Alzando Jesús los
ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del Templo; vio
también una viuda pobre que echaba dos monedas pequeñas (Lc 21, 1-2).
Jesús, este pasaje del Evangelio es la segunda
vez que sale en este mes. Me estás llamando a ser generoso pero de verdad. Si
me ayudas estoy dispuesto a darte más de lo que yo mismo imagino.
Dile a Jesús que tú sí lo entiendes (más o
menos).
Ha echado todo lo
que tenía para vivir (Lc 21, 4)
La mujer del evangelio lo ha dado todo.
¿No esperarás de mí, Jesús, que también lo de todo? Mi vida, de momento, es la
de un adolescente común y corriente. Bueno, eso me parece a mí ya que de
momento, ni he desarrollado legados, ni me ha la salido la niña de Stranger
Things, ni tengo ningún tipo de alteración mutante, al estilo de los X-Men.
Pero, como dicen los profesores del colegio, soy el futuro del país, del mundo
y -mientras no aparezcan los extraterrestres- del universo. Ese es el reto: dar
todo lo que soy, ahora y en el futuro. Pídele que tu ánimo no dependa de la
climatología interior.
Ve ensayando eso de darse del todo, dándote
de a poquitos.
Propósito: Adquirir superpoderes para tener algo qué dar (por
ejemplo, superayudar)