martes, 5 de noviembre de 2019

Venid, pues ya está todo preparado


Un hombre daba una gran cena, e invitó a muchos Y envió a su criado a la hora de la cena para decir a los invitados: Venid, pues ya está todo preparado (Lc 14, 16-17).
Jesús, qué fácil me lo pones todo. Voy a “mesa servida”. En el cole o en la parroquia encuentro todo tipo de facilidades para visitarte, ir a Misa, confesarme. Siempre encuentro un sacerdote dispuesto a escucharme, animarme. Por las tardes voy a estudiar a un Club juvenil. También asisto a una charla o a una catequesis que me ayuda a conocerte y conocerme, para quererte aún más. “Venid, pues ya está todo preparado”. Todo esto… ¿lo valoro? ¿lo agradezco?
Jesús: hago el propósito de aprovechar tantas facilidades que me pones.
Y todos a una comenzaron a excusarse (…) Entonces dijo el señor (…) Os aseguro, pues, que ninguno de aquellos hombres invitados gustará mi cena” (cfr Lc 14, 18-24).
Jesús, tan fácil me lo pones y yo con excusas: He comprado un campo (…); compré cinco yuntas de bueyes…Otros campos y otros bueyes: ya me lo sé todo, no necesito más formación; no quiero que me coman el coco; voy por el ambiente, porque te lo pasas bien, pero sin comprometerte ¡¿eh?!… La mesa estaba preparada pero los invitados no eran dignos, no probaron la cena, no supieron apreciar la invitación.
Sin compromiso no hay amor que valga, ni que dure. Acaba en pufo.
Propósito: Comprometerme en mi vida cristiana y “probar la cena”.