viernes, 8 de mayo de 2020

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida


En la casa de mi Padre hay muchas moradas (…) cuando haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros Jn 14, 2-3
Jesús mío, cuando me proponen ir de excursión o visitar algún sitio, aunque sea el lugar más bonito del mundo pregunto: ¿Y quién más va? ¿Y no va fulanito?... Pues si “él” no va, yo tampo-co. Y es que no es tan importante el sitio como las personas que nos acompañan. Virgen Santa, y pensar que un día estaré conti-go y con Jesús y con San José... Felicitaré a mi Ángel de la guarda, ¡Qué paciencia!, me reiré con el buen humor de San Josemaría. Siempre rodeado de personas tan queridas ¡Me mue-ro de ganas!
Habla tú con Jesús y dile que te dé ganas de ir al cielo.
Le respondió Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” Jn 14, 6.
Se equivocaba el Poeta cuando escribió: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más / Caminante no hay camino, se hace camino al andar” ¿Cómo que no hay Camino?, ¿Y la hue-llas que nos ha dejado Cristo?... Son huellas profundas, porque llevaba el peso de la Cruz. Los cristianos tenemos claro el Ca-mino lleno de Vida, de alegría, porque es Verdad. Como Sta. Catalina de Siena diremos: “el Camino que nos lleva al Cielo, ya es un Cielo”.
Dile a Jesús que quieres seguir sus “huellas” y luego terminas
Propósito: seguiré las huellas.