miércoles, 31 de julio de 2019

La Perla


El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. (Mt 13, 44).
Escucho estas palabras, Jesús, y me doy cuenta de que a veces, en vez de venderlo todo para comprar el campo, ando viendo quién me compra el campo. Ando viendo cómo me zafo de las tareas, cómo como en clase sin que me cachen, cómo duermo en el aula sin que el profesor se dé cuenta, y así un sinfín de cosas más. No me veo que soy un privilegiado por tener educación.
Piénsalo un momento, el estudio es un gran tesoro.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra. (Mt 13, 45).
¿Y yo cómo podría vivir esto que me planteas en el Evangelio, Jesús? ¿Cuál es esa perla valiosa que debo cuidar tanto? Lo único que sé de joyas es que algunas personas las suele usar para verse lindas en las reuniones. Eso me hace pensar en mi familia. Hay muchas perlas de gran valor, pienso que una de ellas es mi casa: mi papá, mi mamá, mis hermanos. Pierdo mi perla cuando me encierro jugando videojue­gos, cuando me salgo a la calle y no regreso sino hasta muy tarde. La pierdo cuando en vez de comer con todos, como viendo la tele en la sala.
Piensa qué más cosas haces en las que pierdes la Perla.
Propósito: comer siempre que sea posible con alguien de mi familia.

martes, 30 de julio de 2019

Cara de vaca


Sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la ciza­ña del campo”. (Mt 13, 36).
Los discípulos son humildes y no tiene pena de preguntar lo que no entienden. Otro quizá hubiera puesto cara de inteligente, aunque no captara nada, o como dicen, ponen “cara de vaca”: ojos como pla­tos, mirada perdida y boca entreabierta. Cuántas cosas se pierden cuando no se es humilde. Yo no quiero perderme tus enseñanzas, Jesús. Quiero captar hasta el porqué de los detalles más pequeños. Voy a levantar más la mano cuando esté contigo, Jesús.
Más vale un instante de vergüenza que una vida de ignorancia.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su reino a todos los que fueron causa de tropiezo y a los mal­va-dos, y los echarán al horno de fuego. Allí llorarán y les rechinarán los dientes. (Mt 13, 41-42).
La ignorancia es atrevida, dice el refrán. Mucha gente hace el mal por ignorancia. Jesús cuando estaba en la cruz, pidió a su Padre que perdonara a los que lo crucificaban porque “no sabían lo que ha­cían”. Por no preguntar uno puede convertirse en causa de tropiezo. En cambio, cuando se sabe preguntar lo que no se entendió, se hace mucho bien a los demás. Quizá por eso me peleo a veces con mis papás. No pregunto el porqué de las cosas que me indican, y sólo las juzgo de injustas.
Si no entiendes, pregunta, así obedeces más rápido y mejor.
Propósito: preguntar antes de juzgar.

lunes, 29 de julio de 2019

Pequeñas grandes cosas


Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace como un árbol, hasta el punto que los pájaros del cielo pueden anidar en sus ramas (Mt 13, 31-32).
Dicen que el camino al infierno está empedrado con “buenas inten­ciones”; y el que va al cielo, también, pero buenas intenciones que terminaron en buenas obras. Una buena intención es algo chiquito, pero cuando termina en una buena obra se convierte en algo gran­de. Una ayudadita para resolver una duda de mate puede terminar en una buena nota en un examen y eso, después, en pasar de grado.
¿Cuántas de tus buenas intenciones han terminado en obras?
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con pará­bolas, y sin parábolas nada les decía (Mt 13, 34-35).
Jesús, nos tratas con tanto cariño. Tienes cosas tan grandes e impor­tantes que comunicarnos, y lo haces de manera que podamos en­tenderte. Esas pequeñas historias explican cosas profundísimas. Poner atención a algo pequeño ayuda en lo grande. Una pequeña historia puede ayudar a llevar a cabo la gran historia de la propia vida. A veces, son cosas que ya sé, pero aun así, no termino de asimilarlas.
Pídele a Jesús no despreciar lo sencillo.
Propósito: terminar lo que te habías propuesto para hoy.

domingo, 28 de julio de 2019

“Pidón”


