viernes, 7 de agosto de 2015

Poner Buena Cara

En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no mue­re al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto (Jn 12, 24).
Jesús, hoy ya fui a Misa. Y se me ha quedado grabado lo que escuché de la Primera Lectura: Al que da de buena gana lo ama Dios. Entiendo que es hacer las cosas con buena cara. Y se me ha quedado grabado porque yo hago cosas buenas o favores que me piden pero muchas veces con mala cara. Me falta, Jesús, la fortaleza para sonreír. Me falta poner buena cara incluso cuando me da una gripita o pierdo un parti­do. Me falta fortaleza: ¡Jesús, ayúdame!
u ¿En qué otras ocasiones será que deberías poner buena cara?
Si alguien me sirve que me siga, y donde yo estoy allí estará también mi servidor; si alguien me sirve, el Padre le honrará (Jn 12, 26).
Pues más claro no lo puedes decir, Jesús. Seguirte está conectado de alguna manera con el servicio. A Ti, lo que te gusta, es que sirvamos, y sirvamos con gusto. Pero para servir se necesita fortaleza para vencer la pereza y derrotar a la soberbia de pensar: “¿Por qué yo tengo que ha­cerlo? Mejor que lo haga otro.” ¡Qué importante es ser fuerte y no ser un aguado que se queda con buenas intenciones!
u Cuéntale a Jesús que es lo que detiene al momento de servir a los demás.

Propósito: Servir con buena cara.