchado, riega lo que está árido, sana lo que está herido. Dobla lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está extraviado. Concede a tus fieles, que en Ti confían tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna”.
► Atrévete a decirle al Espíritu Santo que te haga arder en amor a Dios y los demás.
Propósito: Rezar la oración de San Josemaría al Espíritu Santo.

sábado, 30 de mayo de 2020

Señor ¿Y éste qué?... ¿A ti qué? Tú sígueme


Volviéndose Pedro, vio que le seguía el discípulo a quien Jesús amaba, (…) Pedro dice a Jesús: «Señor y éste ¿qué?» (Jn 21,20-21).
Es lógico. San Pedro quería al chico, y Juan -es él mismo quien nos lo cuenta-, lo notó. Jesús, yo también quiero a mis amigos, como Pedro quería a Juan; y también noto que esa amistad me hace vulnerable: me duelen sus dolores, me pesan sus pesares pero también me alegran y comparto sus alegrías. Jesús, lo bueno de ser tu amigo es que también mis amigos son tus amigos. Y en la oración repaso mis amistades y te pregunto: Señor y éste ¿qué? y el otro y el de más allá, y aquella…
► No soy ni Iron man ni nada, yo soy vulnerable a las necesidades de los demás
Jesús le respondió: «Si quiero que éste se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme» (Jn 20,22).
¿Dónde va Vicente?... Donde va la gente. ¡Pobre Vicente!; no tiene personalidad. Lo de menos es llamarse Vicente, Juan o Pedro. Jesús, que no esté tan pendiente de lo que hacen o dejen de hacer, digan o dejen de decir los demás. No quiero ser una marioneta en sus manos. ¡Tengo personalidad! Por eso a mí también me dices: ¿A ti qué? Tú sígueme. Jesús, quiero estar siempre contigo.
► ¿Tengo personalidad o soy carreta?
Propósito: tener personalidad.

viernes, 29 de mayo de 2020

¡Saltad, gritad, vitoread!


«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?» Él le contestó: «Si, Señor, tu sabes que te quiero» (Jn 21, 15-17).
Hace unos días la Iglesia celebró a San Pascual Bailón. Es uno de mis santos predilectos. Sobre todo por lo de Bailón. O ¿es qué para ser santo hay que tener la cara triste y aburrida? ¿Y Jesús, bailaba…? Pues claro que sí: primero entre los brazos amorosos de su madre mientras le dormía; después, en la plaza con sus amigos. Hemos tocado la flauta y no habéis bailado… y por último, en el Vía Crucis, tambaleándose, bien agarrado a la Cruz.
► Y yo, cuando bailo, ¿le dejo sitio a Dios?
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» (Jn 21, 19).
Aquella chica que sin buscarlo, en una encerrona de sus malas amigas, se vio metida en una pista de baile entre los brazos de un chico pulpo. Como este se arrimaba demasiado le dice: —Oye, ¿tú crees en Dios? —Pues, si, claro. —Pues vamos a dejarle sitio, ¿vale? Decía San Agustín que el que canta reza dos veces. ¿Y el que baila? Pues el que baila… ¡El que baila –afirmaba Juan Pablo II– reza tres veces! Pedid lo que queráis y se os concederá.
► ¿Me divierto dejándole siempre sitio a Jesús?
Propósito: bailar al Niño Jesús.

jueves, 28 de mayo de 2020

Jamás se ha oído decir...


Padre, este es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria” (Jn 17, 24).
Aquel niño travieso ¡qué bien conocía a su madre! Cada vez que cometía alguna fechoría, alguna “barrabasada”, no esperaba a ser descubierto sino que, corriendo buscaba a su madre: —Mamá, mamá… Ésta, asustada por los gritos, acudía presurosa: ¿Qué pasa hijo mío? ¿Qué sucede? —Mama, “bonita”… Y la madre, de golpe, lo entendía todo. Hoy todavía estamos en el mes de mayo. Ya nos queda poco… ¿De qué lío me puede sacar la Virgen? Pídele que te auxilie ¿No es acaso tu Madre?
► Cuando estés en apuros y cuando no, acudiré a mi Madre.
Padre santo, no sólo te pido por ellos, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno (Jn 17,20).
Siempre lo es, pero hoy, de forma especial, es la ocasión de rezar muchas veces el Acordaos, un “auténtico chantaje” a la Virgen: Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre…
► Pide a la Virgen que auxilie también a personas a las que quieres.
Propósito: rezar Acordaos.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Amar al mundo “apasionadamente”


