viernes, 8 de enero de 2016

BAUTISMO del SEÑOR “Este es mi Hijo amado”

Entonces vino Jesús al Jordán desde Galilea, para ser bauti­zado por Juan (Mt 3, 13).
Cuando Juan Pablo II, siendo Papa visitó Polonia, fue a su ciudad natal Wadowiche. Lo primero que hizo fue ponerse de rodillas y pasar un largo rato de oración delante de la pila bautismal. Allí, en ese preciso lugar, fue donde sus padres, por el Bautismo, lo “revistieron de Cristo”. También, aunque no lo pidió, le vacunaron, le llevaron al pediatra, etc. Jesús, hoy, en la fiesta de tu Bautismo, te pido por todos esos niños de familias cris­tianas no bautizados y por sus padres. ¡Qué gran responsabilidad ante Dios!
Ni apellido ni herencia ni “nada”. Lo mejor es haber recibido la FE.
Jesús salió del agua; y he aquí que se le abrieron los Cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz del Cielo que decía: “Este es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido” (Mt 3, 16-17)
Jesús, voy a enterarme de la fecha de mi Bautizo para también celebrar­lo. No me acuerdo de nada, pero ahí estuvieron mis papás, padrinos, tíos. Jesús mío, tampoco quiso perderse tu Bautizo tu “Familia del Cielo”: acudió en pleno la Santísima Trinidad; y el Padre se emocionó tanto que no pudo callar y dijo: “Tú eres mi Hijo, el Amado, en ti me he compla­cido”.
Agradece a Jesús ser también el hijo amado, el predilecto

Propósito: Celebrar la fecha de mi Bautizo.

jueves, 7 de enero de 2016

El alma limpita es como está bonita

Un hombre cubierto de lepra, al ver a Jesús, se postró delante y le suplicó diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme (Lc 5, 12)
Jesús, Tú haces milagros a quien los pide, y para pedirlos a veces me falta humildad para hincarme ante Ti y reconocer que tengo lepra y mostrarla. A veces pesco la lepra por descuido, pero otras me la busco yo solito, y luego estoy mal y hago sentir mal a los demás. Pero a quien más daño hace la lepra del pecado es a Ti, causó tu muerte, pero es ella la que borra mis pecados, si los reconozco y te pido perdón… sin pena, que te doy una alegría cuando me confieso. Y cuando uno co­noce un buen médico lo recomienda, voy a hacerlo con mis amigos.
Que admita mi lepra… y que me deje curar.
Y extendiendo Jesús la mano le tocó diciendo: Quiero, queda limpio. Y al instante desapareció de él la lepra (Lc 5, 12)
Podías haberlo hecho de mil maneras, pero quisiste, Señor, que nos que­dara constancia al oír que quedamos limpios: Yo te perdono en el nom­bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo… Vete en paz. Te doy gracias, Jesús, por este Sacramento que me cura, además me fortalece, me pone limpita el alma. A mi edad a veces puede haber enfermedades graves como la lepra, pero lo normal son las espinillas o los puntos ne­gros… La confesión es la mejor crema para las enfermedades del alma, se aplica a necesidad, se recomienda al menos una vez por semana.
¡Señor, quiero tu pomada para mi alma!

Propósito: Usar y recomendar la Confesión

miércoles, 6 de enero de 2016

LOS MAGOS Preguntando se llega a Roma… y al Niño

Unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén pregun­tado ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo (Mt 2, 1-12).
Jesús, qué sorpresa la que se llevaron María y José al ver a aquellos Magos; y más sorpresa cuando les dieron oro –como Rey–, incienso –como Dios– y mirra –como hombre mortal–. Pero los Magos salieron ganando porque vieron al Niño y lo adoraron. Los Magos encontraron al Niño-Dios porque cuando perdieron la estrella, preguntaron… Jesús, que no me dé pena preguntar cómo encontrarte cuando ando perdido… ahora estoy contigo en el Nacimiento y voy a mover un poco a los Reyes para que no se pierdan.
Jesús, no quiero perderte, que no me dé pena preguntar.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al Niño con María, su madre y cayendo de ro­dillas le adoraron; después, abriendo sus cofres le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra (Mt 2, 1-12).
Los Reyes le hicieron sus regalos de Navidad al Niño, pero Él les tenía guardados regalos para ellos desde el 25: —Melchor ¿qué te trajo Santa Claus?: Una estrella juguetona, un Niño que es Dios y una Madre de ver­dad. —Vaya, lo mismo que a mí. —Y a mí también, replicó Baltasar. Jesús, Tú y tu Madre son el mejor regalo para la humanidad.
Pásate el día jugando con tus regalos de navidad… y con el Niño Dios.

