domingo, 3 de febrero de 2013

Ni mediocre ni conformista: ser Santo



Cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu tierra (Lc 4,23).
Jesús, tus paisanos, los habitantes de Nazareth no pasan de personas “vulgares”, o peor todavía, de “mediocres”. ¿Qué es un mediocre?: El que pasa al lado de lo sublime y no se da cuenta (C.K. Chesterton). Aquellos esperaban, ¡exigían! milagritos y no se dan cuenta de que tienen delante al Hijo de Dios. Jesús, yo no te pido milagros, solo te pido: Hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo.
·        Pídele a Jesús que te aumente la Fe y así nunca exigirle que te haga un milagro que te convenza a obedecerle.
Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira y se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cima del monte donde estaba edificada su ciudad para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó (Lc 4, 29-30).
La mediocridad es una enfermedad moral que crea hombres muy peligrosos: el mediocre no mira de frente, sólo grita amparado en la noche o en el anonimato y hace daño cuando puede, a traición y mejor en “manada”. El mediocre evita las decisiones busca lo “políticamente correcto” en cada caso. Jesús, hoy es fiesta de la Patrona de Honduras (la Virgen de Suyapa) y te pido que yo sea como María: valiente para quererte y obedecerte.
·        Sigue diciéndole a Jesús que no quieres “mediocre”.
Propósito: huir de la mediocridad…