Las zorras
tienen sus guaridas y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre
no tiene dónde reclinar su cabeza Lc 9,57-62.
Las hormigas tienen sus hormigueros, las abejas sus
colmenas, los ratones sus agujeros, mis hermanos su habitación… Mira, Jesús,
mientras yo viva, tranquilo, no te faltará un techo. Estarás siempre conmigo,
te llevaré siempre conmigo. Yo quiero ser tu templo, ¡soy Templo del
Espíritu Santo!: tu refugio, tu consuelo y tu descanso, donde puedas
estar a gusto.
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¿Hay
alguna cosa que tienes que limpiar en tu alma para que Jesús esté a gusto?
Las zorras
tienen sus guaridas y los pájaros del cielo sus nidos
Jesús, hoy te pido por todos los Franciscos del mundo,
especialmente por el Papa. Hoy es la fiesta de uno de tus grandes amigos, San
Francisco de Asís, también amigo de la naturaleza y de los animales, a los que
les gustaba llamarles así: hermano Sol, hermana Luna, hermano pájaro… Como soy
bastante “animal” y bastante “pájaro” le pido a San
Francisco que me “domestique”, que me convierta en tu mascota
preferida, en tu “animal” de compañía. Jesús, perdóname que
todavía sea un poco “burro”, pero con tu gracia, con mi lucha y
con el paso del tiempo me corregiré.
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Pídele
a Jesús que te diga exactamente en qué tienes que domesticarte.
Propósito:
ser menos animal y más racional.