En
la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en
las tiniebla, y las tiniebla no la recibieron (Jn 1, 4-5).
Bueno,
se acabó el año. Mi abuelita, para variar, ya colgó el almanaque del año que
viene que le regalaron en la farmacia. Ella es aficionada a esas cosas. También
colecciona los suplementos del resumen del año que salen durante estos días en
el periódico. Un día descubrí dónde los guardaba. Las noticias, no las entendí
mucho, pero me hizo mucha gracia ver los anuncios. Aparecían cosas obsoletas
como la gran novedad. Es bonito pensar que aunque los años pasan, tú sigues
siendo el mismo. Jesús, eres el mismo, ayer, hoy y siempre. Desde ya te pido
ayuda para que seas mi luz a lo largo de todo el 2020.
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Haz una lista de tus metas para el 2020, y encomiéndaselas a Jesús, para que
todas te ayude a estar más cerca suyo.
La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre (…) A cuantos la
recibieron, les da el poder para ser hijos de Dios (Jn 1, 9,12).
¡Cuántos
propósitos para este nuevo año! Me ha salido una gran lista. Pero casi se me
olvidaba dar gracias, por todo lo que he recibido a lo largo de este año.
Primero, por todo lo que he visto con mis ojos; y luego, por aquellos
beneficios de los que ni me enteré. Gracias, Jesús, por mi familia, por mis
amigos, por el afecto de tanta gente. Gracias por todo lo que he aprendido y
por ayudarme a recomenzar en mis luchas.
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Proponte comenzar el nuevo año con una oración.
Propósito: En el
minuto cero, segundo 1: rezar, luego festejar.