jueves, 31 de diciembre de 2015

NOCHEVIEJA. Gracias por tantas cosas buenas

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tiniebla, y las tiniebla no la recibieron (Jn 1, 4-5).
Jesús, me contaba Takayuki, mi amigo japonés, cómo es del “País del sol naciente”, una costumbre en Japón, que una vez comenzada la no­chevieja, algunos iniciaban la ascensión de alguna montaña. Toda la noche dura la escalada para llegar a la cumbre al filo del alba. Desde la cima reciben el amanecer del nuevo sol del nuevo año. “La luz brilla en las tinieblas”: Jesús, ¡que este mundo está muy oscuro!, ¡no te asustes! Jesús, danos también este año tu luz en el alma y en la inteligencia y no habrá tinieblas que se te resistan: un poco de tu luz puede disipar las tinieblas más tenebrosas.
Termina el año agradeciendo a Dios tantas cosas buenas
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre (…) A cuantos la recibieron, les da el poder para ser hijos de Dios (Jn 1, 9,12).
Jesús, yo de montañas nada. Esta noche mis hermanos quemarán “co­hetes” (a saber que mafiada hicieron para conseguirlos), y mi hermana –que está como una cabra– dice que esperará el año nuevo sobre el pie izquierdo para entrar con buen pie; los italianos cenarán lentejas; los franceses tomarán 12 uvas; los supersticiosos tocarán madera. Otros más perdidos disfrazados y bebiendo como náufragos. Jesús, yo quiero comenzar el nuevo año sintiéndome hijo de Dios.
Proponte comenzar el nuevo año con una oración.

Propósito: En el minuto 0, segundo 1 rezar, luego festejar.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

La Sagrada Familia Jesús, José y María

Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc 2,51).
Jesús, hoy es la Fiesta de tu familia, de la Sagrada Familia. ¡Qué buena es mi familia! Tengo de todo: papás, hermanos, abuelitos, primos… ten­go hasta un perro y dos periquitos. Otras personas, que pena, quizá no tengan “ni padre ni madre ni perrito que les ladre”, ni nada. Ahora que paso todos los días un rato contemplando el Nacimiento ya he sacado parecido a algunas de la figuras y así rezo por todos: la cabra es mi her­mana que está medio chiflada, el cochinito es mi hermano pequeño que sólo sabe comer, y claro, en el Nacimiento veo a mis papás que no son normales, son ¡fenomenales!
Jesús, muchas gracias por mi familia, no me la merezco.
Si alguno no cuida de los suyos y principalmente de su casa, ha negado la fe y es peor que un infiel (1Tim 5,8).
Jesús, en mi papá veo a San José, en mi mamá a la Santísima Virgen. Mi casa es una continuación del “hogar de Nazaret ”. Lo que pasa es que a veces se me olvida –¿será que soy olvidadizo como mi tío Edgar?-- y vivo como un infiel. Jesús hoy hago el propósito de poner la mesa, ha­cerme la cama… cuidar todos mis encargos. Pero mi principal encargo es “cuidar a los de mi casa”, y ahora en vacaciones tengo más chance, y aún así lo primero que me sale es pensar en mis planes, mis partidos, mi party, mi programa de TV, mi…
Pregunta a José cómo cuidar de los de tu casa.

Propósito: Cuidar más a los de mi casa.

martes, 29 de diciembre de 2015

Para crecer por dentro

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para pre­sentarlo al Señor, como está mandado en la Ley del Señor (Lc 2, 22-23).
Jesús, tus padres José y María –que te querían mucho– te llevaban al Templo de Jerusalén. A mí también mis papás –que me quieren mu­cho–, me llevan cada domingo a Misa. Pero no lo hacen sólo por “cum­plir la ley”, por el cumplimiento (cumplo-y-miento). Yo en cambio me hago el rogado, pero al final voy. Jesús, en la Eucaristía me esperas para alimentar mi alma. ¡Sufres tanto con las almas desnutridas, “raquíticas”, con las “almejas” (almas pequeñas)! “Al que escandaliza a uno de es­tos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo tiraran al mar” (Lc 17, 2-3). Y como gozas con las almas cachetonas, con los rechonchos bien alimentados, con tu Cuerpo.
Pide por todos los papis para que lleven a sus hijos a Misa.
El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabi­duría; y la gracia de Dios lo acompañaba (Lc 2, 40).
Llevo 20 años yendo a Misa y no me acuerdo de ninguna homilía. Eso de ir a Misa ¡no sirve para nada!”, se justificaba aquel hombre. Y su ami­go le explicó: “Llevas 20 años comiendo 3 veces al día y ni siquiera pue­des recordar lo que has comido hoy. Pero si no te hubieras alimentado cada día, ahora estarías muerto”. Jesús, gracias por la Eucaristía.
Dile que quieres tener un alma “cachetona”.

