Había entre los fariseos un hombre,
llamado Nicodemo, judío influyente. Este vino a él de noche (Jn 3.1-2).
Jesús, Nicodemo a mi lado se queda pequeño. Yo sí que soy el
Rey de la Noche. Entonces me transformo como “Batman” y
me muevo entre sombras como un felino: ¡La noche es joven! Pienso, y me lo
creo, que lo importante es tener éxito y si para ello tengo que dejar de ser
yo, beber un poco, tampoco me importa mucho. Jesús ¿A dónde quiero llegar? La
verdad es que tantas veces no lo sé; no voy, me llevan.. ¡y me llevan a cada
sitio…! ¡Me usan como un trapo! Ahí Jesús, Tú no puedes estar a gusto ¿Y yo?
Pues tampoco,
Cuéntale
a Jesús tus findes.
Lo nacido de la carne, carne es; y lo
nacido del Espíritu, espíritu es.
Jesús, eres amigo de Nicodemos, vino a él de noche. ¡Te
gusta la noche! Quieres estar conmigo también de noche. Y como a Nicocemo también
me dices Lo nacido de la
carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es (Jn 3,6). Me has
dado belleza física pero sobre todo, lo mejor, belleza de alma. Sé que no hay
ningún problema en salir y pasarlo muy bien, mejor que nadie. Pero Tú, Jesús,
quieres venir conmigo, conocer a mis amistades, reírte. Jesús, te prometo no
llevarte nunca a sitios donde puedas avergonzarte de mí, donde lo pases mal,
donde las miradas no sean limpias. Mi mayor “éxito” es reflejar en mi vida la
belleza que llevo dentro, a Ti, Jesús.
Nicodemo
pasó de ser cobarde a dar la cara por Jesús. Piénsalo.
Propósito: Salir más
con Jesús.