domingo, 31 de diciembre de 2017

NOCHEVIEJA. Gracias por tantas cosas buenas

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tiniebla, y las tiniebla no la recibieron (Jn 1, 4-5).
Bueno, se acabó el año. Mi abuelita, para variar, ya colgó el almanaque del año que viene que le regalaron en la farmacia. Ella es aficionada a esas cosas. También colección los suplementos del resumen del año que salen durante estos días en el periódico. Un día descubrí dónde los guardaba. Las noticias, no las entendí mucho, pero me hizo mucha gracia ver los anuncios. Aparecían cosas obsoletas como la gran novedad. Es bonito pensar que aunque los años pasan, tú sigues siendo el mismo. Jesús, eres el mismo, ayer, hoy y siempre. Desde ya te pido ayuda para que seas mi luz a lo largo de todo el 2018.
Haz una lista de tus metas para el 2018, y encomiéndaselas a Jesús, para que todas te ayuden a estar más cerca suyo.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre (…) A cuantos la recibieron, les da el poder para ser hijos de Dios (Jn 1, 9,12).
¡Cuántos propósitos para este nuevo año! Me ha salido una gran lista. Pero casi se me olvidaba dar gracias, por todo lo que he recibido a lo largo de este año. Primero, por todo lo que he visto con mis ojos; y luego, por aquellos beneficios de los que ni me enteré. Gracias, Jesús, por mi familia, por mis amigos, por el afecto de tanta gente. Gracias por todo lo que he aprendido y por ayudarme a recomenzar en mis luchas.
Proponte comenzar el nuevo año con una oración.

Propósito: En el minuto 0, segundo 1 rezar, luego festejar.

sábado, 30 de diciembre de 2017

Besar y abrazar a Jesús

Había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser (…) Daba gracias a Dios y hablaba del Niño a todos (Lc 2, 36.38).
–¡Mirá, si es la profetisa Ana!, dijo San José muy contento. Porque aquella mujer conocía a la perfección a todas las familias piadosas de Israel. Sesenta años sin apartarse del Templo y profetizando dan para mucho. –¡Mirá, si es José!, replicó a su vez Ana. –¡Pero qué bien acompañado te veo! Y José con emoción recordó y comprendió aquella misteriosa profecía que un día le hizo, aún siendo niño: ¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le será concedido no sólo ver y oír al Dios, a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!
En tu oración pide a la “Profetisa Ana” alguna profecía sobre lo que Dios espera de ti.
El Niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba (Lc 2,40).
Jesús, yo también te puedo abrazar, vestir y custodiar como lo hacía San José. Te abrazo y te beso en la Sagrada Comunión. Te acaricio en mi alma en la Santa Misa. Te visto con mi lucha por adquirir las virtudes. Te custodio y protejo en mi corazón para que nada ni nadie te saquen de ahí. Y el Niño va “creciendo y robusteciéndose” también en mi vida. Dame fuerza para resistir la presión de ambiente que nos va corrompiendo.
Como a San José, muchos reyes te tienen envidia por tratar a Jesús: dale las gracias.

Propósito: Cumplir la profecía de Ana.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Para crecer por dentro

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, como está mandado en la Ley del Señor (Lc 2, 22-23).
Jesús, tus padres José y María –que te querían mucho– te llevaban al Templo de Jerusalén. A mí también mis papás –que me quieren mucho–, me llevan cada domingo a Misa. Pero no lo hacen sólo por “cumplir la ley”, por el cumplimiento (cumplo-y-miento). Yo en cambio me hago el rogado, pero al final voy. Jesús, en la Eucaristía me esperas para alimentar mi alma. ¡Sufres tanto con las almas desnutridas, “raquíticas”, con las “almejas” (almas pequeñas)! “Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo tiraran al mar” (Lc 17, 2-3). Y como gozas con las almas cachetonas, bien alimentadas, con tu Cuerpo.
Pide por todos los papis para que lleven a sus hijos a Misa.
El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba (Lc 2, 40).
Llevo 20 años yendo a Misa y no me acuerdo de ninguna homilía. Eso de ir a Misa ¡no sirve para nada!”, se justificaba aquel hombre. Y su amigo le explicó: “Llevas 20 años comiendo 3 veces al día y ni siquiera puedes recordar lo que has comido hoy. Pero si no te hubieras alimentado cada día, ahora estarías muerto”. Jesús, gracias por alimentarme cada semana.
Dile que quieres tener un alma “cachetona”.