Propósito: No hacerse el rogado para ir a Misa.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Santos Inocentes “Ay del Chiquirritín, Chiquirriquitín”

Herodes, al ver que los Magos le habían engañado, se irritó en extremo, y mandó matar a todos los niños que había en Belén (Mt 2,16).
Un chicle sin azúcar, un café descafeinado, un champán sin burbujas… pueden servir pero no dejan de ser un “quiero pero no puedo”. ¿Una Navidad sin Nacimiento, sin Villancicos? ¿Una Navidad sin Niño-Dios?... es un fracaso. Herodes lo intentó: en las primeras Navidades de la historia quiso eliminar al Niño y acabó con todos los niños. Niño-Dios, aunque vengan ahora los modernos Herodes yo te protegeré. En mis Navidades el centro no serán ni los regalos, ni la las fiestas ni los tamales. Serás Tú, Jesús mío. Y el tamal me sabrá más rico, las fiestas más divertidas, los regalos más bonitos y los niños más contentos.
Jesús, ¿hay algo qué me impide recibirte bien?
Y mandó matar a todos los niños que había en Belén y toda su comarca, de dos años para abajo, con arreglo al tiempo que cuidadosamente había averiguado de los Magos” (Mt 2, 16-17).
Jesús, ¡qué pena! Herodes calculó cuidadosamente, casi hasta cien­tíficamente la forma de eliminar niños. Sobraban, molestaban. Ahora también hay plazos, no de 2 años pero sí de 20 semanas, 20 días: ¿un pre-embrión, un feto, un niño? ¿Dónde está el límite? ¿Quién lo pone? Jesús, hoy te pido por todos esos niños y por sus papás.
Jesús, te duele ¿verdad? A mi también, y mucho

Propósito: Rezar por los niños no nacidos y encender una vela.

domingo, 27 de diciembre de 2015

San Juan Evangelista “Y permanecieron con Él”

Aquel discípulo a quien amaba Jesús dijo a Pedro: ¡Es el Señor! (Jn 21, 7)
Jesús, San Juan cuando te conoció bien podía tener mis años. Como yo era un joven lleno de ideales y “espinillas”, con ganas de cambiar el mundo. “Yo quisiera –me has dicho– que Juan, el adolescente, tuvie­ra una confidencia conmigo y me diera consejos: y me animase para conseguir la pureza de mi corazón” (Camino 125). La Santa Pureza es lo raro de no ser “raro”. Porque la impureza no va sola, sino que se hace acompañar de egoísmo, violencia, pereza… La impureza esclaviza, no se conforma, siempre está insatisfecha, quiere más. Niño-Dios, hoy te pediré, por mediación de San Juan, el don de la Santa Pureza para mí y los míos.
San Juan tenía un corazón joven, ardiente, enamorado, ¿cómo yo?
Maestro, ¿dónde vives? (…) Venid y veréis (…) Y permanecie­ron con Él aquel día. Era como la hora décima (Jn 1, 39).
¿De dónde sacaba Juan la fuerza? ¿Cómo consiguió un corazón tan enamorado? —Respuesta: del trato con Jesús. Después de encontrarse con el Amor, ya no le servían sucedáneos, “amoríos” de medio pelo. Lo decía el Papa Benedicto XVI en Colonia en su primera JMJ: «Yo sé que vosotros como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis compro­meteros con un mundo mejor. Demostrádselo a los hombres, demos­trádselo al mundo»
Pregúntale a Jesús ―¿Qué quieres de mí? Y óyele y contéstale.

Propósito: Permanecer con Él.

sábado, 26 de diciembre de 2015

San Esteban Protomartir Esto apenas empieza…

Dijo Jesús a sus apóstoles: «…darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. (Mt 10, 18)
Jesús, todavía me duele la garganta de los cantos del 24 y de ayer. Este año si me desquité de cantar y celebrar como buen hijo de Dios tu naci­miento. A mis papás les tocó levantarse para ir a trabajar, y yo, en cam­bio, me quedé en la casa. Iba a decir que me quedaba descansando pero el evangelio de hoy y la historia de San Esteban me han vuelto a la realidad. No me quiero quedar atrás y también quiero ser un protomártir, de los primeritos que dan testimonio de ti con sufrimiento. Y lo tengo fácil, hay que barrer la basura de los cohetes, tirar los papeles, y los envoltorios de los regalos; hay que lavar los platos para que esté lista la casa para año nuevo,...
Ayudar en la casa muchas veces requiere esfuerzo. Ese es el martirio que Dios te está pidiendo.
El que persevere hasta el final, se salvará (Mt 10, 22).
Ya se me estaba ocurriendo cómo zafarme de los encargos que me habían dado. Por abrir la bocota y llevármelas de protomártir me pusie­ron tanto oficio, me había dicho. Pero no, Jesús, te veo en el pesebre y te digo que hoy no me voy a dejar vencer por la pereza. Voy a trabajar como un burro.
A los niños chiquitos, el 26 les gusta jugar con sus regalos. No te hagas, a ti también, sobre todo si te han traído FIFA 2012. Pero antes, a ayudar, y después con la conciencia tranquila, ¡a jugar!

