jueves, 22 de marzo de 2012

No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo…


Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en nombre propio, a ése lo recibiríais (Jn 5, 42).
Jesús, fíjate si soy dundo que a veces pienso que ya te conozco lo suficiente y que me cansas. Entonces ya no te recibo. E incluso me quejo cuando tengo que estudiar el catecismo o asistir a una plática. —¿¡Otra vez Misa…?! ¡Vaya rollo…! Tú, que te me acercas, que quieres ser mi amigo, y yo… no te recibo. Y, además digo que no tengo tiempo, que tengo mucho que estudiar o que hacer otras cosas. Jesús, que te reciba siempre con alegría en los sacramentos, en los medios de formación.
u  Jesús, te pido por los pesados que se preocupan de mi formación.
¿Cómo podéis creer vosotros, que recibís gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que procede del único Dios? (Jn 5, 43).
Jesús, me doy cuenta que la fe se robustece con el estudio y con la formación. No es lógico que vaya creciendo en mi cultura, mi ciencia, mi capacidad, mis estudios y continúe con una formación religiosa de primera comunión. Ya va siendo hora de sustituir en el alma los dientes de leche de niño por una dentadura fuerte: con mi formación y doctrina echaré el diente a cualquiera que se ponga por delante y pretenda decirme que no existes. Jesús, mi inteligencia es un chispazo de tu Sabiduría y, por eso, nada hay más razonable que creer y estoy dispuesto a demostrarlo… Jesús, que “eche chispas” de las buenas, es decir que mis razones y palabras hablen de Ti.
u  Dos más dos: Cuatro. Dos más Dios: Infinito (y yo soy el dos)
Propósito: abrir la puerta.