Has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y
darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lc 1,30-31).
Cuenta un escritor que “un día frío y
de niebla viajaba en un autobús con bastantes pasajeros. Todos iban sombríos,
callados y aburridos. En una parada del camino subió una madre joven llevando
en sus brazos un precioso niño. La madre era tan simpática, el niño tan
gracioso y la comunicación entre ambos tan alegre, que la alegría se fue
contagiando por todo el autobús. Al poco rato todos los pasajeros reían y la
alegría llenaba el ambiente”.
Jesús,
la alegría como la gripe es contagiosa ¿A quién puedo contagiar?
Os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el
pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el
Señor (Lc 2,10).
Comentaba el mismo escritor: “En el
viaje de la humanidad por este mundo todo era tristeza y aburrimiento. Pero un
día subió al carro de la vida una Madre con un precioso Niño: fue un 25 de
diciembre. Jesús apareció en esta tierra en brazos de su Madre, María, y lo cambió
todo”. Jesús, con razón llamamos a tu Madre: “Causa de nuestra alegría”.
Fue Ella la que te trajo al mundo. Jesús, que tenga siempre una sonrisa tipo
Colgate en la casa.
Termina
la oración con: ¡Viva la Madre que te trajo al mundo!
Propósito:
Contagiar alegría y rezar la novena de Navidad.