Propósito: Ofrecerme a recoger el relajo de las fiestas.

viernes, 25 de diciembre de 2015

NATIVIDAD del SEÑOR Navidad, Navidad, dulce Navidad

Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor (Lc 2, 11).
La Virgen despertó a San José para que pudiese adorarlo, antes que nadie, al Niño Dios. Cuando la Virgen le tocó el hombro, San José quiso enseguida ayudar en lo que hiciera falta, pero casi al instante compren­dió que el nacimiento de Jesús había sido milagroso. Vio que la Virgen María, más guapa que nunca porque ya era Madre sin dejar de ser Virgen, tenía en sus brazos al Niño Jesús dormidito y envuelto en pañales. San José no dijo nada. Ni siquiera se atrevió a tomar al Niño, para no despertarlo. Se puso de rodillas y lloró sin poder contener la emoción y la dicha, mientras María se hacía la fuerte por no soltar las lágrimas.
Felicita a la Virgen y al Señor San José por lo guapo que es el Niño.
Lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre (Lc 2, 7).
La Virgen le dejó que se desahogara y luego le entregó al Niño, mien­tras Ella preparaba el desayuno. San José tenía unas ganas enormes de apretar a Jesús junto a su pecho y comérselo a besos, pero se contuvo. Con sólo verlo dormir en sus brazos, se sintió el hombre más feliz del mundo. De pronto se oyeron las voces y los cantos de los pastores que venían llenos de impaciencia buscando al Niño Jesús. San José, des­pués de entregar al Niño a la Virgen para que lo acostara en el pesebre, salió al encuentro de los pastores y se enteró de lo que les habían dicho los Ángeles. Después los llevó junto al Niño y todos contemplaron lo her­moso que era.
¡A la cola que está sola! Ponte a la cola para contemplar al Niño.

Propósito: No colarme. Colarme… y decirle cosas amorosas al Niño.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán (…) Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo (Mt 1, 1.16 o Lc 1, 67-79 porque salmo sí).
Jesús, tengo que reconocer que estoy orgulloso de mis apellidos… que son de “rancio abolengo”. Eso del “pedigrí” y de los “árboles genealógi­cos” siempre me ha gustado. Mi abuela, que de cosas de familia sabe un montón, para reírse de mi dice que yo no tengo rama sino que ocupo una liana como los monos. Luego me cuenta hazañas de mis bisabue­los: que si uno era pintor, otro hizo no se qué descubrimiento, otro peló cables… de todo. Jesús, Tú sí que tienes motivos para estar orgulloso: Hijo de David, familia de Reyes; pero sobre todo eres el “Hijo de Dios”. Y yo… también soy hijo de Dios, ¡mi mejor título!
Pide a Jesús por tus parientes, especialmente, por el que peló cables.
“Cantaré eternamente tus misericordias, Señor” (Sal 88).
No sé si aguantaré eternamente, pero casi seguro que casi toda la no­che. Porque esta noche es Nochebuena, ¡nos va a nacer el Niño Dios! y no vamos a parar de cantar villancicos: “Ay del Chiquirritín”, “Pero mira como beben”. Cantaremos todo el repertorio con panderetas, hacien­do mucho ruido, desafinando horriblemente, que es lo bueno. Y maña­na si estamos algo cansados en Misa seguro que lo entiendes, Jesús, porque la pasaremos en grande celebrando tu nacimiento.
Piensa alguna canción de cuna para después dormir al Niño

Propósito: Esperar la Medianoche rezando y cantando.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

El cielo viene a la tierra

Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación (Lc 21, 28).
Tengo que apurarme, mañana es Noche Buena y pasado Navidad. Y yo pensando en los regalos del Gordito vestido de rojo. Jesús ayúdame a levantar la cabeza al cielo, a no pensar en las cosas de la tierra. O mejor, como soy un borrico, yo te enseñaré la tierra y Tú me enseñarás el cielo… Dijo un filósofo que el hombre es bípedo (tiene dos pies) porque reza, en cambio los cuadrúpedos sólo están mirando a la tierra, a su vientre y a sus miserias. Tú me enseñarás a vivir en la tierra y a disfrutarla contigo, llevando todas las cosas a Ti, “con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo”. Sí, para eso viniste a la Tierra para hacerla un Cielo. Que no me despiste, Jesús, que las cosas de la tierra no me separen de Ti.
¿De qué “cuadrupedades” me puedo liberar?
Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra (Aleluya).
Salvar, liberar… un Rey que se hace también barro, como nosotros, para salvarnos, para liberarnos. ¡Y a mí, me cuesta tanto ser humilde! Me con­taron que en la Iglesia de la Gruta de Belén sólo hay una puerta y que mide poco más de un metro, para recordar a todos cuál fue la entrada de Dios a la tierra “la humillación” y cuál es el camino para encontrar a Jesús “la humillación”. Yo no soy importante, Jesús, pero a veces se me sube el apellido y la soberbia: ayúdame a ser más humilde para recibirte mejor.
Yo quisiera, Jesús, recibirte con la humildad de tu Madre.

Propósito: Hoy hacer muchos favores.

martes, 22 de diciembre de 2015

“Me felicitarán todas las generaciones”

Porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas la generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi (Lc 1, 48-49).
Jesús, solo quedan tres días para que nazcas y ya me estoy poniendo un poco nervioso. Me pasa como aquella niña pequeña a la que su mamá, una tarde, le explicó que pronto le nacería un hermanito. No pasaron ni 10 minutos sin que la niña preguntara muchas veces: “Mamá, ¿Qué tal el niño?; Mama, ¿el niño ha crecido?; ¿Cuánto falta para que nazca?” Jesús, yo también estoy impaciente: ¿¡pero cuándo vas a na­cer!? Estos días acudo a tu Madre la Virgen preguntando por el Niño Dios y sobre todo…felicitándola: ¡Felicidades, Madre mía! Y ayudo a que se cumpla la profecía: “Me felicitarán todas las generaciones”.
Habla con Jesús que está en el vientre de la Virgen. Dile que lo esperas con impaciencia.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa (Lc 1,56).
María se quedó pero no precisamente quieta: “Pero Isabel mujer, quítate el delantal… Isabel no te subas ahí, que te puedes caer… déjame a mí que yo soy más joven… Isabel, descansa un rato que yo me ocupo de todo…” Ahora es María quien necesita ayuda, mi ayuda y mi compañía. ¿Acaso no soy su hijo?
Hago el propósito de no dejar ni un segundo sola a la Virgen.