No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. (Jn 17, 15).
Jesús, me gustan las hamburguesas (con kétchup) y las puestas de sol, y ver a las hormigas todas en hilera, y me muero de risa con los chistes de mi hermano. Jesús, me gustan las carreras de motos y el baile y hacer castillos de arena en la playa. Jesús, me gusta silbar, volar cometas, hacer bombas de jabón, jugar a “policía y ladrones”…. Jesús, me gustan tantas cosas del mundo en el que vivo, y sé que a ti también te gustan. Jesús, es en medio del mundo, donde te encuentro: en la piscina, en el patio del colegio, y en mi alma en gracia.
► Pide a Jesús amar apasionadamente al mundo.
Padre, como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. (…) para que también ellos sean santificados en la verdad. (Jn 17, 18-19).
Jesús, me encantan esas palabras de San Josemaría: Allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo (…). En la línea del horizonte, hijos míos, parece unirse el cielo y la tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es vuestros corazones, cuando vivís santamente la vida ordinaria. Jesús mío, es en mi corazón, en las cosas que amo tanto, el sitio donde te encuentro, donde se unen el cielo y la tierra.
► Di a Jesús que quieres ser santo y pasártelo “super bien”
Propósito: ¡quiero ser santo!

martes, 26 de mayo de 2020

Gloria a Cristo Jesús, Cielos y tierra bendecid al Señor


Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique (Jn 17, 1).
¡Faltan cinco minutos!; ¡Es la hora…! Avisa en clase el encargado con puntualidad suiza. También Jesús avisa a su Padre: Padre, ha llegado la hora… Todo llega, es cuestión de tiempo: hay tiempo para reír y tiem­po para llorar; tiempo para sembrar y tiempo para cosechar; tiempo para trabajar y tiempo para descansar… Todo tiene su tiempo y Dios su eternidad. Padre, ha llegado la hora… El Hijo, el Padre junto al Espíritu Santo serán eternamente glorificados por los coros de los Ángeles, de los Santos y, aunque desafino un poco, también por mí.
► Jesús, que aproveche el tiempo. Esto se acaba, y no hay quien lo pare...
Tuyos eran, me los confiaste y han guardado tu palabra. (…) Yo ruego por ellos; (…) he sido glorificado en ellos (Jn 17, 6.9.10).
Cuando hablan bien de mí, y lo oigo me pongo colorado. Jesús, gracias por los piropos: han guardado tu palabra; he sido glorificado en ellos. ¡Qué otra cosa voy a hacer, sino! Que toda mi vida sea guardar tu pala­bra y darte gloria por los siglos de los siglos. Amén.
► Termina diciendo que quieres glorificar a Jesús con tu santidad.
Propósito: aprovechar el tiempo.

lunes, 25 de mayo de 2020

Confiad, Yo he vencido al mundo


Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo” (Jn 16, 32).
Jesús, el mes de mayo se me ha pasado volando. ¡Qué buen mes de mayo! Dentro de nada llega junio con las vacaciones, y se cumplirá eso de Llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado. Pero lo que no es cierto es eso otro de que me dejaréis solo. Tú nunca estás solo, porque el Padre está siempre contigo, y yo…¡también! Aunque me vaya de vacaciones a Cancún te llevaré conmigo.
► Dile a Jesús que nunca le dejarás. Jamás. Díselo muchas veces.
En el mundo tendréis tribulación, pero confiad: yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).
Jesús, son los exámenes lo que me da un poco de miedo. ¿Lo sabré todo? ¿Me dará tiempo a estudiar? ¿Sacaré buenas notas? Pero lo peor es que me pongo nervioso y trato con dureza a los que me rodean. Ni contesto el teléfono, ni abro la puerta. Me encierro en lo mío y a los de­más… En el mundo tendréis tribulación… y exámenes. Jesús, Tu tam­bién ¿vences a los exámenes?
► Dile a Jesús que durante los exámenes, vas a ser más cariñoso.
Propósito: además de estudiar mucho, repetir: Virgen Santa, Virgen Pura, haz que apruebe esta asignatura.

domingo, 24 de mayo de 2020

La Ascensión del Señor. Cambiar el clima interior


Se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará» (Mc 16,15).
Aquel montañero poeta, un día de Pascua, se conmovió al ver des­puntar, entre las rocas y la nieve el brote de una flor tierna y elegante: “como un estallido de vida, cientos de estallidos”, decía. El asombroso descubrimiento le acompañó hasta la cumbre mientras consideraba: El Cristianismo es mucho más que un código de comportamientos éticos, que una ideología o un mensaje filosófico. Para mí es como esa flor en la nieve: Cristo que vive, hoy y siempre. Cristo continuamente resucitando en los corazones de los hombres. Jesús, resquebraja el hielo que cubre mi vida, resucita en mi corazón (Julián Herranz, “Los atajos del silencio”).
► Dile a Jesús que te aplique las “maniobras de resucitación cardiaca”.
Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes (Mc 16,20).
Jesús, ayúdame a pregonar el Evangelio. Que Cristo viva, ¡resucite!, en el corazón de tantos de mis amigos, de mi familia, de mis compañeros. Con tu Gracia y el fuego de mi amor provocaré el deshielo. Será una nueva primavera del Cristianismo.
► Pide a Jesús un “Cambio Climático” que deshiele los corazones.
Propósito: facilitar el cambio climático.