Un día Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1)
Llevo ya varios meses usando este librito. Mi intención, Jesús, es apren­der a hacer oración. Me han explicado que la oración es hablar con­tigo, y que la lectura de estos textos es sólo una ayuda, algo que facilita tener un tema para hablar contigo. Pero, además de la lectura de este texto, yo quería pedirte Jesús me seas mi profesor privado de oración. Quiero aprender a hablarte con confianza, como a un ami­go, como a un hermano.
Cuando no sepas cómo hacer oración, te puede servir el con­sejo de san Josemaría “en cuanto comiences a decir: “Señor, ¡que no sé hacer oración! ...”, está seguro de que has empezado a hacerla” (Camino n. 90)
“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que toca se le abre” (Lc 11, 9-10).
De chiquito, cuando acompañaba a mi mamá al super, le pedía de todo. Ella me regañaba y me decía que no fuera tan “pidón”. Un día me enojé y le dije que ella era igual, porque a cada rato andaba diciendo “encomendémoselo a Dios”, así que ella era también una “pidona”. Mi mamá, como me quiere mucho, se rio y me dijo: con Dios se vale ser pidón, pero con el tiempo, aprenderás a saber qué cosas valen la pena pedírselas.
¿Cuántos milagros te ha hecho Jesús o la Virgen? Pide más.
Propósito: volverme “pidón”.

sábado, 27 de julio de 2019

Religión a la Wikipedia


Mientras todos dormían, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo, y se fue. Y cuando creció la planta y se formó la espiga, apareció también la cizaña. (Mt 13, 25-27).
Desde hace algún tiempo, Jesús está sembrando su palabra en mi corazón, pero vengo yo “de bruto” y me pongo a buscar respuestas a mis dudas en Internet. Ya se ve que eso de sólo copiar y pegar de la Wikipedia, también existe en la vida espiritual. No me gustaría tener una vida espiritual más falsa que un perro verde; o, peor aún, creer que mi vida espiritual es lo máximo, cuando en realidad está apoya­da en puro sentimiento.
Procura estar más atento en las clases de formación.
Le dijeron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Él les dijo: «No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquen también con ella el trigo. Dejen que ambos crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha; entonces diré a los trabajadores: Recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, pero el trigo júntenlo en mi granero» (Mt 13, 28-30).
En Internet hay de todo: ahí está lo que dice el Papa cada día, y un montón de cosas buenas más, pero hay que tener cuidado. Una vez me dieron un tip: sobre cosas de tu fe, mira antes qué dice el Catecismo de la Iglesia Católica. Después, confiar, la Iglesia es Madre y lo que dice es para nuestro bien.
Mejor acabar las tareas antes y luego jugar.
Propósito: averiguar dónde está el Catecismo de mi casa.

viernes, 26 de julio de 2019

Eran tan bello, que daba miedo


Así pues, escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. Hay quien oye el mensaje del reino, pero no lo entiende; viene el maligno y le arrebata lo sembrado en su corazón. (Mt13, 18-19).
De chiquito, llegué a medianoche asustado al cuarto de mis papás. Estaba llorando. “Estaba soñado con el Diablo”, le dije a mi mamá. “Era horrible”, completé. Entonces mi mamá me explicó que mi Ángel de la Guarda me cuidaba, y que no había que tenerle miedo a lo horrible, porque el Diablo rara vez aparece así. Ahora que ya crecí un poco más, Jesús, lo voy entendiendo. Si ver series en vez de estudiar fuera horrible, ni Netflix pagaría; y así con todo lo demás. El maligno arrebata las cosas del corazón disfrazado de belleza, de planes más bonitos, de comodidad.
Pídele ayuda a tu Ángel de la Guardia para vencer la pereza.
La semilla que cayó en terreno pedregoso es como el que oye el mensaje y lo recibe en seguida con alegría, pero no tiene raíz en sí mismo, es inconstante y, al llegar el sufrimiento o la persecución a causa del mensaje, en seguida sucumbe (Mt 13, 20-21).
La constancia es una virtud que le escucho mencionar a mis papás desde que soy pequeño. “Si se lo sirvió, ahora se lo come”, “Si lo em­pezó, lo termina”, y así sucesivamente. A veces, de verdad, Jesús, es que no quiero. Me siento harto. ¿Tú no te hartabas alguna vez?
Pregúntale a Jesús qué hacía cuando se sentía cansado.
Propósito: acudir más al Ángel custodio a lo largo del día.

jueves, 25 de julio de 2019

¿De verdad necesitas hacerlo?


