sábado, 21 de marzo de 2015

Cinco minutos de Evangelio, por lo menos

Unos decían: Este es verdaderamente el Profeta. Otros: Este es el Cristo. En cambio, otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea?
Jesús, el conductor del autobús que me lleva todos los días al cole se llama don Segundo. Es un hombre muy bueno, muy puntual, que hace honor a su nombre: ¡llega al segundo! Se lo decimos y se ríe. Y ya, en el colegio, encuentro la clase limpia y ordenada: ha sido Hortensia que por las tardes hace la limpieza. Y no sé cómo lo consigue Charo, la Jefa de Cocina, pero cada día me gustan más sus platos. Jesús, ellos, quizá sin darse cuenta son Cristo. No son don Segundo, ni Hortensia, ni Charo: eres Tú, Cristo que te haces presente. Este es el Cristo, que no ha venido a ser servido, sino a servir.
u ¿Conozco el nombre del chofer del bus? ¿Rezo por él, se lo agradezco?
¿Por qué no le habéis traído? Respondieron los alguaciles: jamás hombre alguno habló así. (Jn 7, 45-46).
Jesús, ¡qué bien hablabas! Los que te oían se quedaban boquiabiertos, pasmados, escuchándote: ¡más, más… otros cinco minutos más porfa…! ¡La de la oveja perdida! ¡La del hijo pródigo! ¡Maestro, la última parábola! Jesús, Tú eres el Verbo hecho carne, eres La Palabra encarnada y los Evangelios son La Palabra encuadernada, por eso cada día, después de leerlos, los beso, te beso a Ti.
u ¿Leo el Evangelio?

Propósito: Dar las gracias a la gente de limpieza…