martes, 18 de marzo de 2014

El que no “sirve”… no sirve para nada

El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humi­lle a sí mismo será ensalzado (Mt 23,12).
Jesús, algunas veces he jugado contigo al escondite ¡eres un campeón! ¡Qué bien te escondes!: en el sagrario, en los enfermos, en los sencillos, en los ancianos. Pero hoy quiero jugar contigo este juego tuyo el de la ruleta que siempre gana: todo el que pierde, gana: el mayor es el más pequeño, y el que quiera perder su vida la ganará. Es un juego sólo apto para niños porque los mayores siempre están hablando de dinero, quien manda más, quien gana más, quien gasta más... ¡Qué aburrimiento! ¿Cuándo se darán cuenta, de una vez por todas, que el que pierde gana?
u  ¿Qué es lo que estoy dispuesto a perder: honra, prestigio, la vida… para ganarlo todo?
El mayor entre vosotros sea vuestro servidor (Mt 23,11).
Jesús, para ser como Tú tengo que servir, ayudar más en casa, orde­nar el cuarto, poner la mesa, contar cuentos a mis hermanos pequeños para que se duerman... Cuando llego a casa por las tardes, encuentro a mamá sonriente, pero me doy cuenta que está cansada. La pobre no para de la mañana a la noche cuidándonos a todos. El propósito de este rato de oración va a ser ayudar más en casa, servir, para pare­cerme más a Ti
u  Concretar cómo vas a servir.

Propósito: Servir.