A medianoche se oyó vocear: ¡Ya está ahí el esposo! ¡Salid a su encuentro! (Mt 25, 6).
Hoy, Jesús, nos ha contado el sacerdote en el colegio que se celebra a una santa que fue intelectual y que salió al encuentro de Cristo. Se llamaba Edith Stein. Me ha impresionado saber que era judía, y cuando se convirtió al catolicismo su familia cortó relaciones con ella. Después los nazis la arrestaron por ser judía y murió en un campo de concentración, un poco antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial. Nunca ocultó que era judía de raza ni católica. En cambio, a mi me pasa que por salvar mi pellejo o por quedar bien –con mis papás o con los profes (ni te cuento con los amigos)– ni pestañeo para decir alguna mentira.
u Pídele a Jesús ser coherente siempre, y cuéntale en qué tipo de situaciones no lo eres.
Vigilad, pues, porque no sabéis el día ni la hora (Mt 25, 13).
Para terminar, Jesús, me puse a buscar en internet sobre Edith Stein. Encontré en la santopedia (la enciclopedia sobre santos) que una idea que repetía era el vivir con intensidad la sinceridad y la honradez. Y, como Tú eres el camino, la verdad y la vida, yo quiero ser sincero para poder amarte. Tengo que vigilar, porque cualquier día y a cualquier hora se me salen las mentiras, y no para salvar mi vida, sino para evitar un regaño o para presumir. ¡Que no sea corrupto, ni mentiroso! Que no me excuse ni acepte ni mentiras blancas, grises y menos aún las negras y gordas.
u Piensa si hay alguna corrupción o trampa en tu vida.
Propósito: Decir siempre la verdad aunque cueste.