“¿Porqué les hablas por medio de parábolas?” Jesús les res­pondió: …porque aunque miran no ven, y aunque oyen no escuchan ni entienden (Mt 13, 10.13).
Un día, estaba mandando mensajitos cuando mi papá me arrebató el teléfono. “¡Me vas a poner atención de una vez por todas o no!”, me dijo. La verdad no sabía de qué me hablaba. Estaba en otro mundo. “Quizá hay que llevarlo a que le vean los oídos”, dijo mi mamá saliendo en mi defensa. “No está sordo de los oídos sino de los ojos”, repuso mi papá. Como vio que ni mi mamá ni yo entendimos, añadió “por tener los ojos en el teléfono es que no oye”. Ahora si ya iba entendiendo. El asunto es que se parece a lo que les pasaba a muchos cuando oían a Jesús. Estaban “chateando” en su egoísmo y por eso ni con las parábolas atendían.
Piénsalo: no gastar más tiempo hablando tonteras por chat.
Dichosos ustedes por lo que ven sus ojos y por lo que oyen sus oídos; porque les aseguro que muchos profetas y justos desea-ron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron (Mt 13, 16-17).
Un día se cayó el WhatsApp. Durante una hora no se podía mandar mensajes. Decía un tweet muy gracioso: en ese momento descubrí que tenía al lado unas personas muy simpáticas que decían ser mi familia. ¿No me estaré perdiendo el tesoro de mi familia por hablar… tonteras?
Y si buscas hablar los mismos temas del chat con los de tu casa...
Propósito: usar para cosas útiles el cel.

miércoles, 24 de julio de 2019

Coeficiente intelectual requerido: 70


Se sentó a orillas del lago. Se reunió en torno a él mucha gen­te, tanta que subió a una barca y se sentó, mientras la gente se quedaba de pie a la orilla. (Mt 13, 1-2).
Mi mamá una vez estaba viendo un concierto de un cantante que es cieguito. El escenario estaba colocado a la orilla de un lago inmenso. Mientras la gente escuchaba al cantante, en unas pantallas se veían tomas de los alrededores. Jesús, hoy día todavía te sigues sentando a la orilla, cerca de donde yo estoy. Si te pongo atención, descubro que realmente es increíble estar contigo. Pensándolo bien, ponerse a hacer oración es casi como sentarse en la arena, a tus pies, y es­cucharte, sin apartar la mirada de tu rostro.
No pierdas el hábito de sentarte a los pies de Jesús.
Y les habló de muchas cosas por medio de parábolas. Decía: “Salió el sembrador a sembrar… (Mt 13,3).
Y como nunca falta al que le cuesta un poco entender las cosas, les explicas las cosas con “palitos”. Aunque pensándolo bien, las historias gustan a todos. Basta ver las colas que hace la gente para ver las pelí­culas de superhéroes; y ahí se ve gente de todas las edades. También los documentales sobre personajes importantes, como futbolistas… bueno, también científicos (esos que ve mi papá)
No te pierdas las increíbles historias que cuenta Jesús en los Evangelios.
Propósito: deja de lado tu “coeficiente intelectual” e ilusiónate con las historias que cuenta Jesús.

