Quédate con nosotros, Señor, porque
atardece y el día va de caída.
Jesús, quédate con nosotros, te suplicaron, y Tú
aceptaste. Cuando los discípulos de Emaús te pidieron que te quedaras con ellos,
Tú, Jesús, les contestaste con un don mucho mayor. Mediante el sacramento de la
Eucaristía encontraste el modo de quedarte en ellos. Recibir la
Eucaristía es entrar en profunda comunión con Jesús, escribió Juan Pablo
II. Hoy te pido Jesús, que me aumentes la Fe para saber apreciar y agradecerte
que te hayas quedado en la Eucaristía. Quiero sacarle mucho provecho a mis
comuniones.
n Agradécele
que se haya quedado en la Eucaristía.
¿No es verdad que ardía nuestro corazón
dentro de nosotros, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las
Escrituras? (Lc 24, 35).
Pues esto me pasa a mí cuando comulgo. Más o menos. Me sucede,
Jesús, que a veces al comulgar me lleno de fuerzas, de ánimo, y de ideas de
lanzarme a cambiar al mundo y a mi familia y amigos. Salgo como lleno de fuerza
y alegría. Otras veces comulgo y ando bien perdido pensando en el fut: que si
Cristiano es mejor que Messi, que si en la Champions se irá a dar ese cruce de
partidos, que si Mou se queda o si Pep se va a México… Soy un gran burro,
perdóname Jesús.
n Pídele
a la Virgen que te enseñe a comulgar con fruto.
Propósito: Repetir la Comunión Espiritual.