lunes, 1 de julio de 2019

Más de cerca que el FBI


“Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adon­de vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». (8, 19-20)
Entusiasmo. Ilusión. Emoción. Estar animado. Estar lleno con ganas o andar con ganas. Estás y muchas otras son las frases que usamos para expresar que por fin ha llegado el momento de tomarse en serio algo. ¿Y cuando las ganas se vayan? ¿Y cuando se apague la ilusión, la emoción o los ánimos? ¡Todo se viene abajo! Yo no quiero seguirte de esa forma, Jesús. Quiero ser de los que está ahí llueve, truene o relam­paguee. Pero ya sabes cómo soy. Así que, mi fortaleza, mis ganas, mi ilusión, mis ánimos, tienes que ser tú.
Dile a María que sea ella tu fortaleza.
“Otro, que era de los discípulos, le dijo: «Señor, déjame ir pri­mero a enterrar a mi padre». Jesús le replicó: «Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».” (Mt 8, 21-22)
“Que los muertos entierren a sus muertos”. Son palabras duras, Jesús. No lo puedes negar. A veces, cuando las personas hablan así, así de duro, me asusto un poco. No sé si es porque me he mal acostumbrado a tomármelo todo en broma. Soy algo irreverente, sabes. La falta de respeto y el chiste, justo en el momento en que el profesor está vien­do para otro lado, es mi especialidad. Ya me lo dijo varias veces mi mamá, mi papá, mi hermana, y hasta el perro. Bueno, no. El pero no me ha dicho nada. El asunto es que te voy a tomar más en serio, Jesús.
Ve pensando en qué puedes tomar más en serio a Jesús.
Propósito: tomarme en serio hasta al perro.