martes, 23 de julio de 2019

Un “selfie” con Jesús


“¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Y, seña­lando con la mano a sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos” (Mt 12, 48-49).
Si hubiera estado ahí, después de oír eso, hubiera agarrado mi celular y me habría hecho una selfie con Jesús. ¡Qué nivel de foto hubiera salido! Además, podría haber puesto al publicarla “con mi familia”. Ser hijo de Dios es realmente tener a Dios como Padre y a Jesús como hermano. Más aún, es ver a los demás, como hijos del mismo Papá, y también como hermanos. ¡Qué honor, Jesús! Ahora si me siento bien VIP.
Piensa si estás tratando a la gente que te rodea como hermanos.
“Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”. (Mt 12, 50).
¿Qué tal si hubiera una app llamada “hacelavoluntadediosimetro” que bloquea las fotos en las que sale Jesús cuando uno no procu­ra hacer su voluntad? ¿Se me habría borrado el “selfie” con Jesús? A veces eso de hacer tu voluntad, Jesús, no sale tan fácil. Sé que a ti también te costó aceptar la voluntad de tu Padre antes de la Pasión. Hasta sangre sudaste. Yo aún no he llegado a ese extremo. Además, lo más duro que me ha tocado hacer, es quedarme sin ver un partido del mundial porque tenía una tarea.
Piensa si no exageras un poco cuando hablas de cosas “difíciles”.
Propósito: no retrasar las cosas difíciles de hacer.

lunes, 22 de julio de 2019

Estar en buen plan


Los ninivitas se levantarán en el día del juicio contra esta ge­neración y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia al escuchar la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más importante que Jonás (Mt 12, 41).
Un día me dijo el sacerdote de mi colegio: ¿qué esperas a cambiar ese defecto?, ¿que se te aparezca la Virgen? Qué bonito sería, le contesté algo maleducado. Después pensé, ¿y si se me aparece la Virgen de verdad? Seguro me va a decir lo mismo que en la dirección espiritual, porque al final, a través de aquel sacerdote me habla el Espíritu Santo. ¿Por qué a veces somos tan necios, Jesús?
Ya no le des más vuelta al asunto y corrígete.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra esta genera­ción y la condenará, porque ella vino del extremo de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más importante que Salomón” (Mt 12, 42).
Lleva ya varias semanas llegando a las clases de doctrina uno nuevo. Con dos o tres cosas que ha oído, ya hace un rato de oración, le ofrece a Dios su estudio, y está viendo cómo llevar a otro amigo. Yo, en cambio, aparte de la envidia, poco más he hecho en todo este tiempo. Jesús, ayúdame a aprovechar mejor las oportunidades que me das para ser bueno.
¿No te estarás acostumbrando a escuchar tanta cosa buena?
Propósito: ser interesado… en lo que me enseñan.

domingo, 21 de julio de 2019

Hotelero


Entró Jesús en un poblado, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa (Lc 10, 38).
De seguro Marta habrá sido una mujer muy arrecha. Al principio pare­ce que fuera de carácter fuerte, pero de seguro era de esas mujeres recias que luego tienen un corazón muy grande. Se ofreció a aco­gerte en su casa, donde vivían ella y sus hermanos. Si vinieras a mi ciudad, Jesús, ten por seguro que te recibiría en mi casa. La verdad es que vienes a mi casa cada día, cuando te recibo en la comunión. Como te habrás dado cuenta, no es una casa muy ordenada que digamos. Es que apenas soy un niño. Lo que voy a hacer es que le voy a pedir ayuda a la Virgen, ella que es mamá, para poder ordenar mi casa, la casa de mi alma; y a pesar de ser una casa sencilla, estoy seguro que estarás muy contento ahí.
Jesús se pone muy contento cada vez que le dejas entrar en tu casa.
“Marta, Marta: muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará” (Lc 10, 41-42)
No soy una persona muy ocupada. Pero entre tareas, jugar y algo de pereza, se me va el día, en especial los domingos. Cualquiera diría que no tengo un minuto para nada más, pero en realidad me sobra tiempo para muchas cosas. Voy a intentar que los domingos, no me descanso en las cosas que tienen que ver contigo, Jesús.
Hoy domingo, podrías hacer tu oración con más calma.
Propósito: barrer la casa.

