lunes, 25 de noviembre de 2019

Dale tú lo que le puedas dar


Alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del Templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedas pequeñas (Lc 21, 1-2).
Jesús, este pasaje del Evangelio es la segunda vez que sale en este mes. Me estás llamando a ser generoso pero de verdad. Si me ayudas estoy dispuesto a darte más de lo que yo mismo imagino.
Dile a Jesús que tú sí lo entiendes (más o menos).
Ha echado todo lo que tenía para vivir (Lc 21, 4)
La mujer del evangelio lo ha dado todo. ¿No esperarás de mí, Jesús, que también lo de todo? Mi vida, de momento, es la de un adolescente común y corriente. Bueno, eso me parece a mí ya que de momento, ni he desarrollado legados, ni me ha la salido la niña de Stranger Things, ni tengo ningún tipo de alteración mutante, al estilo de los X-Men. Pero, como dicen los profesores del colegio, soy el futuro del país, del mundo y -mientras no aparezcan los extraterrestres- del universo. Ese es el reto: dar todo lo que soy, ahora y en el futuro. Pídele que tu ánimo no dependa de la climatología interior.
Ve ensayando eso de darse del todo, dándote de a poquitos.
Propósito: Adquirir superpoderes para tener algo qué dar (por ejemplo, superayudar)