sábado, 23 de mayo de 2020

Gracias Dios, mío; Gracias


El Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado (Jn 16, 27).
Primera Comunión de aquella niña, llena de ilusión -como tantas otras que estos días, también hoy, por 1ª vez comulgarán-, que con feliz equivocación rezaba la Comunión Espiritual: Yo quisiera Señor, recibiros, con aquella pureza, humildad y EMOCIÓN, con que... Y yo ¿me sigo emocionando cada vez que comulgo? No es tanto el sentimiento sino el Amor que encuentro: el amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
► Pide a Jesús por las que hacen su 1º Comunión y los que ya llevamos años
Salí del Padre y vine al mundo oído (Jn 16, 28).
Gracias Señor por la Aurora / Gracias por el nuevo día / Gracias por la Eucaristía / Gracias por nuestra Señora, rezarán quizá hoy tantos niños al comulgar por 1º vez. Y yo también te quiero dar gracias: gracias Jesús por quedarte, por poder recibirte, por comerte, por aguantarme, por esperarme, por perdonarme, por crearme, por redimirme, por consolarme, por mis papás, por mis abuelos, por mis hermanos, por mis amigos, por mi colegio, por mis enfermedades, por mis…¿¡pecados!? Pues también, porque son la ocasión de arrepentirme y alcanzar tu perdón. Gracias Dios mío, gracias por tantas cosas, y gracias… por tu Madre.
► Piensa que más le puedes decir a Jesús en tu próxima comunión.
Propósito: emocionarme, otra vez, al comulgar.

viernes, 22 de mayo de 2020

Visitación de Nuestra Señora. Servidores de vuestra alegría


Por aquellos días, María se levantó, y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá (Lc 1, 39).
María, ¿estás contenta? Yo, un montón. Muchas gracias, Madre mía, por tantas cosas buenas. Durante todo este mes de mayo me has llevado de tu mano, de sábado en sábado y tantas fiestas tuyas. He hecho Romerías, he rezado Rosarios, he saludado con cariño tus imágenes... Ahora, después de todos estos días contigo, soy más amigo de tu Hijo. Pero antes de acabar el mes la traca final, la Fiesta de la Visitación.
► Agradece a la Virgen tantas gracias recibidas en el mes de Mayo.
Y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo (Lc 1, 40-41).
Madre mía, hoy me enseñas el espíritu de servicio. ¿Qué es lo que haces cuando te enteras que vas a ser la Madre de Dios?... Te vas corriendo a ayudar a tu prima Santa Isabel. Y eso que vivía bastante lejos. Yo, Virgen Santa, hago el propósito de no andarme con remilgos. Voy a poner la mesa sin que me lo digan, y ayudar a mis hermanos, y ordenar la habitación, y cambiar el agua a la tortuga y, después… como San Juan Bautista nonnato, saltar de gozo.
► Como dice San Pablo a los de Corintio, yo también seré: servidor de vuestra alegría (Cor 1, 24).
Propósito: Después de servir mucho… saltar de gozo.

jueves, 21 de mayo de 2020

Te adoro con devoción Dios escondido


Dentro de un poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. Sus discípulos se decían unos a otros: ¿Qué es esto? (…) No sabemos lo que dice (Jn 16, 16.18).
Hay veces que pierdo la paciencia con tus discípulos, me desesperan, no se enteran ni se dan cuenta: No sabemos lo que dice… Las palabras de Jesús las entienden hasta los niños pequeños: Jesús les estás hablan­do de tu juego preferido, el ESCONDITE: Dentro de un poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. Jesús, como te gusta jugar al escondite. ¡Eres un campeón! ¡Qué bien te escondes!: en el sagrario, en los demás. La delicia de Dios es jugar con los hijos de los hombres. Y si Dios quiere jugar conmigo, pues yo, a divertirme.
► Intenta descubrir los “escondites preferidos” de Jesús.
Conoció Jesús que querían preguntarle (Jn 16, 19).
Jesús, yo, a veces, tampoco te entiendo; y en vez de preguntarte, me dirijo a otras personas que no me saben dar respuestas. Jesús, que acu­da a Ti. ¡Cómo te gusta que te pregunte! Como me conoces muy bien, siempre me das la respuesta adecuada. Y me hablas en todo mo­mento, pero sobre todo, me das tus mejores respuestas en la oración y después de la Comunión.
► Pregúntale a Jesús algo que no entiendas y terminas la oración.
Propósito: ser preguntón.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Ven Espíritu Santo y guía mi corazón