Propósito: No hacerse el rogado para ir a Misa.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Sagrada Familia Jesús, María y José

Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc 2,51).
Jesús, hoy es la Fiesta de tu familia, de la Sagrada Familia. ¡Qué buena es mi familia! Tengo de todo: papás, hermanos, abuelitos, primos… tengo hasta un perro y dos periquitos. Otras personas, que pena, quizá no tengan “ni padre ni madre ni perrito que les ladre”, ni nada. Ahora que paso todos los días un rato contemplando el Nacimiento ya he sacado parecido a algunas de la figuras y así rezo por todos. Hasta el muñequito de lego que puso mi hermanito me ayuda a pedir por él. Y como soy medio aventado, me imagino que María y José bien podrían ser mi papá y mamá. ¿Acaso no soy hijo de Dios, pues?
Jesús, muchas gracias por mi familia, no me la merezco.
Si alguno no cuida de los suyos y principalmente de su casa, ha negado la fe y es peor que un infiel (1Tim 5,8).
Jesús, en mi papá veo a San José, en mi mamá a la Santísima Virgen. Mi casa es una continuación del “hogar de Nazaret”. Lo que pasa es que a veces se me olvida y ando en la luna con los Guardianes de la Galaxia o dando saltos, y comiendo pizza, creyendo que soy Tortuga Ninja. Jesús, ayúdame a que mi casa sea mía, y yo ponga de mi parte en cuidarla y tenerla bonita. Ayúdame a no afearla con mi desorden o mis relajos. Que mi casa realmente sea como lo fue la tuya; un hogar luminoso y alegre, donde todos están siempre contentos.
Pregunta a José cómo cuidar de los de tu casa.

Propósito: Que mi casa parezca de revista (porque yo la ordené) 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

San Juan Evangelista “y permanecieron con Él”

Aquel discípulo a quien amaba Jesús dijo a Pedro: ¡Es el Señor! (Jn 21, 7)
Jesús, San Juan cuando te conoció bien podía tener mis años o poco más. Como yo, era un joven lleno de ideales y “espinillas”, con ganas de cambiar el mundo. “Yo quisiera –me has dicho– que Juan, el adolescente, tuviera una confidencia conmigo y me diera consejos: y me animase para conseguir la pureza de mi corazón” (Camino 125). La Santa Pureza es lo raro de no ser “raro”. Porque la impureza no va sola, sino que se hace acompañar de egoísmo, violencia, pereza… La impureza esclaviza, no se conforma, siempre está insatisfecha, quiere más. Niñito Jesús, dame un corazón limpio y puro para mí, mis hermanos y amigos.
San Juan tenía un corazón joven, ardiente, enamorado, ¿cómo yo?
Maestro, ¿dónde vives? (…) Venid y veréis (…) Y permanecieron con Él aquel día. Era como la hora décima (Jn 1, 39).
¿De dónde sacaba Juan la fuerza? ¿Cómo consiguió un corazón tan enamorado? —Respuesta: del trato con Jesús. Sin Jesús, ningún ideal en esta vida tiene sentido. Como decía el Papa Francisco en la JMJ de Brasil “Sé que ustedes no quieren vivir en la ilusión de una libertad “chirle” (aguado, inconsistente) que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que den pleno sentido”.
Pregúntale a Jesús —¿Qué quieres de mí? Y óyele y contéstale.

Propósito: Permanecer junto a Jesús, queriendo ser como Juan

martes, 26 de diciembre de 2017

San Esteban protomártir esto apenas empieza

Dijo Jesús a sus apóstoles: «…darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. (Mt 10, 18)
Jesús, todavía me duele la garganta de los cantos del 24 y de ayer. Este año si me desquité de cantar y celebrar como buen hijo de Dios tu nacimiento. A mis papás les tocó levantarse para ir a trabajar, y yo, en cambio, me quedé en la casa. Iba a decir que me quedaba descansando pero el evangelio de hoy y la historia de San Esteban me han devuelto a la realidad. No me quiero quedar atrás y también quiero ser un protomártir, de los primeritos que dan testimonio de ti con sufrimiento. Y lo tengo fácil, hay que barrer la basura de los cohetes, tirar los papeles, y los envoltorios de los regalos; hay que lavar los platos para que esté lista la casa para año nuevo,...
Ayuda, ese es el martirio que Dios te está pidiendo.
El que persevere hasta el final, se salvará (Mt 10, 22).
Ya se me estaba ocurriendo cómo zafarme de los encargos que me habían dado. Por abrir la bocota y llevármelas de protomártir me pusieron tanto oficio, me había dicho. Pero no, Jesús, te veo en el pesebre y te digo que hoy no me voy a dejar vencer por la pereza. Voy a trabajar como un burro.
A los niños chiquitos, el 26 les gusta jugar con sus regalos. No te hagas, a ti también, pero antes, a ayudar, y después con la conciencia tranquila, ¡a jugar!