Propósito: Acompañar a la Virgen hablándole muchas veces al día.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Jesús necesita “borricos”

María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre (Lc 1, 39).
Jesús ¿cómo nacieron los villancicos? ¿Quién los compuso? Yo pienso que algo tuvo que ver San José. En esos viajes por Judea acompañando a la Virgen y al Niño que iba a nacer, para distraer a María —no tenían radio, Ipod, ni MP3— San José empezó a cantar: “Ande, ande, ande, la Marimorena” (así llamaba con cariño a María por ponerse morena con tanto sol); y luego animaba al burrito: “Arre burro arre, vamos a Belén…”; y cuando pasaban por un puente: “pero mira como beben los peces en el río…”. Así nacieron los primeros villancicos de la historia.
Cantar villancicos con María y José: “Quien canta reza dos veces” le gustaba decir a San Agustín.
Al desatar el borrico sus amos les dijeron: —¿Por qué desatáis el borrico? (Lc 19, 33-34).
Que buena cosa es ser borrico delante de Jesús. Los burros son sus predilectos: Belén, viaje a Egipto, entrada en Jerusalén. Además en la Navidad da protagonismo y derecho a primera fila en el Portal. Pero el borrico debe estar libre de “ataduras”. Jesús, quítame ataduras, capri­chos, vicios; quiero ser un burrito y no una mula terca. “Porque el Señor lo necesita, contestaron ellos. Y se lo llevaron a Jesús” (Lc 19, 31). Jesús necesita burros: “yijaa, yijaa”. ¿Me apunto?
Dile a Jesús que quieres ser su burrito.

Propósito: Poner villancicos en la cena.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Repartir alegría

El ángel, entrando en su presencia, dijo: –«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las muje­res.» (Lc 1, 28).
Veo al Ángel. Está nervioso. Repasa lo que va a decir. No todos los días da noticias tan importantes. Toma aire y se siente seguro porque los pla­nes de Dios tarde o temprano siempre llenan de alegría a quienes los aceptan. La Navidad es alegría porque nace Jesús, y al nacer, se que­da con nosotros. Nos alegra su nacimiento pero más aún su presencia. Jesús, estás en el Sagrario, en mi alma en gracia, en los pobres y necesi­tados de la vuelta de la equina. Estas de mil maneras a mi lado y ahora me pregunto ¿estoy alegre, entonces?
Como decía san Josemaría: si no estás alegre, “-Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. -Casi siempre acertarás” (Camino, n. 662).
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38).
Quizá parte de la tristeza que a veces le puede venir a uno sea por culpa de la desobediencia. Algo así como lo de Adán y Eva que no le hicieron caso a Dios y se comieron la manzana. A lo Shakespeare: ¿obedecer o no obedecer?, esa es la cuestión. Ayúdame, Jesús, a entender que obedecer en una cosa chiquita que hace más agradable la vida de mi familia, da alegría a mis papás, ayuda a mis hermanos… La Virgen lo entendió, y de su obediencia vino un gran bien.
No pienses en lo que cuesta sino en el bien que haces obedeciendo.

Propósito: darle una alegría a mamá.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Aprender a tener fe

Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento. (Lc 1, 20)
Zacarías se quedó mudo por falta de fe. Se le había aparecido un án­gel y aún así duda. ¿Será posible tanta incredulidad? Siento como si desde dentro de la escena me mirara Zacarías y me dijera ¡y tú quien te has creído! Con señas, obviamente, porque está mudo. Tiene razón Zacarías. A mí me han explicado desde chiquito que Jesús está en el Sagrario y le visito tan poco. He visto a mi mamá rezar y obtener de Dios el milagro que pide; y ni así logro ser constante en mis Avemarías de la noche. Me dices tan claramente, Jesús, cuál es tu voluntad a través del director espiritual y sigo siendo un cobarde.
Que no se te tenga que aparecer un ángel para que hagas lo que Dios te pide. Dáselo hoy.
Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.» (Lc 1, 25)
Isabel es discreta. Decidió agradecer así el regalo que Dios le hizo. No va por ahí, como a veces me pasa a mí, cacaraqueando lo que le pasó. Quizá porque valora el don que Dios le dio y le parece que no es para andarlo contando. Jesús, a veces por un pasito que doy en mi vida quiero que todos me vean y admiren.
No podrías ser más discreto y… constante.

Propósito: hacer lo que Dios me pide y luego no andarlo contando por ahí

viernes, 18 de diciembre de 2015

Santa María: Causa de nuestra alegría

Has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lc 1,30-31).
Cuenta un escritor que “un día frío y de niebla viajaba en un autobús con bastantes pasajeros. Todos iban sombríos, callados y aburridos. En una parada del camino subió una madre joven llevando en sus brazos un precioso niño. La madre era tan simpática, el niño tan gracioso y la co­municación entre ambos tan alegre, que la alegría se fue contagiando por todo el autobús. Al poco rato todos los pasajeros reían y la alegría llenaba el ambiente”.
Jesús, la alegría como la gripe es contagiosa ¿A quién puedo contagiar?
Os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor (Lc 2,10).
Comentaba el mismo escritor: “En el viaje de la humanidad por este mundo todo era tristeza y aburrimiento. Pero un día subió al carro de la vida una Madre con un precioso Niño: fue un 25 de diciembre. Jesús apareció en esta tierra en brazos de su Madre, María, y lo cambió todo”. Jesús, con razón llamamos a tu Madre: “Causa de nuestra alegría”. Fue Ella la que te trajo al mundo. Jesús, que tenga siempre una sonrisa tipo Colgate en la casa.
Termina la oración con: ¡Viva la Madre que te trajo al mundo!

