domingo, 9 de septiembre de 2012

Soltar la lengua


Le traen un sordo y mudo, y le ruegan que le imponga su mano. Y apartándolo de la muchedumbre, metió los dedos en sus orejas, y con saliva tocó su lengua (Mc 7, 32-33).
En este milagro hay un detalle que me gusta mucho. Jesús, a aquel pobre sordo y mudo te lo llevas aparte para curarlo. No quieres que sea un show y te lo llevas aparte para poder estar con él. Lo mismo pasa en la confesión. La confesión es uno a uno, sólo con el sacerdote para que podamos decir nuestros pecados con claridad y no hacer un espectáculo el pedirte perdón. ¡Jesús, ayúdame a valorar la confesión!
·         ¿Soy claro y totalmente sincero al momento de confesarme?
Y mirando al cielo, dio un suspiro, y le dice: Effetha, que significa: ábrete. Al instante se le abrieron los oídos, quedó suelta la atadura de su lengua y hablaba correctamente (Mc 7, 34-35).
Este San Marcos, Jesús, es divertido. Fíjate que dice que el ex-sordo hablaba correctamente. Y la cosa es que nunca había hablado antes. Pero bueno, supongo, Jesús, que ese hablar correctamente se refiere a que te daba las gracias a Ti y a Dios Padre, y que aquel día hasta se llegó a quedar afónico de tanto hacer apostolado y hablar hasta los codos de Ti. Tal vez, Santa María a la noche le dio un té de eucalipto con limón al pobre ex-sordo y mudo. Yo, Jesús, sólo me he quedado afónico por una gripe o por estar gritando en un partido de fut. ¡Ayúdame hacer apostolado!
·         Concreta: ¿con quién voy hacer apostolado?
Propósito: Quedarme afónico de hacer apostolado.