Propósito: ofrecerme a ayudar recogiendo el relajo que quedó después de las fiestas

lunes, 25 de diciembre de 2017

Navidad, Navidad, dulce Navidad

Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor (Lc 2, 11).
Tengo que aceptar que estoy un poco atarantado. Ayer, o hoy, mejor dicho, nos acostamos a las saber cuántas. En medio del ruido de la reventazón de cohetes y la alegría de los abrazos me quedé un rato mirando al nacimiento. María tenía cargado al niño. José estaba de rodillas, al lado. Estaba llorando, estoy seguro. El niño era tan adorable, y su mamá, la siempre Virgen, parecía tener el rostro iluminado. Los ángeles cantaban alrededor “¡gloria a Dios en el cielo!”. Atrás, en un segundo plano, estaba la mula y el buey. A un lado, el burro. Ese soy yo, me dije. Burro o como sea, ahí estaba también, metido en el portal de Belén.
No importa qué personaje seas, métete en el portal de Belén.
Lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre (Lc 2, 7).
Mientras veía a María con el niño en brazos, y a José a su lado, me acordé de lo que san Josemaría decía en su libro de Santo Rosario, que le pedía a la Virgen el niño y cuando lo tenía en sus brazos, decía “Y le beso -bésale tú-, y le bailo, y le canto, y le llamo Rey, Amor, mi Dios, mi Unico, mi Todo!... ¡Qué hermoso es el Niño...!” (Sto. Rosario, 3er misterio gozoso). Me entraron unas ganas horribles de hacerlo también yo, pero el niño del nacimiento de mi casa es chiquito, y yo, en cambio, soy grande, aunque los amigos de mis papás digan lo contrario. ¿Y si me hago pequeño, del tamaño del niño de las figuras del nacimiento, y me dejo de falsos orgullos de querer ser “adulto”?
Pídele permiso a José de agarrar al niño y chinearlo un rato.

Pasar un buen rato haciendo oración frente al nacimiento

domingo, 24 de diciembre de 2017

Esta noche es nochebuena y mañana Navidad

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos (Lc 1, 76)
Me siento como esos futbolistas que ni pueden cantar bien el himno antes del partido a causa de los nervios. Llevo no sé cuántos días preparándome para la noche de hoy. Los regalos ya están al pie del árbol. La casa ya huele a tamal y un montón de delicias más. Mamá y papá andan fuera comprando las últimas cosas. Me han dado varios recados para decir a mis papás cuando vuelvan. Que la tía viene a cenar, que el primo pasará mejor después de las doce, que en tal almacén hay descuentos. Pero a pesar de todo, así se lo dije a mi custodio, sobreviviremos. Vamos a estar concentrados en que el de la fiesta es el niño Jesús, y que tengo que ser super servicial.
Angelito de la Guarda, dulce compañía, que sea servicial y llene a todos de alegría.
Nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 78-79)
Ya me había distraído haciendo cuentas de quiénes vendrían a la casa en la noche. ¡Jesús, viene Jesús! Yo ya vi dónde guarda mi mamá el niñito del nacimiento. Lo vamos a poner cabal a las 12. Pedí que me dejaran encargarme de colocarlo junto a María y José, porque quiero ser el primero que le dé un beso.
Concentrado en el beso que le darás a niñito Jesús.

Propósito: ser el primero que le diga que le quiero

sábado, 23 de diciembre de 2017

¡Libertaaaaad!

Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación (Lc 21, 28).
Tengo que apurarme, mañana es Noche Buena y pasado Navidad. Y yo pensando en los regalos. Jesús, ayúdame a levantar mi mirada al cielo y a no pensar en las cosas de la tierra. O mejor, como soy un borrico, yo te enseñaré la tierra y Tú me enseñarás el cielo… Prepara mi corazón para ser libre en las fiestas que se acercan. Libérame de quererme comer yo solo los chocolates, dulces y galletas (en especial las que tienen formas navideñas). Libérame del WhatsApp, BBM, Snapchat, Instagram, y un largo etcétera, y de todito lo que me distraiga de estar con mi familia.
Eres libre, no lo olvides. No te vayas a dejar atar por cosas materiales
Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra (Aleluya).
Salvar, liberar… un Rey que se hace también barro, como nosotros, para salvarnos, para liberarnos. ¡Y a mí, me cuesta tanto ser humilde! Me contaron que en la Iglesia de la Gruta de Belén sólo hay una puerta y que mide poco más de un metro, para recordar a todos cuál fue la entrada de Dios a la tierra “la humillación” y cuál es el camino para encontrar a Jesús “la humillación”. Yo no soy importante, Jesús, pero a veces se me sube el apellido y la soberbia: ayúdame a ser más humilde para recibirte mejor.
Yo quisiera, Jesús, recibirte con la humildad y devoción con que te recibió vuestra Santísima Madre.

Propósito: hoy hacer muchos favores liberadores

viernes, 22 de diciembre de 2017

“Me felicitarán todas las generaciones”

Porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas la generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi (Lc 1, 48-49).
Jesús, solo quedan tres días para que nazcas y ya me estoy poniendo un poco nervioso. Me pasa como aquella niña pequeña a la que su mamá, una tarde, le explicó que pronto le nacería un hermanito. No pasaron ni 10 minutos sin que la niña preguntara muchas veces: “Mamá, ¿Qué tal el niño?; Mama, ¿el niño ha crecido?; ¿Cuánto falta para que nazca?” Jesús, yo también estoy impaciente: ¿¡pero cuándo vas a nacer!? Estos días acudo a tu Madre la Virgen preguntando por el Niño Dios y sobre todo…felicitándola: ¡Felicidades, Madre mía! Y ayudo a que se cumpla la profecía: “Me felicitarán todas las generaciones”.
Habla con Jesús que está en el vientre de la Virgen.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa (Lc 1,56).
María se quedó pero no precisamente quieta: “Pero Isabel, quítate el delantal… Isabel no te subas ahí, que te puedes caer… déjame a mí que yo soy más joven… Isabel, descansa un rato que yo me ocupo de todo…” Ahora es María quien necesita ayuda, mi ayuda y mi compañía. El rostro de María, la necesitada de nuestra ayuda, resplandece en la mirada de los de nuestra casa. Adelántate, no esperes a que te pida ese favor o aquel otro. Sorpréndele sirviendo.
Busca bien, a que encuentras en tu casa alguien que te necesite.

Propósito: Acompañar a la Virgen hablándole muchas veces al día.

jueves, 21 de diciembre de 2017

4to Jueves de Adviento

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. (Mt 1, 18).
Este domingo el evangelio de la Misa se adelanta un poco a lo que va a pasar dentro de unos días. Es algo así como cuando uno sin querer cuenta el final de una película llevado de la emoción o de lo mucho que le gustó. Cuando las películas son buenas, me dijo un amigo una vez, aunque te cuenten el final, igual disfrutas cuando la ves. Esta película, esta historia de la vida real, no importa escucharla o verla una y otra vez. Los personajes: Dios Padre, que envía al Espíritu Santo; Dios Hijo que se encarga en María, José, el varón justo que no va a saber qué hacer al comienzo.
La historia del nacimiento de Jesús es también tu historia, escúchala con mucha atención.
José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto (Mt 1, 19).
Y aquí viene la mejor parte. El ángel en sueños le dice a José su papel en esta espectacular aventura. Ni se lo imaginaba. Ni se lo imaginaba, realmente fue un sueño hecho realidad. ¿Qué cosas tendrás preparadas para mí Jesús? ¿Qué sueños harás realidad con mi vida?
¿Qué tan grandes son tus sueños? ¿Estás preparado para dejarte sorprender por Dios?

Propósito: descubre que en la vida de Jesús, está la tuya

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Repartir alegría

El ángel, entrando en su presencia, dijo: –«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.» (Lc 1, 28).
Veo al Ángel. Está nervioso. Repasa lo que va a decir. No todos los días da noticias tan importantes. Toma aire y se siente seguro porque los planes de Dios tarde o temprano siempre llenan de alegría a quienes los aceptan. La Navidad es alegría porque nace Jesús, y al nacer, se queda con nosotros. Nos alegra su nacimiento pero más aún su presencia. Jesús, estás en el Sagrario, en mi alma en gracia, en los pobres y necesitados de la vuelta de la equina. Estas de mil maneras a mi lado y ahora me pregunto ¿estoy alegre, entonces?
Que nada te aparte de Jesús.
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38).
Quizá parte de la tristeza que a veces le puede venir a uno sea por culpa de la desobediencia. Algo así como lo de Adán y Eva que no le hicieron caso a Dios y se comieron la manzana. A lo Shakespeare: ¿obedecer o no obedecer?, esa es la cuestión. Ayúdame, Jesús, a entender que obedecer en una cosa chiquita que hace más agradable la vida de mi familia, da alegría a mis papás, ayuda a mis hermanos… La Virgen lo entendió, y de su obediencia vino un gran bien.
No pienses en lo que cuesta sino en la alegría que das obedeciendo.

