sábado, 12 de marzo de 2016

Cinco minutos de Evangelio, por lo menos

Unos decían: Este es verdaderamente el Profeta. Otros: Este es el Cristo. En cambio, otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea?
Jesús, el conductor del autobús que me lleva todos los días al cole se llama don Segundo. Es un hombre estupendo, muy puntual, que hace honor a su nombre: ¡Llega al segundo! Se lo decimos y se ríe. Y ya, en el colegio, encuentro la clase limpia y ordenada: ha sido Hortensia que por las tardes hace la limpieza. Y no sé cómo lo consigue. Jesús, ellos, quizá sin darse cuenta son Cristo. No son don Segundo, ni Hortensia: eres Tú, Cristo que te haces presente. Este es el Cristo, que no ha venido a ser servido, sino a servir.
¿Conozco el nombre del chófer del bus? ¿Rezo por él, se lo agradezco?
¿Por qué no le habéis traído? Respondieron los alguaciles: Jamás hombre alguno habló así. (Jn 7, 45-46).
Jesús, ¡qué bien hablabas! Los que te oían se quedaban boquiabier­tos, embelesados, escuchándote: ¡Más, más… otros cinco minutos más porfa..! ¡La de la oveja perdida! ¡La del hijo pródigo! ¡Maestro, la última parábola! Jesús, Tú eres el Verbo hecho carne, eres La Palabra encar­nada y los Evangelios son La Palabra encuadernada, por eso cada día, después de leerlos, los beso, te beso a Ti.
¿Lees el Evangelio para conocer a Jesús?

Propósito: Conocerlo más.