sábado, 4 de junio de 2016

Inmaculado Corazón de María

El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres (…) Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te buscábamos (Lc 2, 43.48).
Vaya susto que les diste a María y a José. Yo, como no soy Dios, no puedo hacer esas cosas, y siempre he de avisar si me retraso o cambio de plan, además siempre llevo encima el celular. Tú, Jesús, lo hiciste para recordarles tu misión en la tierra. La Virgen no lo entiende, pero te lo pregunta, Ella hacía siempre oración, hablaba contigo para entender.
Pregunta a Jesús lo que no entiendas y pídele ayuda para dar alegrías a María.
Y él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? (…) Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc 2, 49.51).
¡Cuántas cosas aprendiste aquel día, Virgen Santísima! Fuiste entendiendo poco a poco, un día lo viste todo claro cuando Jesús hecho ya un hombre se fue a predicar, a realizar milagros… y aunque te gustaba locamente tenerlo en Nazaret no le armaste pleito cuando te dijo que se iba, es más estuviste en las Bodas de Caná que fue su presentación en sociedad. ¡Qué pena me dan esas mamás que no dejan que sus hijos hagan locuras por Dios! “Es pequeño, no conoce mundo…” dicen… y no saben que lo importante es lo que Dios pide a cada corazón.
María ¿qué guardo yo en mi corazón?

Propósito: Abrir el corazón a la voluntad de Dios.