Propósito: Darle una alegría a mi mamá

martes, 19 de diciembre de 2017

Aprender a tener fe

Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento. (Lc 1, 20)
Zacarías se quedó mudo por falta de fe. Se le había aparecido un ángel y aún así duda. ¿Será posible tanta incredulidad? Siento como si desde dentro de la escena me mirara Zacarías y me dijera ¡y tú quien te has creído! Con señas, obviamente, porque está mudo. Tiene razón Zacarías. A mí me han explicado desde chiquito que Jesús está en el Sagrario y le visito tan poco. He visto a mi mamá rezar y obtener de Dios el milagro que pide; y ni así logro ser constante en mis Avemarías de la noche. Me dices tan claramente, Jesús, cuál es tu voluntad a través del director espiritual y sigo siendo un cobarde.
Que no se te tenga que aparecer un ángel para que hagas lo que Dios te pide. Dáselo hoy.
Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.» (Lc 1, 25)
Isabel es discreta. Decidió agradecer así el regalo que Dios le hizo. No va por ahí, como a veces me pasa a mí, cacaraqueando lo que le pasó. Quizá porque valora el don que Dios le dio y le parece que no es para andarlo contando. Jesús, a veces por un pasito que doy en mi vida quiero que todos me vean y admiren.
No podrías ser más discreto y… constante.

Propósito: Hacer lo que Dios me pide y luego no andarlo contando

lunes, 18 de diciembre de 2017

Tiempo para oír mucho

He aquí que un ángel del Señor se la apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo (Mt 1, 20-24)
Dicen que “no hay peor sordo que el que no quiere oír”; también se podría decir lo contrario, porque José quería hacer la voluntad de Dios, pero no sabía cuál era. Veía que Dios estaba interviniendo porque María –ese pedacito de cielo en la tierra– espera un Hijo. Y José seguro que te acordaste de las profecías “la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel” y piensas que seguramente tú sobras. Pero no, Dios te quiere para que cuides de su Hijo y le des la figura paterna en la tierra a Jesús y así los cuides.
Recibe una tutoría de José (Pepe) de “oír a Dios”.
Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros. (Mt 1, 22-23)
Ya mero, este sábado Navidad. Pero yo quiero Jesús que sea Navidad en todas la casas y los pueblos del mundo todos los días del año, que te dejemos nacer, que seas nuestro “Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros”. Yo, al menos, intentaré no sacarte por culpa de mis pecados. Voy a intentar estar muy alegre y contagiar la alegría a mi familia.
Repítele: Emmanuel, Manuel, Manolo… siempre conmigo.

Propósito: Estar siempre con los tres, con Jesús, María y José

domingo, 17 de diciembre de 2017

Música de salvación

Genealogía de Jesús… (Mt 1, 1).
Hay mucha gente, Jesús, a la que le encanta que le recuerden sus orígenes. Un amigo, que tocaba muy bien la guitarra, me dijo que en su familia, en cada generación siembre han habido varios músicos. Incluso, añadió, se les podría seguir la pista hasta el siglo XVII. Con tanta presión genealógica, si a uno le gustaba la música, era se convertía casi vergüenza para la familia. Me pregunto, Jesús, si yo me sentiré orgullosísimo de ser hijo de Dios. Seguramente me dirás que eso se nota en las obras, no tanto en las palabras. Algo así como en la familia de mi amigo. No sólo hay que decir que a uno le gusta la música, sino que hay que saber tocar un instrumento.
Hacer música de la buena, pero con buenas obras.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce (Mt, 1-17)
A los judíos les encantaba darle valor numérico a las consonantes. Las que forman la palabra “David”, en hebreo, sumadas dan 14. Por eso, el 14 está presente tres veces en la genealogía de Jesús, como queriendo decir, Jesús es tres veces “hijo de David”, y por tanto, el Salvador que habría de venir.
Tu también eres “hijo de David”, y por tanto también la salvación depende de ti. ¿No crees que es hora de comenzar a “salvar”?