Cuando venga Aquél, el Espíritu de la verdad, os guiará hacia toda la verdad (Jn 16, 13).
Multitud de rutas en el cielo y en el mar. Miles de kilómetros en senderos, caminos y autopistas. Todos llevan a algún lugar. Algu-nos… a ninguna parte. Hay caminos que, después de muchas vueltas, regresan al mismo sitio. También hay calles sin salida. Pienso en mi vida, en lo que quiero conseguir, mis planes, mis proyectos… ¿Se quedarán sólo en sueños? Veo a tantos que se han quedado en la cuneta, que han tropezado y no han sido ca-paces de levantarse. Y, ¿no me sucederá a mi lo mismo? Jesús, hoy me enseñas que el Espíritu de la verdad, os guiará hacia toda la verdad. Me hace falta un guía, alguien que me oriente en la vida.
► El espíritu de Verdad habla a través de personas ¿Tengo director espiritual?
Todavía tengo que deciros muchas cosas, pero no podéis sobrellevarlas ahora (Jn 16, 12).
Virgen Santa a Jesús recién nacido no le dabas filetes. Como buena madre, al principio lo alimentabas con leche, después papillas, más tarde cereales, fruta, y al final… los filetes. Cada alimento en su momento. Tengo que deciros muchas cosas, pero no podéis sobrellevarlas ahora. En la dirección espiritual también todo tiene su momento.
► Jesús, ayúdame a no meter prisa al Espíritu Santo. Todo llegará.
Propósito: tener director espiritual.

martes, 19 de mayo de 2020

Descanso en la fatiga, brisa en el estío


Dijo Jesús a sus discípulos: Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? (Jn 16, 5).
Jesús, realmente tus discípulos estaban bastante dormidos. Ninguno se atreve a preguntarte, pero yo sí. Vamos a ver, ¿a dónde vas…? —Con el Padre, ¿verdad…? —Algo me sospe-chaba. Siempre nos estás hablando del Padre a quien quieres con locura. Siempre quieres cumplir su Voluntad, pero ¿Qué va a ser de nosotros? Jesús, ¿Quién llenará tu ausencia? ¡No nos dejes solos!
► Pide a Jesús que nos mande a alguien como Él, que sea todo Amor. ¿Es posible?
Os conviene que me vaya, pues si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros (Jn 16,7).
Jesús, siempre me resulta difícil tratar al Espíritu Santo, al Gran Desconocido. A ti te veo, más o menos, escondido en la Eucaris-tía, pero a un espíritu… es difícil querer, no se le puede abrazar... Y es que no es tanto cómo es sino cómo actúa. El Espíritu Santo actúa, para entendernos, como el aire acondicionado del alma: dulce huésped del alma, dulce refrigerio. Descanso en la fatiga, brisa en el estío. O quizá mejor como el aire climatizado del alma, porque también da calor y humedad: riega lo que está árido, sana lo que está enfermo. Doblega lo que está rígido, calienta lo que está frío (cfr. Secuencia del Espíritu Santo).
► Acude a Dios Espíritu Santo para que aclimate tu alma.
Propósito: hacer del Gran Desconocido, el Santificador de tu alma.

lunes, 18 de mayo de 2020

Ven, oh Espíritu Santo


Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mi» (Jn 15,26).
Jesús, ¡qué difícil es entenderte! ¡Cuánto te echamos de menos! ¿Por qué no te quedaste? Como a tus discípulos me gustaría tanto sentir tu mirada de cariño, oír mi nombre en tu voz, recono-cer tu risa y tu caminar. ¿Por qué no te has quedado? Os conviene que me vaya, pues si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros (Jn 16,7). Jesús mío, siempre haces lo que más nos conviene. Cada día seré más amigo del Espíritu Santo que me hablará de Ti y del Padre.
► ¿Conozco al Espíritu Santo? Dile a Jesús que “te lo presente”.
«Cuando venga el Defensor, que os enviaré» (Jn 15,26).
Con San Josemaría reza al Espíritu Santo preparándote para Pentecostés: Ven, oh Espíritu Santo! Ilumina mi entendimiento para conocer tus mandatos; fortalece mi corazón contra las insi-dias del enemigo; inflama mi voluntad… He oído tu voz, y, no quiero endurecerme y resistir diciendo: Después..., mañana. Nunc coepi! ¡Ahora! No vaya a ser que el mañana me falte. ¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría. Espíritu de entendimiento y de consejo. Espíritu de gozo y de paz! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras…
► “Saborea” la Oración al Espíritu Santo y luego terminas
Propósito: conocer mejor al Espíritu Santo.

