Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a
un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que
iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer. (Mc 6, 31).
Cuando era más pequeño y llegaban los domingos, me caía mal que
cuando yo me despertaba aún seguían todos dormidos. Con forme han ido pasando
los años, también yo me he unido a los que se levantan tarde. Hasta que un día,
vino mi papá y me explicó que el domingo no era para dormir, sino para
descansar. Es decir, para reponer las fuerzas dedicando tiempo a actividades
familiares, deporte, paseo, etc. Y leyendo lo que me dices hoy en el
Evangelio, pienso que sobre todo debe ser un tiempo para pasarlo contigo,
Jesús.
u No
podrías apurarte un poquito más para salir a Misa.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa
multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como
ovejas sin pastor (Mc 6, 34).
No podría yo compadecerme también de la gente que me rodea. Quizá
dentro de lo que hago los domingos podría haber algo de tipo solidario. Jesús,
cómo quisiera aprender a compadecerme de los que me rodean. Saber descubrir
cuando mis papás están agotados, o mis hermanos necesitan ayuda, o la gente en
la calle, a veces pasando hambre y en algunos lugares hasta frío.
u Piensa
en las cosas que divierten a tu familia
Propósito: Hacerse el chistoso, pero no
por vanidad, sino para servir.