Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que
todo el que cree en Él no perezca sino que tenga vida eterna (Jn 3, 14).
Jesús, tanto nos ama Dios Padre que te ha pedido que vinieras a la
tierra y murieras en una cruz. Y Tú lo has hecho y con buena cara. Esto me
recuerda aquello de San Josemaría que obras son amores y no buenas razones.
Jesús, yo en cambio muchas veces me quedo sólo en las buenas razones o las
buenas intenciones. Mis palabras son más largas que mis acciones. Quiero
aprender a amarte con obras: trabajo hecho lo más perfecto posible, estar
siempre de buen humor, servicial en mi casa, mucho apostolado con mis amigos…
u Sigue
hablando con Jesús sobre las buenas obras con las que le quieres amar.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino
para que el mundo se salve por Él (Jn 3,16).
Te cuento Jesús, que el otro día me dolió lo que oí de un amigo.
Estaban otros dos compañeros hablando sobre este amigo mío que había estado
todo un fin de semana en un retiro, y decían de que aparentemente no le había
servido para nada porque ellos esperaban que este amigo influyera más en la
clase, les hablara más de Dios o al menos que se le viera que te trataba más… A
mi me dolió porque a veces a mi tampoco se ve en mis obras que te amo.
u Concreta
tus obras
Propósito: Obras son amores y no…