Dijo Jesús a sus apóstoles: «…darán testimonio de mí ante ellos
y ante los paganos. (Mt 10, 18)
Jesús, todavía me duele la garganta de
los cantos del 24 y de ayer. Este año si me desquité de cantar y celebrar como
buen hijo de Dios tu nacimiento. A mis papás les tocó levantarse para ir a
trabajar, y yo, en cambio, me quedé en la casa. Iba a decir que me quedaba
descansando pero el evangelio de hoy y la historia de San Esteban me han vuelto
a la realidad. No me quiero quedar atrás y también quiero ser un protomártir,
de los primeritos que dan testimonio de ti con sufrimiento. Y lo tengo fácil,
hay que barrer la basura de los cohetes, tirar los papeles, y los envoltorios
de los regalos; hay que lavar los platos para que esté lista la casa para año
nuevo,...
Ayudar
en la casa muchas veces requiere esfuerzo. Ese es el martirio que Dios te está
pidiendo.
El que persevere hasta el final, se salvará (Mt 10, 22).
Ya se me estaba ocurriendo cómo zafarme
de los encargos que me habían dado. Por abrir la bocota y llevármelas de
protomártir me pusieron tanto oficio, me había dicho. Pero no, Jesús, te veo
en el pesebre y te digo que hoy no me voy a dejar vencer por la pereza. Voy a
trabajar como un burro.
A
los niños chiquitos, el 26 les gusta jugar con sus regalos. No te hagas, a ti
también, sobre todo si te han traído FIFA 2012. Pero antes, a ayudar, y después
con la conciencia tranquila, ¡a jugar!
Propósito:
Ofrecerme a recoger el relajo de las fiestas.