Llegó un
personaje importante y se postró ante él diciendo: “Mi hija acaba de morir;
pero si tú vienes y pones tu mano sobre ella, vivirá”. Jesús se levantó y,
acompañado de sus discípulos, lo siguió (Mt 9, 18-19).
Me cuesta a veces creerme esto: un personaje importante que se
postra. Muy importante podría ser, pero tiene la humildad de acudir a Jesús y
reconocer que necesita de Dios. Jesús nos sigue esperando. Nos espera en la
Iglesia a través de los sacramentos y de su Palabra. La cosa es que uno no se
las lleve de creído y reconozca que sin los sacramentos, como la Eucaristía y
la confesión; y sin la meditación de su Palabra, nada puede.
▶¿No podrías dejar ya de hacer tus cosas “importantes”, y dedicar
más tiempito a Dios?
Al llegar
Jesús a la casa del personaje y ver a los que tocaban música fúnebre y a los
que lloraban, dijo: “Váyanse de aquí, que la niña no ha muerto; está dormida”.
Pero ellos se burlaron de él. Cuando desalojaron a la gente, entró, la tomó de la
mano y la niña se levantó (Mt 9, 23-25).
La ignorancia es atrevida, dice el refrán. Peor aún, la ignorancia
del soberbio. Por eso se ríen de Jesús, no se creen que pueda resucitar un muerto.
No saben, o se les olvida, que Jesús es Señor de la vida.
▶Dile a Jesús que no te quieres reír de Él, y que te resucite.
Propósito:
visita a Jesús en el sagrario y dile que lo quieres