domingo, 17 de mayo de 2020

Vergüenza solo para pecar


Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siem­pre con vosotros, el Espíritu de la Verdad (Jn 14, 16).
Siendo niño, Karol Wojtyla, recuerda que: un día, mi padre me dio un libro de oraciones en el que se encontraba la Oración al Espíritu Santo. Me dijo que la rezara cada día. Por eso, desde aquel momento, procuro hacer­lo. Entonces comprendí por primera vez qué significan las palabras de Cristo a la samaritana sobre los verdaderos adoradores de Dios, sobre los que lo adoran en Espíritu y verdad (Jn 4,23). Como San Juan Pablo II, yo también, puedo repetir: ¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría. Espíritu de entendimiento y de consejo. Espíritu de gozo y de paz! Quiero lo que quie­ras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras.
► Convertirme en un verdadero adorador de Dios en Espíritu y Verdad.
Como el Padre me envió así os envío yo. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo (Jn 20, 21-22).
Hacía tan solo dos días que aquel niño de 9 años había sido interveni­do de un tumor. Su madre le acompañaba en la UCI pediátrica. Por la medicación, la pobre criatura, padecía picazón por todo el cuerpo. El niño decía a su madre: mamá sóplame en los párpados, sóplame en la oreja... Era lo único que le aliviaba. Me acordé del evangelio cuando Cristo se apareció a sus discípulos y sopló sobre ellos Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Efecto medicinal, curati­vo, salvífico del soplo.
► Ven Espíritu Santo, descanso en la fatiga, brisa en el estío.
Propósito: dile al Espíritu Santo que te sople.

sábado, 16 de mayo de 2020

Mi vida es el “Buen olor de Cristo”


Si el mundo os odia, sabed que antes que a vosotros me ha odia-do a mí. (…) Si me han perseguido a mí, también a vosotros os perseguirán (Jn 15, 18.20).
A mí también me gusta la pesca, como a Jesús. Pero no con redes sino con caña, anzuelo y paciencia. Veo muchos peces. Algunos peces me dan pena porque viven en aguas sucias y estancadas. Otros, las truchas y salmones, se pasan la vida na-dando siempre contracorriente. Buscan para sus crías lo mejor, la aguas limpias de los arroyos, de las montañas. Por eso, su carne color salmón es tan apreciada. Jesús, que no me deje llevar por la corriente, por lo que diga la gente. Y aunque algunos se rían y me ridiculicen, te buscaré siempre a Ti, Jesús mío, contracorrien-te.
► Habla con Jesús: ¿Soy como Vicente: voy donde me lleva la gente?
Pero os harán todas estas cosas a causa de mi nombre (Jn 15, 21).
Mi encuentro con Jesús está en medio del mundo. No puedo refugiarme en mi pecera. Nadando contracorriente voy purifican-do las aguas y creando a mi alrededor remansos de paz y alegría. Solo soy un pececillo, nada más, no una ballena, pero a Jesús –acuérdatele encanta, el pescado que nada contracorriente con el alma color salmón.
► ¿Hago buen ambiente a mi alrededor?
Propósito: alma color salmón.

viernes, 15 de mayo de 2020

Yo os he elegido y vuestro fruto permanecerá


Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos (…) os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer (Jn 15, 14-15).
Jesús, muchas gracias por querer ser amigo de un tipo tan pesa-do como yo. Jesús, yo también quiero ser tan buen amigo, como Tú. Después de ti, mi mejor amigo es un chico de mi clase, regordete con el pelo castaño muy corto, una voz aguda de niña y grandes anteojos. Es tan torpe que se podría estrangular con el cordón de los zapatos. No existe en el mundo camisa capaz de aguantar su humanidad. Nunca será el Tarzán de los sueños de una niña, pero ¡es mi amigo! Quien tiene un amigo tiene un teso-ro.
¿Pongo el corazón en Jesús, mi mejor amigo, mi tesoro?
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca (Jn 15, 16).
Jesús, la amistad no es consecuencia de mi buen gusto a la hora de elegir. Eres tú, Jesús mío, el que me pones cerca personas para que me enriquezcan con su amistad: Porque donde está tu tesoro estará tu corazón (Mt, 6, 21). Como le decía un torero a otro hablando de su amigo: Fíjese si seremos amigos que no necesitamos hablarnos para entendernos.
Agradece a Jesús tener amigos tan buenos.
Propósito: cuidar a mis amigos.

jueves, 14 de mayo de 2020

San Matías. Alégrate, Reina del Cielo


Pedro se puso de pie en medio de los hermanos. Se habían reunido allí unas ciento veinte personas (Act 1, 15).
San Pedro tenía un problema, ¡un grave problema! Los Apóstoles empezaron a preocuparse. Pedro se paseaba nervioso por el Cenáculo, no comía, no dormía… La Virgen, que está en todo, consideraba por dentro: ¿Pero qué le pasará? El caso era que tenían un sitio vacío, una vacante, entre los 12 Apóstoles: el de Judas, ¡el que traicionó! Había que sustituir a un traidor, y encon-trar a alguien que sirviera y que quisiera… San Pedro necesitaba, urgentemente, un Apóstol de repuesto.
Pide a Jesús para que no traicione jamás ninguno de sus apósto-les.
Presentaron a dos: José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías (…) Echaron a suertes y la suerte recayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles (Act 1, 23-26).
Por un lado estaba José, –¡todo un personaje!–, por sobrenombre Justo, lleno de prestigio, con pedigrí y talento. Y por otro lado, un tal Matías, un desconocido, un donnadie. ¡Fíjate cómo hace Dios las cosas! Después de orar, salió el que a los ojos humanos me-nos valía ¡Qué suerte has tenido, Matías! ¡Qué suerte si también Dios me elige a mí!
Jesús necesita de otros Matías; apóstoles de repuesto, ¿cuenta contigo?
Propósito: No traicionar.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Santa María, Rosa mística


Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador (Jn 15, 1).
Mi alma es como un jardín. A Dios le encanta trabajar como jardinero, es el Labrador y con el airecillo de la tarde se pasea por mi alma y goza de tantas cosas buenas. Se entretiene con las bonitas flores de mis virtudes, descansa bajo la sombra de mis buenas obras, se refresca en la cristalina fuente de mis oraciones… Es cierto que, a veces, encuentra algo de cizaña, alguna mala hierba, y algún que otra espina. Entonces el Labrador aprovecha cada confesión para sacar esas malas hierbas. No siempre salen de raíz y serán necesarias otras confesiones. Y cada día que pasa Dios más contento de mí.
En la próxima confesión buscaré las 7 raíces de los pecados capitales.
Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto (…) El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada (Jn 15, 5-6).
Pero a veces el Labrador tiene que cortar las ramas secas de los árboles y podar las rosas. Es difícil entender al Labrador. A veces me parecen caprichos o antojos sin sentido. ¡Pobres árboles! ¡Pobres rosales! Pero con el tiempo, donde solo había ramas secas crecen nuevos brotes… ¡ay, la poda! Gracias a la poda crecen rosas más numerosas y hermosas que nunca.
¿Dejo al Labrador que trabaje en mi alma?
Propósito: no cultivar calabazas.

martes, 12 de mayo de 2020

La Paz esté con vosotros


La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde” (Jn 14, 27).
Rencillas, agobios, incertidumbres, temores…, son el fruto amargo de perder el sentido de la vida. Insatisfacción, desasosiego, angustia…, es la falsa paz que ofrece el mundo. Sólo estar “contentín” o “agustín”, y nada más. Virgen Santa, desde que trato a tu Hijo me has quitado todo esto y me has regalado su Paz. Tu Hijo me ofrece: paz, alegría, equilibrio, esperanza. Nada puede robarme esta felicidad interior. Sólo el pecado, como un ladrón, intentará sustraer de mi vida su presencia amorosa. Pero tengo contratado un sistema más seguro que “Prosegur”: antes de dormir hago cada día el examen de conciencia. ¡Qué bien se duerme! ¡La mejor almohada es una conciencia tranquila!
La paz es consecuencia de la “lucha” ¡Que no me olvide!
Os he dicho: Me voy y vuelvo a vosotros.” (Jn 14, 28)
¿Y si algún día meto la pata?, porque ¡mira que soy bruto! Pues entonces me acordaré de los consejos que pone la Dirección General de Tráfico en los paneles luminosos: “Lo importante es Volver”. Volveré una y otra vez y mil a mi Jesús a través del sacramento de la paz y de la alegría, la Confesión.
Lo importante es “Begin to begin”, en inglés o en turco.
Propósito: saber volver

lunes, 11 de mayo de 2020

Soy Templo de Dios


El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré y yo mismo me manifestaré a él (Jn 14, 21-22).
Jesús de mi alma, que me convenza que los mandamientos no son barreras, prohibiciones: “no mires, no toques, no pienses ¡que agobio!”. Los mandamientos me marcan el mejor camino para amar mucho en la tierra y después llegar hasta el Cielo. Que aprenda a cumplirlos con alegría y si no los cumplo irme a confesar.
No acostumbrarme a saltar las señales (Mandamientos).
Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él (Jn 14, 23).
Mi alma es una casa. Está limpia cuando vivo en Gracia, lleno de la fragancia y del Amor de Dios. En ella mora Dios. ¡Soy Templo de Dios!: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios es mi huésped. Está en mí mientras no lo expulse por el pecado grave. La llave está en mi mano. La casa es pobre, pero la Santísima Trinidad la embellece con su presencia. Hoy Dios mora en mí, en la eterni-dad yo moraré en Dios.
Termina considerando que eres “morada”, Templo de Dios.
Propósito: soy morada de Dios.

domingo, 10 de mayo de 2020

Hace tanto tiempo que estoy con vosotros…


Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14, 8).
Jesús, cada vez que sale en los evangelios tu apóstol Felipe, no sé por qué, pero me acuerdo del simpático amigo de Mafalda: Una vez va Felipe por la calle, ve en el suelo una lata vacía y le entran ganas enormes de pegarle una patada. Pero pasa de largo porque se dice que ya no tiene edad para ciertas costumbres infantiles. Sin embargo, ese propósito le dura solo unos metros, así que vuelve sobre sus pasos y sacude un generoso puntapié a la dichosa lata. En la última viñeta Felipe se compadece de sí mismo y piensa: ¡Qué desgra­cia: hasta mis debilidades son más fuertes que yo!
Pregúntate si a ti también te vencen tus debilidades.
Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mi ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstra­nos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia (Jn 14, 9-10)
Jesús, tu amigo Felipe sería todo lo crack que quieras: hablaba griego, calculó con precisión el dinero necesario para dar de comer a la multitud… Pero no se enteraba. Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Creo que le pasaba algo parecido al Felipe de Mafalda, estaba en las nubes, en su mundo. Y yo, ¿me entero? Jesús, te voy conociendo poco a poco. Siempre me hablas de tu Padre, que te quiere un montón y tú le quieres con locura. Y de vez en cuando también le hablo al Padre, de ti. ¿Y sabes? Tu Padre siempre está hablando de ti ¿Qué curioso?
Voy a hablar más al Padre del Hijo y al Hijo del Padre y yo… en medio.
Propósito: hablar más.

