Vosotros,
pues, orad así: Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu
Nombre (Mt 6, 10).
Padre nuestro que estás
en el Cielo… y en la tierra, en el Sagrario, en la cocina y en mi cuarto, en la
piscina y en la montaña, y en la punta de un pino. Danos el pan de cada día...
y la leche, y chocolates, y un carro nuevo para papá, y salud para mi abuela, y
dinero para pagar la hipoteca, y que siempre sonría, y que no mueran más niños
antes de nacer, y que se acaben las guerras, y…
► Y tú,
¿qué le puedes pedir al Padre de parte de su Hijo Jesús?
Hágase tu voluntad
así en la tierra como en el Cielo (Mt 6, 12).
Del Padrenuestro, los
santos han sacado mucho provecho. San Josemaría: Tenía por costumbre, no pocas
veces, cuando era joven, no emplear ningún libro para la meditación. Recitaba
paladeando, una a una las palabras del Padrenuestro, y me detenía, saboreando,
cuando Dios era mi Padre, que me debía sentir hermano de Jesucristo y hermano
de todos los hombres. No salía de mi asombro, contemplando que era ¡hijo de
Dios!
► Reza
“paladeando”, “saboreando” el Padrenuestro, pero despacito.
Propósito:
rezar más Padrenuestros.