sábado, 20 de julio de 2019

Peor que una bomba atómica


Se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. (Mt 12, 14).
Por qué los fariseos odian a Jesús. Ha curado enfermedades, ha dado la vida a muertos, y aun así, lo quieren matar. ¿Cómo perdieron la capacidad de ver todo el bien que Jesús hace? A lo mejor, su amor propio. Jesús, cuando nos ponemos a pensar sólo en nuestro beneficio, en cómo salir ganando, terminamos ciegos. No vemos lo bueno de los demás, sólo lo malo. Nos volvemos criticones. Nadie es perfecto.
¿Has criticado a alguien últimamente?, ¿no tendrá también algo bueno esa persona?
No discutirá ni gritará; no se oirá en las plazas su voz. No romperá la caña resquebrajada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia. En él pondrán las naciones su esperanza (Mt 19, 21).
Decía un experto en cine que algunas películas recientes abusan de los efectos especiales. Como si nada se destruyen ciudades enteras. Cuando uno critica pasa igual: un comentario, un gesto, hace gran­des destrozos, aunque vaya bien intencionado. Jesús, tu ni siquiera rompes la caña resquebrajada. Con razón dice el Papa Francisco que construir la paz es algo artesanal, que se logra poquito a poquito.
Como dice san Josemaría “Si no puedes alabar, cállate”
Propósito: pensar bien de los demás siempre.

viernes, 19 de julio de 2019

Decoración de interiores


Yo les digo que aquí hay alguien más importante que el tem­plo (Mt 12,6).
Mi abuelita regresó de un tour por Europa. Le tomó foto a todo. Un día que fui a visitarla, y me enseñó las fotos. Había imágenes del ala del avión, de un perrito cursi que vio por la calle, comida, tiendas, y mu­chas fotos de iglesias espectaculares que se ve hay por toda Europa. “Ahí sí dan ganas de rezar”, le dije a mi abuelita. Ella resopló, y me dijo que aunque las iglesias sean bellas, eso no es lo más importante. Nadie hubiera hecho construcciones tan hermosas, si no hubieran te­nido fe en la presencia de Jesús en la Eucaristía.
Cuando entres a una iglesia, vete directo a saludar a Jesús en el Sagrario.
Si supieran lo que significa: quiero amor y no sacrificios, no condenarían a los inocentes (Mt 12, 7).
Creo que entendí lo que decía mi abuelita. Las iglesias hermosas que fotografió eran como regalos para Jesús Sacramentado. Realmente no habían sido hechas para ser fotografiadas, sino para que Jesús se pusiera contento estando en un lugar tan bonito. Jesús, ¿te parece mi corazón un lugar bonito para estar? Voy a procurar embellecerlo para ti con buenas obras y sacrificio por los demás. Me van a tener envidia los arquitectos del renacimiento.
Piensa en qué vas a hacer para embellecer tu corazón.
Propósito: decorar el interior de mi corazón.

jueves, 18 de julio de 2019

Lo que de verdad cura todo


Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo los aliviaré (Mt 11, 28).
Algo muy habitual. Se sube un vendedor a un bus ofreciendo una po­mada que sirve para todo. Algo cura, pero todo no. Muchas veces yo me siento agotado, agobiado, pero no me refiero al cansancio físico, como el dolor de piernas después de correr mucho, sino cuando uno anda abatido por algo que hizo mal o que no entiende en su vida. Porqué lo pequeño no podemos hacer esto, o tener confiar cuando tu papá dice “cuando seas mayor lo entenderás”. Es, entonces, el momento de buscar a quién nos puede dar consuelo y reposo: Jesús
¿Te encuentras abatido? ¿Has probado contárselo a Jesús?
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus vidas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera (Mt 11, 29-30).
Cuando uno hace la prueba de rezar, y sale lo que uno encomen­daba, se siente contento. Cuando uno reza mucho y salen muchas cosas, se siente muy contento. Y así, llega un momento en que uno aprende qué cosas pedir y qué cosas no son tan importantes. Uno aprende a esperar o que quizá hay que rezar más. Pero hay algo mejor aún, uno entiende porqué cuando estás con Jesús, de verdad encuentras descanso para tu vida, y por qué su yugo es suave y su carga ligera.
¿Ya hiciste la prueba de rezar por algo? ¿Qué esperas?
Propósito: rezar, quizá comenzando por pedir por el Papa.