sábado, 9 de mayo de 2020

Dame un corazón como el tuyo


Y lo que pidáis en mi nombre eso haré (Jn 14, 13).
Hoy es sábado, el día de la Virgen ¡Qué suerte! Un día más mariano no se puede pedir. Madre mía, ¿estás contenta? Yo un montón. En el próximo mes, en mayo, iré de fiesta en fiesta dedicada a Ti. Por eso hoy, nada más levantarme, -como todo los días-, he rezado el Oh Señora mía (…) os ofrezco en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón. Hoy sí; hoy de verdad, te doy mi corazón. ¡Ay…! ¡Perdona…! Se me había olvidado. Tendrás que compartirlo con tu Hijo. También he rezado el Jesusito de mi vida (…) y te doy mi corazón, tómalo, tuyo es y mío no. Bueno, entre los dos se lo reparten. Porque lo que pidáis en mi nombre eso haré.
“Santa Rita, Rita; lo que se da no se quita”. Sigue unos minutos.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y las hará mayores (Jn 14, 12).
Madre mía, ¡qué no puedo vivir sin corazón…! ¡Necesito urgentemente un trasplante! Hoy, que es tu día, te pido este regalo. Ya sé que es mucha caradura, pero quiero: o bien un corazón mise-ricordioso como el de tu Hijo, o si no, un corazón inmaculado como el tuyo. Con menos no me conformo.
Prepárate para mayo.
Propósito: tener más corazón.

viernes, 8 de mayo de 2020

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida


En la casa de mi Padre hay muchas moradas (…) cuando haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros Jn 14, 2-3
Jesús mío, cuando me proponen ir de excursión o visitar algún sitio, aunque sea el lugar más bonito del mundo pregunto: ¿Y quién más va? ¿Y no va fulanito?... Pues si “él” no va, yo tampo-co. Y es que no es tan importante el sitio como las personas que nos acompañan. Virgen Santa, y pensar que un día estaré conti-go y con Jesús y con San José... Felicitaré a mi Ángel de la guarda, ¡Qué paciencia!, me reiré con el buen humor de San Josemaría. Siempre rodeado de personas tan queridas ¡Me mue-ro de ganas!
Habla tú con Jesús y dile que te dé ganas de ir al cielo.
Le respondió Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” Jn 14, 6.
Se equivocaba el Poeta cuando escribió: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más / Caminante no hay camino, se hace camino al andar” ¿Cómo que no hay Camino?, ¿Y la hue-llas que nos ha dejado Cristo?... Son huellas profundas, porque llevaba el peso de la Cruz. Los cristianos tenemos claro el Ca-mino lleno de Vida, de alegría, porque es Verdad. Como Sta. Catalina de Siena diremos: “el Camino que nos lleva al Cielo, ya es un Cielo”.
Dile a Jesús que quieres seguir sus “huellas” y luego terminas
Propósito: seguiré las huellas.

jueves, 7 de mayo de 2020

“Buen olor de Cristo”


Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo «Os aseguro: el criado no es más que su amo»” (Jn 13,16).
Jesús, al lavar los pies a los apóstoles les estás grabando a fuego la clave de tu paso por la tierra: ser Dios es ser servidor de los demás. No basta saberlo, hace falta ponerlo en práctica cada día. Y ahí estaban los pies de Judas, el traidor. ¡Qué cariño pondrías! Seguro que te esmeraste. Jesús, quiero ser como Tú, con un corazón grande, que sepa querer a todos, lavar los pies hasta de los que me pisan, de los que me ponen zancadillas.
Pregúntate a quien puedes lavar los pies...
«Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado» (Jn 13,20).
Jesús, aquel día no había forma de hacer callar a mi hermana pequeña recién nacida. Mi madre tuvo que salir un momento y la criatura no dejaba de llorar. Intentamos de todo… hasta que, mi hermana mayor fue al armario de mi madre, se roció generosa-mente con su perfume, y, fue mano de santo: al coger a la niña, la criatura reconoció el olor de su madre y engañada se calmó al instante. Pensé en lo del “Buen olor de Cristo”. Jesús, que siem-pre lleve tu buen olor allá donde quieras enviarme.
Ni Chanel 5, ni imitaciones: perfumarme con “el buen olor de Cristo”.
Propósito: perfumar el ambiente.

