Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las
has revelado a la gente sencilla (Mt, 11,25-26).
Aquel sabio inglés se encontró con un campesino que a la hora del
Ángelus interrumpía su trabajo para recogerse en la oración mariana. Con tono
de guasa, el ilustrado preguntó: —Dígame Usted, buen hombre ¿Cómo es
su Dios? ¿Grande o pequeño? El labriego sin terminar de comprender la
malicia que encerraba aquella pregunta, le respondió: —Dios es tan grande
que no cabe en la mente de un sabio como usted y tan pequeño que es capaz de
caber en un corazón tan minúsculo como el mío.
Dile
a Jesús: ¡Señor, qué grande eres, cabes en mi corazón tan pequeño!
Sí, Padre, así te ha parecido mejor
(Mt, 11,26).
Tras su conversión, aquel sabio manifestó, años más tarde, que
aquella respuesta del campesino había ejercido sobre él más influencia que
todos los debates teológicos sostenidos y todos los libros leídos. Sí, Padre, así te ha
parecido mejor… Jesús, esta historia me recuerda a la Santa
de hoy: Sta. Catalina de Siena, patrona de los periodistas. Pasó de no saber ni
leer ni escribir a convertirse en doctora de la Iglesia. Jesús, mira a ver qué
se puede hacer conmigo…
Pregunta
a Jesús puedes sacar de este rato de oración.
Propósito: estudiar más y de mayor ser periodista.