Propósito: Contagiar alegría y rezar la novena de Navidad.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Señor, escucha mis silencios

Y subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada (Lc 2,5-6).
Me gusta imaginar que mientras la Virgen María y San José viajaban hacia Belén, a veces conversaban entre sí y otras veces caminaban en silencio. Cuando estaban callados, hablaban por dentro con el Niño Dios y le agradecían todas las cosas buenas que nos iba a traer a los hombres. También le decían al Niño Dios con el corazón, sin que se oye­sen las palabras, que lo querían mucho. También hoy me acuerdo de otro villancico que cuenta cómo en el camino a Belén “Iban solitos los dos, /y hablando cosas de Dios / se van la noche y el día”. ¡Qué ganas tengo de que llegue el 25 y de comulgar mañana!
También yo hablo contigo, Jesús, y te agradezco tantas cosas
El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán (Mc 13, 31).
Jesús, pienso que las oraciones vocales como el Padrenuestro y el Avemaría son muy buenas, porque nos ayudan a pedirte lo que se debe y nos facilitan el rezar. Son “Oraciones-Chocolate” porque a la vez que se recitan, se pueden saborear. Pero para hablarte no hace falta siempre que se nos oiga. Tú nos escucha en todo momento porque sabes lo que nos pasa en nuestro corazón y en nuestra mente. Quiero hablar contigo, muchas veces a lo largo del día: cuando trabajo o hago mis deberes, al caminar por la calle, cuando juego o cuando descanso.
Dile a Jesús con gritos silenciosos lo mucho que lo quieres.

Propósito: Ser goloso con las “oraciones-chocolates”.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Obedeceré a la primera, aunque me cueste

Por aquellos días el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio (…) Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades (Lc 2,1-3).
Jesús, cuando ya todo está preparado para recibirte lo mejor posible, San José y la Virgen María tuvieron la noticia de que debían viajar a Belén. Fue una gran contrariedad porque los viajes eran entonces muy molestos. Sin embargo, no protestaron. Enseguida se pusieron a preparar las cosas para salir cuanto antes. Aquel cambio de planes –como a todos nos su­cede cuando nos mandan algo que no nos gusta– les costó trabajo. Pero ellos sabían que al obedecer a quien lo había ordenado estaban obe­deciendo a Dios. No pusieron mala cara y obedecieron rápidamente.
Dile a Jesús que quieres obedecer y siempre a la primera.
José como era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David llamada Belén (Lc 2, 4-5).
Jesús, en este día de la Novena de Navidad, voy a preparar la venida del Niño Dios obedeciendo siempre a la primera, sin que me digan las cosas dos o tres veces, y con alegría, sonriendo siempre. Además en mi casa me suelen mandar cosas sensatas, porque a saber que mosca le picó al Rey de Roma para mandar eso del censo. Obedeciendo me pareceré más a Ti, Jesús, y a María y a José.
Jesús, que aprenda de San José: era descendiente de reyes y obedeció.

Propósito: Repito: Obedecer a la 1ª y J.

martes, 15 de diciembre de 2015

Entonces, ¿Qué debemos hacer?”

Las muchedumbres le preguntaban: —Entonces, ¿qué debe­mos hacer?” (Lc 3,10).
Jesús, y yo ¿qué debo hacer? Respuesta: –La Novena de Navidad, “ton­tito”. –Pero eso... ¿qué es? –Pues muy sencillo, nos quedan nueve días hasta Navidad. En este periodo vamos a acompañar a la Virgen y a San José pidiendo posada camino de Belén. Antes San José, que era carpintero, fabricó la cuna más bonita, con la mejor madera que te­nía para el niño Dios. La Virgen María, alternando con los trabajos de la casa, pasó mucho tiempo tejiendo y bordando los pañales y vestidos. Poniendo siempre en todo lo que hacía el inmenso cariño que tenía a su hijo. ¿Y yo? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo les daré Posada a Jesús, María y José en mi alma?
Dile que no aguantas más las ganas por verle nacer (y comer tamales y quemar “silbadores” aunque estén prohibidos)
Maestro, ¿qué debemos hacer? (…) Asimismo le preguntaban los soldados: —Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?” (Lc 3,12-14).
Jesús, perdóname que soy un poco corto de mente (y de cuerpo). Necesito que me lo expliquen todo, como cuando mi mamá me da un encargo. Y yo, ¿qué debo hacer? Y me susurras: el mejor regalo de Navidad será ayudar con más empeño en casa, que ahora hay más trabajo preparándolo todo, y haciendo mucho apostolado.
Jesús ¿Y qué más puedo hacer…?

Propósito: Hacerme la cama e invitar a la familia a rezar la Novena.

lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Quién si no?

