lunes, 18 de diciembre de 2017

Tiempo para oír mucho

He aquí que un ángel del Señor se la apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo (Mt 1, 20-24)
Dicen que “no hay peor sordo que el que no quiere oír”; también se podría decir lo contrario, porque José quería hacer la voluntad de Dios, pero no sabía cuál era. Veía que Dios estaba interviniendo porque María –ese pedacito de cielo en la tierra– espera un Hijo. Y José seguro que te acordaste de las profecías “la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel” y piensas que seguramente tú sobras. Pero no, Dios te quiere para que cuides de su Hijo y le des la figura paterna en la tierra a Jesús y así los cuides.
Recibe una tutoría de José (Pepe) de “oír a Dios”.
Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros. (Mt 1, 22-23)
Ya mero, este sábado Navidad. Pero yo quiero Jesús que sea Navidad en todas la casas y los pueblos del mundo todos los días del año, que te dejemos nacer, que seas nuestro “Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros”. Yo, al menos, intentaré no sacarte por culpa de mis pecados. Voy a intentar estar muy alegre y contagiar la alegría a mi familia.
Repítele: Emmanuel, Manuel, Manolo… siempre conmigo.

Propósito: Estar siempre con los tres, con Jesús, María y José