Y
a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a
preparar sus caminos (Lc 1, 76)
Me
siento como esos futbolistas que ni pueden cantar bien el himno antes del
partido a causa de los nervios. Llevo no sé cuántos días preparándome para la
noche de hoy. Los regalos ya están al pie del árbol. La casa ya huele a tamal y
un montón de delicias más. Mamá y papá andan fuera comprando las últimas cosas.
Me han dado varios recados para decirles cuando vuelvan: que la tía viene a
cenar, que el primo pasará mejor después de las doce, que en tal almacén hay
descuentos. Pero a pesar de todo, así se lo dije a mi ángel custodio,
sobreviviremos. Vamos a estar concentrados en que el de la fiesta es el niño
Jesús, y que tengo que ser super servicial.
►
Angelito de la Guarda, dulce compañía, que sea servicial y llene a todos de
alegría.
Nos
visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc
1, 78-79)
Ya
me había distraído haciendo cuentas de quiénes vendrían a la casa en la noche.
¡Jesús, viene Jesús! Yo ya vi dónde guarda mi mamá el niñito del nacimiento. Lo
vamos a poner justo a las 12. Pedí que me dejaran encargarme de colocarlo junto
a María y José, porque quiero ser el primero que le dé un beso.
►
Concentrado en el beso que le darás a niñito Jesús.
Propósito: ser el
primero que le diga que le quiero