Y Juan llamó a dos de ellos, y los envió al Señor a preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? (Lc 7, 19)
Ellos, Jesús, lo tenían difícil. Yo sé muy bien “teóricamente” a quien espe­ro, pero a veces pongo mis esperanzas en mis fuerzas o en los regalos que espero del Gordito vestido de rojo… Estos días de Adviento ayúda­me a esperar sólo en Ti. Tú siempre respondes, aunque a veces “pare­ces” dormir y olvidarte de nosotros. Eso hiciste cuando ibas en la barca y estalló una tormenta y Tú, cansado por la predicación, dormías… hasta que te despertaron: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Y le­vantándose, increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento, y se produjo una gran bonanza” (Mc 4, 38-39).
Repite con esperanza: ¡Ven, ven, Señor no tardes…!
En aquella misma hora curó a muchos de sus enfermedades, de dolencias y de malos espíritus, y dio la vista a muchos ciegos (Lc 7, 21).
Tus obras son la respuesta. Tú vienes a salvarnos del pecado y lo de­muestras salvando a muchos de las consecuencias del pecado original: la enfermad y la muerte. Y yo como cristiano debo también llevar la salvación a los demás, rezando por ellos y hablándoles de ti; pero tam­bién comprendiendo, acompañando a los enfermos y abandonados, consolando a los tristes. Ahora además, Jesús, cuando llegan los días en que no hay clases no tengo excusas de falta de tiempo.
Jesús ¿a quién quieres que lleve tu esperanza?

Propósito: Visitar a …

domingo, 13 de diciembre de 2015

“Honrarás a tu padre y a tu madre”

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: – «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos (Mt 21, 28).
Jesús, ya te voy conociendo... ¡Te gusta hablar de parejas de hermanos!: Andrés y Pedro, Juan y Santiago... ¡Cómo te gustan las historias de dos hermanos! El hijo pródigo y su hermano el rencoroso; Caín y Abel; Jacob y Esaú, los dos hermanos del evangelio de hoy, etc. A mí, lo que no me gusta tanto son “mis” hermanos. ¡Son más pesados que una vaca en brazos! ¡Todo el santo día molestando! También yo los molesto muchas veces y me aguantan; pero sabes, Jesús, que también me sacrifico por ellos y los ayudo, aunque tendría que hacerlo más.
A los hermanos no se les elige, se les quiere…
Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después recapacitó y fue (Mt 21, 28-29).
Jesús, ¿lo dices por mí, verdad? ¡Qué mal! Tantas veces, para mi ver­güenza, me pasa lo mismo. Viene mi papá todo alegre, orgulloso de su nene, y me pide que le ayude a lavar el carro o lo que sea y yo “¡No, papá, que estoy con el Wii...!”; “¡Ahora no, que estoy muy ocupa­do jugando con el Play...!” Y de reojo veo que se marcha triste, pero al final siempre acabo yendo y le ayudo. “Pero después recapacitó y fue”. Como yo. Jesús, ayúdame a obedecer siempre a la primera.
Cuarto Mandamiento: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.

Propósito: Obedecer a la 1ª y J.

sábado, 12 de diciembre de 2015

VIRGEN DE GUADALUPE Auténticamente cristiano

Jesús llegó al templo y (...) se le acercaron los sumos sacerdo­tes y los ancianos del pueblo para preguntarle: ¿Con qué au­toridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? (Mt 21, 23).
Hubo una famosa frase que dijo un cantante a un boxeador. John Lennon le dijo un día a Mohammed Alí: “Cuanto más auténtico seas, más raros serán los demás”. Cada uno la interpretó a su manera. Jesús, aquellos judíos eran retorcidos y no buscaban la verdad, sino perderte. Ellos eran “La autoridad”, ellos eran “Los auténticos”; y los que no fueran como ellos se convertían en raros. Jesús, ahora pasa igual. A los que queremos ser cristianos se nos llama raros porque no nos sometemos a lo “políticamente correcto”, al pensamiento dominante del momento. Jesús, ayúdame a ser como Tú, o mi Madre la Virgen, auténticamente cristiano, sin dejarme llevar de complejos de inferioridad.
¿Por miedo a quedar mal me hago el que no le conozco?
Jesús les replicó: os voy a hacer yo también una pregunta (Mt 21, 24).
Jesús, hoy es fiesta de la Virgen de Guadalupe. Hoy es un buen día para ofrecerle a la Virgen que me preguntes lo que quieras. Y, yo te pido Santa María de Guadalupe que me ayudes a ser muy generoso con Dios, que le diga siempre SI a lo que me vaya diciendo.
Deja que Jesús te pregunte lo que quiera. Eso sí, responde y no te hagas el loco.

Propósito: Llevarle mariachis a la Virgen.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Domingo de Alegría

Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías» (Jn 1, 23).
Un día, Jesús, un amigo me contó de gente que no celebraba la Navidad. Será que no son católicos, le contesté. Me sorprendió más sa­ber que no sólo no la celebra sino que no han oído hablar nunca de ti, Jesús. Yo vivo en un país donde se supone que todos te conocen, aun­que a veces hay muchos que se comportan como si no te conocieran. Yo el primero. Creo que también estos días son buenos para hacer las de Juan el Bautista e ir hablar a mis amigos del verdadero sentido de la Navidad.
Examina qué amigos tienes que vivan como si conocieran a Jesús y háblales.
«En medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. (Jn 1, 26).
Jesús, estás en medio de nosotros. No te vemos porque a veces sólo nos buscamos a nosotros mismos. A mí me pasa que quisiera ver tu rostro, pero tal como yo me lo imagino, y no cómo tu eres realmente. Quizá por eso me cuenta tanto verte en las personas necesitadas. A veces hasta miedo me dan. ¡Qué buena época esta para buscarte en los más necesitados!
Busca a una persona necesitada; quizá podría estar en tu propia casa.

