domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos. Jesús, que sea valiente

Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna, bendito el que viene.
Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de todos los tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te golpearán; se burlarán de ti. Llevarás con mucho esfuerzo la Cruz de tu muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando. Y yo, Jesús, todos estos días quiero estar muy pegadito a ti.
u Dile, con tus palabras, que no quieres dejarle solo ni un momento en esta Semana Santa.
Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en un pollino de asna (Jn 12, 14-15).
Una vez escuché la explicación de que si un rey se montaba en un burrito al entrar en una ciudad era señal de que llegaba con intenciones de paz, venía en paz para hacer la paz. Jesús, yo en esta Semana Santa quiero imitarte y - como decía San Josemaría – ser un sembrador de paz y alegría, especialmente en la familia. Jesús, que luche por no dejarme llevar por el egoísmo, el mal humor y los caprichos en la familia.
u Concreta el cómo vas a vivir la alegría con tu familia.

Propósito: Sembrador de paz y alegría.