Propósito: salvar mucha gente ayudando desinteresadamente.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Obedeceré a la primera, aunque me cueste

Por aquellos días el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio (…) Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades (Lc 2,1-3).
Jesús, cuando ya todo está preparado para recibirte lo mejor posible, San José y la Virgen María tuvieron la noticia de que debían viajar a Belén. Fue una gran contrariedad porque los viajes eran entonces muy molestos. Sin embargo, no protestaron. Enseguida se pusieron a preparar las cosas para salir cuanto antes. Aquel cambio de planes –como a todos nos sucede cuando nos mandan algo que no nos gusta– les costó trabajo. Pero ellos sabían que al obedecer a quien lo había ordenado estaban obedeciendo a Dios. No pusieron mala cara y obedecieron rápidamente.
Dile a Jesús que quieres obedecer y siempre a la primera.
José como era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David llamada Belén (Lc 2, 4-5).
Jesús, en este día de la Novena de Navidad, voy a preparar la venida del Niño Dios obedeciendo siempre a la primera, sin que me digan las cosas dos o tres veces, y con alegría, sonriendo siempre. Además en mi casa me suelen mandar cosas sensatas, porque a saber que mosca le picó al Rey de Roma para mandar eso del censo. Obedeciendo me pareceré más a Ti, Jesús, y a María y a José.
Jesús, que aprenda de San José: era descendiente de reyes y obedeció.

Propósito: Repito: Obedecer a la 1ª y J.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Déjale que te pregunte

Jesús llegó al templo y (...) se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? (Mt 21, 23).
Hubo una famosa frase que dijo un cantante a un boxeador. John Lennon le dijo un día a Mohammed Alí: “Cuanto más auténtico seas, más raros serán los demás”. Cada uno la interpretó a su manera. Jesús, aquellos judíos eran retorcidos y no buscaban la verdad, sino perderte. Ellos eran “La autoridad”, ellos eran “Los auténticos”; y los que no fueran como ellos se convertían en raros. Jesús, ahora pasa igual. A los que queremos ser cristianos se nos llama raros porque no nos sometemos a lo “políticamente correcto”, al pensamiento dominante del momento. Jesús, ayúdame a ser como Tú, o mi Madre la Virgen, auténticamente cristiano, sin dejarme llevar de complejos de inferioridad.
¿Por miedo a quedar mal me hago el que no le conozco?
Jesús les replicó: os voy a hacer yo también una pregunta (Mt 21, 24).
Jesús, a mí me puedes hacer no sólo una, sino muchas preguntas. Y lo haces porque cuando hago oración no paras: –¿Por qué estás tan serio? –¿Por qué no me cuentas un chiste? –¿Por qué no me cantas algo? ¿Por qué no hablamos de aquello de lo que te estás haciendo el loco?
Deja que Jesús te pregunte lo que quiera. Eso sí, responde y no te hagas el desentendido.

Propósito: responder a Jesús.

jueves, 14 de diciembre de 2017

3er Jueves de Adviento

Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías» (Jn 1, 23).
Un día encontré una persona que no celebraba la Navidad. Será que no son católicos, le contesté. Me sorprendió más saber que no sólo no la celebra sino que no han oído hablar nunca de ti, Jesús. Yo vivo en un país donde se supone que todos te conocen, aunque a veces hay muchos que se comportan como si no te conocieran. Yo el primero. Creo que también estos días son buenos para hacer las de Juan el Bautista e ir hablar a mis amigos del verdadero sentido de la Navidad.
Examina qué amigos tienes que vivan como si conocieran a Jesús y háblales.
«En medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. (Jn 1, 26).
Jesús, estás en medio de nosotros. No te vemos porque a veces sólo nos buscamos a nosotros mismos. A mí me pasa que quisiera ver tu rostro, pero tal como yo me lo imagino, y no como tú eres realmente. Quizá por eso me cuenta tanto verte en las personas necesitadas. A veces hasta miedo me dan. ¡Qué buena época esta para buscarte en los más necesitados!
Busca a una persona necesitada; quizá podría estar en tu propia casa.

