jueves, 10 de octubre de 2013

Reírse de uno mismo

¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará un piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? (Lc 11, 5-13).
Jesús, me encanta y divierte tu buen humor. Sabías des-dramatizar y reírte de las situaciones, ¡no de las personas! Usabas imágenes graciosas, como aquella otra al entrar en Jerusalén: Si estos callaran, las piedras darían voces… (Lc 19,40). ¿Contabas chistes? ¿Sabías imitar? Seguro que sí, para hacer reír a alguno de los apóstoles que a veces se lo tomaban todo muy en serio, o quizá estaban un poco cansados. Jesús, que aprenda de Ti a tener buen humor, que no ande tan estresado o de malas.
·        Jesús ¿Quieres que te cuente un chiste? Aunque es terrible, no te importa ¿verdad?
Hombres de Galilea, ¿Qué hacéis mirando el Cielo (Act 1,11)
¿Y los ángeles, tienen buen humor? Parece que sí: después de la Ascensión, unos ángeles burlones fueron a bromearles a los apóstoles que se habían quedado mirando el cielo. ¿Y los santos? También tienen buen humor: Un santo triste es un triste santo (San Francisco de Sales); Dame, Señor, el sentido del humor; dame el saber reírme de un chiste (Santo Tomás Moro); Solo contaba con 26 años, gracia de Dios y buen humor… (San Josemaría).
·        Jesús: dame buen humor, que no sea un estresado o un dramático y me ría de mí mismo.

Propósito: luchar por tener buen humor.