miércoles, 17 de julio de 2019

Buscar el rostro de Cristo


Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. (Mt 11, 25).
Dicen que hay personas que no saben escuchar. Hablan y hablan, explican sus teorías, dan opinión de todo, pero no oyen a los demás. A veces dicen cosas muy inteligentes, pero cuando dicen todo eso, comenten un pequeño error: no cuentan con la posibilidad de que podrían equivocarse. Jesús, quiero aprender a escuchar. Estoy seguro que así, aprenderé mucho más.
¿Cuándo fue la última vez que únicamente escuchaste la opinión de los demás, sin estar queriendo que oigan la tuya?
Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y al Padre sólo lo conoce el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Mt 11, 26-27).
Jesús, nos enseñas a encontrarte en los demás. Si estamos atentos podemos ver tu rostro en el prójimo. No sólo en los que parecen más necesitados, sino también en cada uno de los que nos rodea. Al final, todos somos necesitados de algo. Yo también necesito de los demás. Los necesito porque servirles, ayudarles, escucharlos, le da sentido a mi vida. Ellos son el porqué de mi existencia. Estoy en este mundo para amar, para servir a los demás.
Necesitas a los demás porque los demás te necesitan.
Propósito: prestar un servicio en la casa: poner la mesa, servir, algo así...

martes, 16 de julio de 2019

Nuestra Señora del Carmen: Besar mi escapulario


¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? (…) Todo el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos (Mt 12, 48.50).
Jesús, Tú amas a tu madre como el mejor de los hijos, pero aún la amas más porque es la “llena de gracia” (Lc 1, 28). Por eso, en el fondo, lo que estás haciendo es elogiar a María. Ella es la criatura más querida por Dios no sólo por ser tu madre, sino porque ha sabido hacer en cada momento “la voluntad de mi Padre que está en los Cielos”, empezando por aceptar generosamente la vocación que le encomendaste, haciéndose “la esclava del Señor”. Santa María con quince añitos no dudo en entregarse a Dios, y nunca se arrepintió de su decisión.
Atrévete a decirle varios piropos a María.
Tu madre y tus hermanos están fuera intentando hablarte (Mt 12, 47).
Jesús, la Virgen te extrañaba y se va a buscarte; también te buscaban tus primos y familiares cercanos –para los que en hebreo se usa la misma palabra que para los hermanos–. Ahora de seguro que está bien contenta de tenerte a su lado siempre. Allí, te dice un montón de co­sas bonitaas de las personas para que les atiendas sus necesidades. Virgen María, acuérdate de hablar cosas lindas de mí junto a Jesús. Dile que lo quiero, y que sin Él no puedo nada.
Dale muchas gracias a María por haberse inventado el escapulario.
Propósito: besar mi escapulario y llevarlo siempre.

lunes, 15 de julio de 2019

Coordenadas del viaje: felicidad


No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino discordia. (Mt 10, 34).
Una vez vi a dos discutiendo. Hablaban de que si algo era pecado o no. Uno decía que daba igual, que uno con su vida puede hacer lo que quiera, y el otro explicaba por qué no. Qué intolerante este último, pensé en mis adentros. Al poco, era yo el que estaba discutiendo. Hablábamos de unos fichajes de Real Madrid. ¡Qué intolerante!, escu­ché a uno decir. Ahí caí en la cuenta de lo absurdo de mi discusión, y de lo importante de la aclaración que hacía mi amigo sobre la doc­trina de la Iglesia. Esa es la “discordia” que tú esperas, Jesús. Ese es el “lío” que espera el Papa Francisco que montemos.
No tengas miedo de defender tu fe. Al final, les haces un favor, les muestras el camino a la felicidad.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que quiera conservar la vida, la perderá, y el que la pierda por mí, la conservará. (Mt 10, 38-39).
Calculador, esa es la palabra que San Josemaría usaba para definir al que no hay modo que se anime a hacer algo. El calculador, inclu­so cuando ya se decidió, lo hace con miedo. El calculador no tiene bien claras las coordenadas hacia las que se dirige: la felicidad. Jesús, dame un empujón cuando me pare a pensar mucho en mi camino hacia ti; e ilumíname bien la meta, para que no dude.
Eso en lo que te habías propuesto cambiar hace rato… ya, ¡dale!
Propósito: buscar las imágenes de la Virgen de mi casa y saludarlas.