Propósito: hablarle a alguien del sentido verdadero de la Navidad

jueves, 10 de diciembre de 2015

Viene a la tierra para padecer

Yo os digo que Elías ya ha venido y no lo han reconocido, sino que han hecho con él lo que han querido (Mt 17, 12).
Me encanta la “Hª Sagrada”, la historia de tu Pueblo. Te tengo que confe­sar que a veces voy a leer las vidas de los Reyes, los Profetas, y tantos hé­roes en un libro con dibujos de mi abuelita que se llama “Historia Sagrada para Niños”. Dame, Jesús, la fe de Moisés, el coraje de Jonás –aunque al principio fue un cobarde– y la fuerza de Sansón. Pero ahora te pido per­dón por los que se iban a adorar a dioses falsos y por los que rechazaron a los profetas hasta darle matarile como a Juan Bautista. Yo no te quiero traicionar nunca. Ayúdame, Jesús, a serte muy fiel siempre.
Señor ¿te he traicionado últimamente?... Perdóname.
También el Hijo del Hombre ha de padecer de parte de ellos (Mt 17, 12).
Primero se echaron a los profetas y luego Jesús, te clavaron en una Cruz, después de flagelarte, coronarte de espinas, cargarte con la cruz… Físicamente lo hicieron ellos, unos cuantos romanos y judíos, pero en el fondo lo hicimos todos los hombres con nuestros pecados. Mi abuela, la del libro de dibujos, tenía una imagen del Niño-Dios acostado no en una cunita, sino en una Cruz, abrazándola. Y ahora me acuerdo del villancico “mi Madre es del Cielo, mi Padre también,/ yo vine a la tierra para pade­cer”. La Navidad es muy bonita, pero Tú, Jesús, sabías a lo que venías, y viniste. Ayúdame a sufrir cuando me toque, para unirme a tu Cruz.
Repite a Jesús que no quieres tener miedo a la Cruz.

Propósito: Hacer unos sacrificios diarios hasta el día 24.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Vuestra buenas obras las ve Dios

Esa generación se parece a niños sentados en las plazas que, gritando a sus compañeros, dicen: os hemos cantado al son de la flauta y no habéis bailado; os hemos cantado lamenta­ciones y no habéis llorado (Mt 11, 16-17).
Jesús, ¡qué bien se los pasaban contigo tus discípulos! Les pones ejem­plos chistosos, divertidos, para que se rían. Recuerdas canciones infanti­les que cantabas rodeado de otros niños en aquellos largos atardeceres de Nazaret. Debía ser algo parecido al “tin marín, yo no fui, fue tete…”. Y al que le caía tenía que hacer la penitencia. Yo sí que tengo que hacer penitencia, Jesús, pero no porque lo dice el “tin marin” sino por mis pe­cados que ensucian mi alma.
Pídele perdón a Jesús por tus despistes y por tus “pecaditos” y “pecadotes”
Ha venido Juan que no come ni bebe y dicen… Ha venido el Hijo del Hombre que come y bebe y dicen… (Mt 11, 18-19).
Criticar lo sabe hacer cualquiera. Una hermosísima vidriera gótica pue­de ser destrozada de una pedrada, pero hacerla es harina de otro cos­tal. “Pero la sabiduría se acredita por sus propias obras” (Mt 11,19). Son las obras lo que cuentan. En vez de criticar tanto, yo ¿qué hago? Jesús, ayúdame a llenar mi vida diaria de obras buenas, a no juzgar lo que me parece malo. A usar mi lengua para comprometer a otros en obras buenas y no para hacerles corte y confección... ya me entiendes.
Termina dando gracias a Dios por tantas obras buenas.

Propósito: Usar la lengua para hacer apostolado.

martes, 8 de diciembre de 2015

INMACULADA CONCEPCIÓN Arca de la Alianza y “tarta”

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas” (Ap 12,1).
Hoy, Madre mía, terminamos con broche de oro tu Novena. No puedes estar más que contenta por el cariño que hemos derrochado estos días. Cada propósito, como una flecha, ha llegado hasta tu maternal cora­zón. Como todas las madres buenas del mundo en el día de su fiesta, hoy nos tienes preparada una sorpresa: todo lo que hemos rezado, todo lo que hemos ofrecido estos días… nos lo devuelves con creces a través de la presencia de tu Hijo en nuestra alma en gracia. Hoy, en Misa, en la Comunión, repetiré muchas veces: ¡Qué buena eres, Madre mía!, ¡Qué rebuena eres, que super mamá eres….!
Agradece a Jesús lo buena, guapa y elegante que es “nuestra” Madre.
“Y se abrió el templo de Dios en el cielo y en el Templo apa­reció el arca de su alianza” (Ap 11,19).
¡Ah! He leído mal… ya decía yo. ¿Cómo iba a aparecer en el cielo una “tarta” de alianza, es decir un “gran pastel”?; dice arca, no “tarta” —Pero ¿y por qué no va haber hoy tarta? ¿No es hoy la fiesta de mi Madre? ¿Conozco alguna fiesta de mamá sin tarta? —Pues, entonces… “Y apa­reció en la comida una gran tarta…” de tres leches o cheesecake estilo New York, o un Selva Negra, o un …
Dile a María que te entregas a lo que Dios quiera. Pide vocaciones.