miércoles, 6 de mayo de 2020

“No hay iglesia mejor iluminada que la que arde”


Yo soy la luz que ha venido al mundo para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.” (Jn 12, 44).
De pequeño, a veces, me despertaba a media noche. Abría los ojos y entonces encontraba la habitación oscura y silenciosa. No podía evitar imaginar que monstruos horribles y todo tipo de bichos rodeaban mi cama. Yo gritaba a pleno pulmón: ¡Mamá!, ¡Mamaaaaá…! Venía mi madre, somnolienta y sonriente; me tranquilizaba con un beso y a mi lado dejaba una lamparita encendida. Virgen Santa, tú nos has traído a Jesús, la “Luz del Mundo”. Si estoy cerca de Jesús ya no hay tinieblas que se resistan: un poco de luz de tu Hijo disipa las tinieblas más tenebrosas.
¿Qué me da miedo? A la luz de Jesús ya no hay miedo que valga.
Y si alguien escucha mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, ya que no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.” (Jn 12, 45)
Jesús, un día apareció en mi colegio una pintada anticlerical: “No hay iglesia mejor iluminada que la que arde”. Me hizo gracia y recordé la ceremonia de la Vigilia Pascual del Sábado Santo. A la entrada de la Iglesia encendieron una gran fogata con la que el sacerdote encendió un gran cirio. Según entraba en la Iglesia a oscuras cantaba: “Luz de Cristo” y todos respondíamos: “Demos gracias”. Y la ardiente luz de Cristo se extendió e iluminó toda la Iglesia y ya no hay quien la apague.
Dile a Jesús que quieres arder en su amor para iluminar a muchos.
Propósito: iluminar.

martes, 5 de mayo de 2020

Jesús, que refleje tu rostro


Se celebraba por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Paseaba Jesús por el Templo, en el pórtico de Salomón (Jn 10, 22-23).
Madre mía, ¡me enamora ver pasear a Jesús tan elegante!, paseando por el pórtico de Salomón. Como era invierno le habías tejido un bonito manto de lana bien calentito, que se ponía encima de esa túnica de lino sin costura. Tu Hijo iba siempre tan bien arreglado, muy elegante, humanamente atractivo, hecho un pincel. Por eso atraía tanto. Elegante es el que sabe elegir, el que no se hace cualquier cosa, no se cosifica. La elegancia lleva a agradar, ser atractiva, tener buen gusto.
Jesús ser guapo se nace (esto es lo que hay), pero ir elegante se elige
Entonces le rodearon los judíos y le decían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abierta­mente. (Jn 10, 24).
Sus modales, que digamos, no son muy correctos: hablan al Señor con violen­cia, sus intenciones no son muy rectas. La vulgaridad, la zafiedad, el mal gusto, no solo afectan al modo de vestir sino también a las conversaciones, a las palabras y expresiones groseras. María, madre mía, ayúdame a tener esa finura interior para tratar con delicadeza a todos. Quiero parecerme a tu Hijo: pásame el cepillo que me desenrede, límpiame el alma para que refleje en mi rostro y en mis actos la hermosura de Jesús.
El que a los suyos parece, honra mereces. Parecerme más a Jesús.
Propósito: ¡Guerra a la vulgaridad!

lunes, 4 de mayo de 2020

Felipe y Santiago, Apóstoles


Jesús le contestó: Felipe, ¿tanto tiempo como llevo con vosotros y no me has conocido? (Jn 14,9).
María, Madre Santa, como estamos en el mes de mayo hoy me dirijo a ti. ¡Cómo querías a Felipe! Era uno de los elegidos, uno de los 12 Apóstoles. Le querías como a un hijo, que eso era. Ade-más, Felipe tenía estudios ¡hablaba el griego! (cf Jn 12, 20-21), se las daba de intelectual. Quizá por eso medía todo, calculaba todo, racionalizaba todo, como cuando la multiplicación de los panes y de los peces: Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno coma un poco (Jn 6, 7). Felipe, tan seguro de sí mismo, de su ciencia… y se le escapaba lo más importante: ¡No conocía a Jesús!: Felipe, ¿tanto tiempo como llevo con vosotros y no me has conocido? (Jn 14,9).
Y yo, después de tanto tiempo, ¿conozco a Jesús? ¿Pero, de verdad?
En verdad, en verdad os digo: El que cree en Mí, también él hará las obras que Yo hago (Lc 14, 12).
Virgen Santa, quien conoce a Jesús, quien le trata, hace sus obras. Seguro que ayudarías a Felipe y le limarías toda esa capa de orgulloso racionalismo: Felipe, hijo mío, le dirías, por muy listo que seas, Dios es más grande que tu cabeza… Y Felipe llegó a ser un gran Apóstol, hizo las obras de Jesús. Y yo, ¿qué hago? ¿A qué espero?
Pide a Jesús conocerle más… para hacer sus obras.
Propósito: Conocer mejor a Jesús.