viernes, 10 de julio de 2015

Hablar sin pena

“Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10, 16).
Un amigo tuvo un sueño. Entraba en la clase, se subía en un banquito, en medio de todos, y comenzaba gritar diciendo: “¡Cambien de vida!”. Todos se reían de él. Entonces, entró un futbolista al salón. Su pelota se llamaba “conversión”. Los alumnos se levantaron para atajarlo. El futbo­lista se llevó al primero, después a otro, y así, hasta que dribló a todos y anotó en una gran portería que apareció de la nada al final del aula. Después de anotar, el futbolista se acercó a mi amigo y le dijo: “Si quie­res convertirlos a todos, debes ir llevándotelos uno a uno”.
u Cuando hables de Dios, busca hacerlo uno a uno.
Dios mismo les sugerirá en ese momento lo que tienen que decir, pues no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu del Padre hablará a través de ustedes (Mt 10, 20).
Jesús, quiero acercar a todos mis amigos a ti. A veces no sé cómo. Son buenos, cada uno con sus defectos como todo mundo. Cuando estoy con ellos, no se me ocurre como empezar; o me imagino que lo que me van a contestar y al final me desanimo. Creo que debo fiarme más de ti. Hablar sin pena, y pensar que no importa qué diga, si lo hago en tu nombre, el Espíritu Santo va a actuar a través de mis palabras.
u Reza más y ofrece un pequeño sacrificio por tus amigos antes de hablarles.

Propósito: hablar hoy con un amigo sobre Dios