Propósito: Partir un pastel en honor de la Virgen con la family.

lunes, 7 de diciembre de 2015

9ª de la Inmaculada (8º día) Bendita sea tu pureza…

Cumplidos los días de la purificación de la madre según la Ley de Moisés, llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor (Lc 2, 22)
Hoy, Madre, vengo a ti para aprender y pedir. Como vengo a aprender me voy a sentar en un rincón de tu casa y te miro. ¡Qué bonita eres, María! Y qué sencilla. Me enamoro de ti y aprendo que la verdadera belleza es la que sale del corazón. También a pedir. Te miro a los ojos y te pido: vísteme con los vestidos de la pureza. Yo necesito cubrir mi corazón y mi vida de esa pureza que tú me darás. Dame el vestido del pudor para no mostrar salvajemente mi intimidad. Enséñame con la modestia a no querer llamar la atención a cualquier precio y saber comportarme como un hijo de Dios. Haz que no descubra mi cuerpo a los ojos curiosos de quien no conoce el amor verdadero.
Pide a María cada noche la pureza de corazón rezando las Tres Avemarías y de rodillas.
Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, del conoci­miento y de la santa esperanza (Eclo 24,24)
Te pido la pureza en mis pensamientos, en mis ojos, en mis miradas, en mis palabras. Te miro y me enamoro de ti. ¡Te saludo, llena de Gracia! Te saludo llena de amor, hermosa sobre todas las mujeres, alegría de la Creación, Madre del amor hermoso. Me acostumbraré a recitar con frecuencia el “Bendita sea tu pureza”.
Termina pidiendo el don de la Santa Pureza para ti y los tuyos.

Propósito: Bendita sea tu pureza…

domingo, 6 de diciembre de 2015

9ª de la Inmaculada (7º día) Si me pierdo, al confesionario

Sus padres iban todos los años a Jerusalén (…) Pasados aque­llos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo advirtieran sus padres (Lc 2, 41-43).
“¿Dónde está Jesús? —Señora: ¡el Niño!... ¿dónde está? Llora María. — Por demás hemos corrido tú y yo de grupo en grupo, de caravana en caravana: no le han visto. —José, tras hacer inútiles esfuerzos por no llorar, llora también… Y tú… Y yo. Yo como soy un criadito basto, lloro a moco tendido y clamo al cielo y a la tierra…, por cuando le perdí por mi culpa y no clamé. Jesús: que nunca más te pierda…” (San Josemaría, Sto. Rosario).
Jesús ¿me duele cuando te pierdo? Pero de verdad ¿me duele?
Y al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores (Lc 2, 46).
¿A qué estaría jugando el Niño Jesús? ¿Al Escondite? Quizá, por eso se perdió. Madre mía, yo también, a veces, me pierdo, o mejor dicho me echo a perder. Me pierdo porque me escondo de tu Hijo. Empiezo me­dio en broma diciéndole “a que no me agarrás”, pero acabo en serio alejándome de Él, pensando que me quiere complicar la vida, que na­die vive eso que Él quiere que yo viva… Sin embargo, al final me doy cuenta de que detrás de los muros de mi egoísmo o bajo la montaña de mi pereza ¡qué mal se está sin Él! ¡Qué soledad! ¡Qué tristeza! Voy a ter­minar ésta 9ª dejándome encontrar por Jesús de nuevo en la Confesión.
¿Ya te ha encontrado?

Propósito: Dejarme encontrar.

sábado, 5 de diciembre de 2015

9ª de la Inmaculada (6º día) Servir-prepararme como María

En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo: (…) Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas (Mt 3, 1-3)
María y José hablan en la casa del “primito” que llevaba unos meses a Jesús y que dentro de poco va a nacer. Tú, María, todavía te acordabas de las palabras que te había dicho Isabel, tu prima: “Bendita tu eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”; yo te las repito ahora. Y si san Juan Bautista decía a todos que se prepararan para escuchar al Mesías, yo te pido consejo hoy a ti, Madre mía, para prepararme bien para la Navidad. ¿Qué tengo que enderezar en mi vida? ¿Estás contenta de cómo me acuerdo de Dios en estas vacaciones? ¿Tú como te preparabas a 20 días del Nacimiento?
Pregunta a la Virgen qué tienes que enderezar.
El que viene después de mí es más poderoso que yo; no soy digno ni de llevar sus sandalias (Mt 3, 11)
Pues, fíjate María que si S. Juan no era digno ni de llevar las sandalias ¿para qué seré digno yo? Yo para nada, pero tú sí que eres digna de llevarlo en tu seno, eres la Inmaculada: el Trono de la Sabiduría, el Arca de la Nueva Alianza… en pocas palabras la MADRE DE DIOS. Y como eres también mi Madre, te pido licencia para andar contigo y José estos días y preparar las cosas del Niño que va a nacer. Y tú me dices que las prepare con obras concretas de caridad.
Pregúntale a la Virgen qué quiere Dios de ti.

Propósito: Darle a Dios lo que me pida y con buena cara.