Propósito: hablarle a alguien del sentido verdadero de la Navidad

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Valiente siempre

Yo os digo que Elías ya ha venido y no lo han reconocido, sino que han hecho con él lo que han querido (Mt 17, 12).
Me encanta la “Hª Sagrada”, la historia de tu Pueblo. Te tengo que confesar que a veces voy a leer las vidas de los Reyes, los Profetas, y tantos héroes en un libro con dibujos de mi abuelita que se llama “Historia Sagrada para Niños”. Dame, Jesús, la fe de Moisés, el coraje de Jonás –aunque al principio fue un cobarde– y la fuerza de Sansón. Pero ahora te pido perdón por los que se iban a adorar a dioses falsos y por los que rechazaron a los profetas hasta darles matarile como a Juan Bautista. Yo no te quiero traicionar nunca. Ayúdame, Jesús, a serte muy fiel siempre.
Señor ¿te he traicionado últimamente?... Perdóname.
También el Hijo del Hombre ha de padecer de parte de ellos (Mt 17, 12).
Primero se echaron a los profetas y luego Jesús, te clavaron en una Cruz, después de flagelarte, coronarte de espinas, cargarte con la cruz… Físicamente lo hicieron ellos, unos cuantos romanos y judíos, pero en el fondo lo hicimos todos los hombres con nuestros pecados. Mi abuela, la del libro de dibujos, tenía una imagen del Niño-Dios acostado no en una cunita, sino en una Cruz, abrazándola. Y ahora me acuerdo del villancico “mi Madre es del Cielo, mi Padre también, yo vine a la tierra para padecer”. La Navidad es muy bonita, pero Tú, Jesús, sabías a lo que venías, y viniste. Ayúdame a sufrir cuando me toque, para unirme a tu Cruz.
Repite a Jesús que no quieres tener miedo a la Cruz.

Propósito: Un sacrificio cada día de aquí al 24 de diciembre.

martes, 12 de diciembre de 2017

Nuestra Señora de Guadalupe Madre Bendita

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? (Lc 1, 42)
Era un sábado de 1531. El indio Juan Diego iba muy de madrugada a México a sus clases de catecismo. Junto a un cerro, escuchó que lo llamaban: Juanito, Juan Dieguito. Subió a la cumbre y vio a la Niña que le dice: Hijito mío el más amado: yo soy la perfecta siempre Virgen María, Madre del verdaderísimo Dios…, mucho quiero tengan la bondad de construirme aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión y auxilio… Allí estaré siempre dispuesta a escuchar…, para purificar y curar sus penas y dolores.
Agradece a Jesús que nos haya dado a la Virgen como Madre nuestra.
Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor (Lc 1, 45)
Juan Diego al principio se hizo el remolón, pero pudo más el amor a la Virgen. Por fin, fue a ver al Obispo y desplegó delante de él su poncho lleno de rosas. Y, así, al tiempo que se esparcieron las diferentes flores, en ese mismo instante… apareció de improviso en el humilde ayate la venerada imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios, tal como ahora tenemos la dicha de venerarla. La Virgen se hizo una foto y nos la dejó como prueba de su amor.
Indudablemente a la Virgen le gustan las rosas. ¿Rezo el Rosario?

Propósito: Diez, veinte... cincuenta rosas para la Virgen de Guadalupe.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Bits en los que se oye música celestial

Les aseguro que no ha surgido entre los hombres nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él (Mt 11, 11).
Juan el Bautista era un hombre incansable. Predicó hasta el mismo día en que Herodes lo mandó decapitar. No se cansa de hablar de la verdad. Era un grande. Jesús, y más grandes somos nosotros, que te hemos conocido y recibido en la Eucaristía tantas veces. Un amigo que decía que para no cansarse, era importante tener clara la meta. ¿Tendré clara yo mi meta, es decir, irme al cielo? A lo mejor, por eso me canso tan rápido de rezar o de servir a los demás.
Aunque no lo creas, servir ahuyenta la pereza.
El que tenga oídos, que oiga (Mt 11, 15).
Si no van a ser para oír, para qué va uno a tener las orejas. Pero hay quien teniendo oídos en buen estado, tiene, como le dijo un psicólogo a un amigo, sordera atencional. Es decir, gente que no oye por no poner atención. Tú, Jesús, estás ahora, en este rato de oración, queriendo hablarme. Tus palabras suenan más hermosas que el más bello de los poemas o la canción más descargada en iTunes. Y pensar que me las pierdo por el ruido que hago al descansar, al distraerme un poco para recuperar las fuerzas, cuando no hago más que tener los audífonos, sean Bits o los que traía el celular frijolito sonando a todo volumen.
Busca el silencio, y escucharas nuevas melodías.