domingo, 14 de julio de 2019

Amar con todo


“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Has contestado bien. Si haces eso vivirás” (Lc 10, 27-28).
Jesús, me encanta el uso de la palabra “todo” que haces en este tex­to del evangelio. Cómo quisiera que fuera realidad que te amo con todas mis fuerzas, con todo mi ser. A veces te fallo. En lugar de amarte a ti, me amo a mi mismo. Me dejo llevar por mi egoísmo. Y cuando vuelvo a mirar un crucifijo, me doy cuenta que tú me amas con todo. Quisiera poder ver el crucifijo y sentirme movido a quererte de verdad con todas mis fuerzas.
Si quieres amar a Jesús tanto como dices; busca a María, ella te enseñará.
Al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él (Lc 10, 33-34).
Compadecerse de los demás. Eso sí que tiene su mérito. Una vez, le escuché a un profesor decir en un pasillo, que hoy día los heridos que nos encontramos en la calle son aquellos a los que lastimado con el bulling, la indiferencia y el descarte. Jesús, yo quiero ser un buen samaritano, y creo que debo comenzar por no burlarme de nadie, por no pasar indiferente ante las necesidades de mis compañeros y los de mi casa, y por no dejar a nadie fuera.
Piensa en esto: Jesús siempre está en las personas que sufren.
Propósito: decirle muchas veces a Jesús que lo quiero con todo.

sábado, 13 de julio de 2019

Con menos peso se vuela mejor


No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a quien puede arrojar al lu­gar de castigo el alma y el cuerpo. (Mt 10, 28).
El miedo paraliza. A mí me ha pasado muchas veces. Hubiera queri­do una especie de traje a lo Stars Wars o una de campo de fuerza que me protegiera de la vergüenza y la pena de no ser como los demás. Una vez, estando con unos amigos que también procuran estar cerca de Dios, me dio pena decirles que rezáramos el Ángelus. ¡Qué bajo he caído!, pensé. Nunca me ha amenazado de muerte por mi fe, ni me han puesto una espada en la garganta para que me calle. Mis amigos son católicos como yo, y aun así, no termino de animarme.
Quizá estás queriendo actuar con tu valentía y no la de Dios.
En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo; porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. (Mt 10, 30- 31).
Quizá la vergüenza y la pena de dar la cara por Jesús, viene por tener la cabeza todo el día pensado en mí mismo, mi ombligo y en un sinfín de cosas materiales. A veces me la paso pensando: si tuviera una iPad Air 2, unos audífonos Bits, aquellos zapatos, la camiseta original de mí equipo, etc. etc. y más etc. Si hasta los cabellos de mi cabeza están contados, ¿cuál es el estrés?
Por qué no hablas más seguido con Jesús, en lugar de chatear o jugar videojuegos.
Propósito: no más hablar de lo que te gustaría comprar.

viernes, 12 de julio de 2019

Hablar sin pena


“Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10, 16).
Un amigo tuvo un sueño. Entraba en la clase, se subía en un ban­quito, en medio de todos, y comenzaba gritar diciendo: “¡Cambien de vida!”. Todos se reían de él. Entonces, entró un futbolista al salón, de esos del mundial. Su pelota se llamaba “conversión”. Los alumnos se levantaron para atajarlo. El futbolista driblo al primero, después a otro, y así, hasta que dribló a todos y anotó en una gran portería que apareció de la nada al final del aula. Después de anotar, el futbolista se acercó a mi amigo y le dijo: “Si quieres convertirlos a todos, debes ir driblándolos uno a uno”.
Cuando hables de Dios, busca hacerlo uno a uno.
Dios mismo les sugerirá en ese momento lo que tienen que decir, pues no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu del Padre hablará a través de ustedes (Mt 10, 20).
Jesús, quiero acercar a todos mis amigos a ti. A veces no sé cómo. Son buenos, cada uno con sus defectos como todo mundo. Cuando estoy con ellos, no se me ocurre como empezar; o me imagino que lo que me van a contestar y al final me desanimo. Creo que debo fiarme más de ti. Hablar sin pena, y pensar que no importa qué diga, si lo hago en tu nombre, el Espíritu Santo va a actuar a través de mis palabras.
Reza más y ofrece un pequeño sacrificio por tus amigos antes de hablarles.
Propósito: entrenar con la pelota “conversión”.