domingo, 15 de marzo de 2015

Tanto amó Dios al mundo…

Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca sino que tenga vida eterna (Jn 3, 14).
Jesús, tanto nos ama Dios Padre que te ha pedido que vinieras a la tierra y murieras en una cruz. Y Tú lo has hecho y con buena cara. Esto me recuerda aquello de San Josemaría que obras son amores y no buenas razones. Jesús, yo en cambio muchas veces me quedo sólo en las buenas razones o las buenas intenciones. Mis palabras son más largas que mis acciones. Quiero aprender a amarte con obras: trabajo hecho lo más perfecto posible, estar siempre de buen humor, servicial en mi casa, mucho apostolado con mis amigos…
u Sigue hablando con Jesús sobre las buenas obras con las que le quieres amar.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3,16).
Te cuento Jesús, que el otro día me dolió lo que oí de un amigo. Estaban otros dos compañeros hablando sobre este amigo mío que había estado todo un fin de semana en un retiro, y decían de que aparentemente no le había servido para nada porque ellos esperaban que este amigo influyera más en la clase, les hablara más de Dios o al menos que se le viera que te trataba más… A mi me dolió porque a veces a mi tampoco se ve en mis obras que te amo.
u Concreta tus obras

Propósito: Obras son amores y no…