Propósito: apagar un ratito la música para hacer oración.

domingo, 10 de diciembre de 2017

El verdadero descanso

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. (Mt 11, 28).
A estas alturas del año, muchos hablan ya de planes para cuando llegue la Navidad. A Jesús le da gusto que queramos descansar junto a Él. He oído gente que dice “para mí, descansar es pasarlo en familia”. Al final eso haremos cuando lleguen esos días. Pasarlo en familia, junto a Jesús, María y José. La verdad es que al final, lo que de verdad descansa es estar contigo, Jesús; y dar amor. Otras cosas, dormir, comer o hacer relajo, algo ayuda, pero nada como saber que todo está en tus manos.
¿Cansado? Probá descansar con Jesús, hablándole en el Sagrario.
Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera” (Mt 11, 30).
Creo que una de las cosas que más agobia son los problemas en los que uno se metió por su propia culpa. Por ejemplo, cuando uno no dijo la verdad o dejó de hacer lo que le habían mandado. Pero ese no es el “yugo” que nos pides que llevemos, Jesús. Tu yugo consiste en una carga que a la larga es ligera: la carga de obedecer, de estudiar a su tiempo, de ser sincero o de no agarrar a escondidas las cosas. Esto da descanso. Basta ver las caras de los que sacaron buenas notas y no andan afligidos en vacaciones.
Descansa haciendo lo que Jesús espera que hagas.

Propósito: Descansar ayudando mucho en la casa.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Oveja perdida, oveja predilecta

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no dejará las noventa y nueve y va en busca de la perdida? (Mt 18,12).
¡Pues no, Jesús!, en esto te equivocas. Allá ella si se pierde. Si le da por hacer de oveja negra y se pone en plan tonto a retozar, curiosear, corretear y perderse… es su problema. ¡Qué culpa tienen las otras 99 para dejarlas desatendidas! Pero claro, Jesús, tú no eres como yo y conoces a cada oveja. La llamas por su nombre, no te da igual. Y además, Jesús, al contar no pasas del uno: uno, uno, uno…. Para ti cada uno somos únicos e irrepetibles, seamos ovejas o cabras, sanos o enfermos. Jesús, gracias por irme a buscar tantas veces.
¿Quiero a todos o distingo a los que me caen bien de los que me caen mal?
Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado (Mt 18,14).
Jesús, una vez me encontré una persona, un poco loquita, que lo que no soportaba de Ti es que quisieras a todos. Ella quería sentirse querida en exclusividad, quería ser siempre la oveja perdida, la única protagonista de tu amor, y pensándolo bien, así es como nos quieres. Para ti, es como si sólo existiera yo. Ojala yo pudiera querer así a los de mi casa. Y no habría oveja perdida, porque ninguno se despistaría pensando en sí mismo.
Puedes ser oveja, y también pastor.

Propósito: querer a todos.

viernes, 8 de diciembre de 2017

INMACULADA CONCEPCIÓN Arca de la Alianza y “tarta”

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas” (Ap 12,1).
Hoy, Madre mía, terminamos con broche de oro tu Novena. No puedes estar más que contenta por el cariño que hemos derrochado estos días. Cada propósito, como una flecha, ha llegado hasta tu maternal corazón. Como todas las madres buenas del mundo en el día de su fiesta, hoy nos tienes preparada una sorpresa: todo lo que hemos rezado, todo lo que hemos ofrecido estos días… nos lo devuelves con creces a través de la presencia de tu Hijo en nuestra alma en gracia. Hoy, en Misa, en la Comunión, repetiré muchas veces: ¡Qué buena eres, Madre mía!, ¡Qué rebuena eres, que super mamá eres….!
Agradece a Jesús lo buena, guapa y elegante que es “nuestra”Madre.
“Y se abrió el templo de Dios en el cielo y en el Templo apareció el arca de su alianza” (Ap 11,19).
¡Ah! He leído mal… ya decía yo. ¿Cómo iba a aparecer en el cielo una “tarta” de alianza, es decir un “gran pastel”?; dice arca, no “tarta” —Pero ¿y por qué no va haber hoy tarta? ¿No es hoy la fiesta de mi Madre? ¿Conozco alguna fiesta de mamá sin tarta? —Pues, entonces… “Y apareció en la comida una gran tarta…” de tres leches o cheesecake estilo New York, o un Selva Negra, o un …
Termina agradeciendo a María tantas cosas buenas, también la tarta.

Propósito: Partir un pastel en honor de la Virgen en la casa.