Pasando
Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman
Pedro, y a Andrés, su hermano (Mt
4, 18).
Jesús,
hoy es la fiesta de uno de tus grandes amigos: San Andrés, el hermano pequeño
de Pedro. Fue a orillas del Jordán donde te hizo aquella pregunta interesada: Maestro,
¿dónde vives? (Jn 1, 38). Quizá entonces le dijiste en broma: Por tu
interés te quiero Andrés, y añadiste Venid y veréis (Jn 1, 39).
Estaba claro. Querían que les invitaras a merendar pan con chocolates y pastel
de dátiles, especialidad de tu Madre. Y permanecieron con Él aquel día.
Era como la hora décima (Jn 1, 39). Y se quedaron hasta las tantas, tan
a gusto se encontraban.
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Pregúntale a Jesús si te quiere llamar como apóstol. No seas miedoso.
Pedro,
y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el lago, pues eran
pescadores. Les dijo: –«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres» (Mt
4, 18-19).
El
colmo. Los pescadores fueron pescados. Todo comenzó por una merienda a orillas
del río Jordán. Andrés fue tratando a Jesús, a su Madre, se fue haciendo cada
vez más amigo hasta que llegó un momento en que decidió cambiar de patrón y de
mar. En vez de anchoas del mar de Galilea se decidió por pescar almas y almejas
(pequeñas almas) en el mar del mundo para Jesús, su nuevo Patrón.
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Habla con Santa María y pídele que te ayude a hacer mucho apostolado en estos días de la Novena.
Propósito: pescar.