Propósito: Pedir rosca de reyes.

martes, 5 de enero de 2016

Jesús lee la Biblia y me deja sin habla

Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró en la sinagoga el sábado, y se levantó para leer (Lc 4, 16)
Jesús, yo sé por qué cambió el día de ir al Templo, porque Tú resucitaste el domingo –aunque se puede ir a Misa desde la tarde del sábado–: allí leen las Escrituras, al final el sacerdote lee el Evangelio, lo lee sólo él porque en Misa te presta su cuerpo y voz. Yo y los demás nos paramos para oír el Evangelio porque es tu vida y tu palabra. En Misa primero me alimenta tu Palabra y luego tu Pan, ambos me llenan el alma; y me sienta tan bien y me sirve tanto que no me conformo con aquello de la canción mexicana –“de domingo a domingo te vengo a ver, / cuándo será domingo, Cielito Lindo, para volver”– y consigo ir entre semana.
Quiero no distraerme y escuchar con el alma parada el Evangelio
Y enrollando el libro se lo devolvió al ministro, y se sentó. Todos en la sinagoga tenían fijos en él los ojos (Lc 4, 22-21)
Guttemberg nació muchos siglos después de esto, gracias a su invento ahora tenemos libros que se guardan muy bien. En casa tenemos una Biblia que leo a veces, pero yo tengo mi librito manejable del Nuevo Testamento, –¡qué bueno sería si consigo leerlo a diario cinco minutos!– fijar los ojos en él, leerlo es mirarte a Ti, mi Señor. Me contaron que un san­to cuando lo leía besaba el libro cada vez que salía tu nombre, Jesús; yo al menos voy a besarlo cada día cuando acaben mis cinco minutos mirándote, leyéndote… aunque me ponga colorado.
Señor, quiero inventar cosas para que te puedan conocer muchos

Propósito: Leer y fijarme en Ti… leer y besarte. ¡Ah! y ser inventor.

lunes, 4 de enero de 2016

Siempre llegas a tiempo

Y viéndoles remar con gran fatiga, pues el viento les era con­trario, hacia la cuarta vigilia de la noche viene a ellos andan­do sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo (Mc 6, 48)
A veces no te entiendo, Jesús, cuando estoy en un peligro no me “sal­vas” enseguida. Me acuerdo del poema que leí en la puerta de una ermita de la Virgen del Carmen, en un puerto de pescadores: “Quien no sepa rezar / que navegue en alta mar / allí solo aprenderá”. Quieres que ponga de mi parte, no me das nada que pueda conseguir yo remando, y además Tú te apareces y si te llamo acudes. A veces son buenos los problemas, para que no me crea ni Superman, ni la Mamá de Tarzán. Yo sólo no puedo, tengo que acudir a Ti.
Jesús, que no me crea Superman, que siempre cuente contigo.
El habló en seguida con ellos, y les dijo: Tened confianza, soy yo, no temáis. Y subió con ellos a la barca y cesó el viento (Mc 6, 50-51)
Nunca he estado en Galilea, pero estuve una vez en el mar. ¡Cómo me gustaría ir en una barca contigo y mis friends! ¡Cuántas cosas te pregun­taría! ¿Por qué el cielo es azul, y por qué disfruto pescando pero no me gusta comer pescado? ¿Por qué en el fondo quiero que empiecen ya las clases? Te preguntaría cómo es el cielo por dentro, y por qué quisiste llamar a tantos pescadores… y por qué me quieres pescar a mí. Sea como sea Tú me repites, que confíe en Ti, que no tenga miedo a que me pesques.
Señor, en tu barca ¿pescador o pescadito?

