domingo, 9 de agosto de 2020

Obediencia

Inmediatamente después Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente (Mt 14, 22).

Jesús, hoy me he fijado en que los apóstoles son obedientes. Les mandas que se suban a la barca y se adelanten. Y te hacen caso sin andar preguntando mucho. A mí me pasa que cuando me manda algo mi mamá le hago mil preguntas, no para hacer correctamente lo que me pide sino porque no tengo ganas de hacerlo y así gano algo de tiempo. Esto de aprender a obedecer cuesta. Pero pienso que si aprendo a ser obedientes a mis papás, aprenderé a ser obe­diente a Ti.

Sigue hablando con Jesús de cómo obedeces.

Al punto Jesús, extendiendo su mano, lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado? Y cuando subie­ron a la barca cesó el viento. (Mt 14, 31-32).

Al principio Pedro caminaba sobre el agua porque Tú se lo mandaste, pero luego se hundió. Y Tú, Jesús, le dices que se ha hundido porque no ha tenido fe. Me parece que nos quieres enseñar que para obe­decer se necesita fe, para no terminar dudando de si es justo que me manden esto, o a sospechar que están abusando de mí con eso que mandan. Se necesita de la fe para darse cuenta que te gusta que sepamos obedecer, y obedecer con buena cara.

Pídele a Jesús que te aumente la Fe.

Propósito: Obedecer a la primera.