Propósito: Navegar y pescar… y comer pescado.

domingo, 3 de enero de 2016

Alma, calma

Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque anda­ban como oveja sin pastor, y se puso a enseñarles con calma (Mc 6, 34).
Jesús, ¡ay que depre! Vaya bajón esta mañana al despertarme, pensar en que sólo me quedan unos diez días más de vacaciones. Si alguna vez me pongo triste, sé cuál es el remedio: acudir a ti. Jesús vio una multitud y le dio lástima. Me viste, nos viste y comenzó la fiesta: Hicieron recostar a la gente sobre la hierba en grupos y nos diste de comer Partió los pa­nes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Por eso la Misa y el Sagrario son mi quitapenas. Quiero alimentarme del Pan de Vida y después, cuando te tenga dentro, te daré gracias por lo bien que me lo he pasado esta Navidades.
¿El mejor antidepresivo?: La comunión frecuente. Hoy lo necesito…
Y se puso a enseñarles con calma (Mc 6, 34).
Esto va por los profesores. Es que ¿nunca han sido alumnos? ¿Tan lejos les queda su infancia? Nada de exámenes de nivelación a la vuelta… Eso es de mal gusto y va contra los derechos humanos (los alumnos también somos humanos). Fue lo que hizo Jesús: enseñarles con calma, con calma, con calma, con mucha calma. ¡A ver quiénes me tocan este año! Ayúdales, Señor, porque a veces la culpa es mía y de mis aleros molestando.
Agradece a Jesús los profesores tan buenos que tendrás y terminas.

Propósito: rezar por los profes.

sábado, 2 de enero de 2016

De todas las Zonas

Y dejando Nazaret se fue a vivir a Cafarnaún (…) para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: el pueblo que yacía en tinieblas ha visto una gran luz. (Mt 4, 13-16)
Jesús, pronto voy a dejar mi casa cada mañana para volver al colegio, me queda poco tiempo de vacaciones. ¡Ojalá sea mi casa como la tuya de Nazaret! En parte depende de mí, de no ser un servido. Voy a aprovechar los días que me quedan para ayudar mucho a mis papás, seguro que puedo arreglar más de un closet, recoger y ordenar cosas de estos días… ¡ah! y preparar muy bien todo mi material y el de mis hermanos para el colegio.
Jesús, que no se me apague tu Luz cuando empiece el colegio.
Y le seguían grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán (Mt 4, 25)
Estos días pasados mucha gente se ha acordado de Ti, mi Jesús, pero te pido para que no haya sido sólo por un día. Una prima mía fue a Orlando y me contó que las calles estaban bien bonitas y que en la igle­sia supo seguir la Misa muy bien aunque era en inglés y que había dos chinos y bastantes negros. ¡Qué alegría que tanta gente te siga, todos tan distintos y todos tan iguales! Quiero ser hermano de todos, también de los nuevos en el colegio y de aquellos que no me caen tan bien.
Te siguen cheles, chaparros, negritos,… yo no discrimino, soy cristiano.

Propósito: Sólo una raza, la de los hijos de Dios.

viernes, 1 de enero de 2016

Sta MARÍA, MADRE DE DIOS Y Madre mía

Y vinieron presurosos y encontraron a María y a José y al Niño reclinado en el pesebre (Lc 2, 16).
¡Qué forma más estupenda de comenzar el Nuevo Año! Jesús, hoy nada más levantarme he ido “presuroso” a ver el Nacimiento que tenemos en casa. Ahí estás Tú junto a tu Madre, que no te pierde de vista ni un momento, y San José. Los tres bien juntitos. Bueno Jesús, quiero pedirte un favor. Quiero estrenar el nuevo año de la mejor manera, de la mano de tu Madre ¿me la prestas un rato?... recuerda que es Madre tuya pero también nuestra. Quiero, de la mano de la Virgen vivir todo el nuevo año. No te enfadas ¿Verdad?... ¿Por qué te ríes?
Cuenta a tu Madre del Cielo tus proyectos para el nuevo año: bajar peso, sacar 100 en mate, echar dos goles con la zurda… ¡ser santo!
Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón (Lc 2, 19).
El golazo en el partido con mis primos, fue un gol en toda regla, muy aplaudido. No se me va de la cabeza. Lástima que no estuviera la te­levisión para filmarme… Jesús, son cosas que conservo en mi memoria y en mi corazón porque también me sirven para hablar contigo en la oración. Te ofrezco ese gol, junto a las buenas notas, ayudar en casa… Y medito, por supuesto, tu Palabra, el evangelio de cada día. ¿Qué me querrás decir?
¿Qué ha metido Dios en tu cabeza y tu corazón? Medítalo con valentía.

Propósito: Comenzar el nuevo año de la mano de Jesús, María y José.