Herodes el
tetrarca oyó todo lo que ocurría y dudaba, porque unos decían que Juan había
resucitado de entre los muertos, otros que Elías había aparecido, otros que
algún profeta de los antiguos había resucitado (Lc 9, 7-8).
¡Cuánta gente se dice
cristiana, Jesús! Pero no todos creen; yo ahora te digo “creo que eres el único
Hijo del Padre, nuestro Señor, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nacido de santa María Virgen, que padeciste bajo el poder de Poncio Pilato, que
crucificado, muerto y sepultado, tras descender a los infiernos, resucitaste al
tercer día de entre los muertos, y subiste a los cielos y estás sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí has de venir a juzgar a vivos y
muertos”.
u Haz
muchos actos de fe en Jesucristo.
Y dijo
Herodes: A Juan lo he decapitado yo, ¿quién, pues, es éste del que oigo tales
cosas? Y deseaba verlo (Lc 7, 9).
Te he dicho que creo,
Jesús, y –como Sto. Tomás– cuando el sacerdote te alza en la Consagración rezo “Señor
mío y Dios mío”, y te veo oculto bajo las apariencias de Pan y de Vino,
pero te deseo ver cara a cara. Jesús, que Te vea, llévame un día al Cielo. “Tu
rostro buscaré, Señor” (Sal 26, 8), o como decía la Santa Patrona de los
poetas: “Véante mis ojos, / dulce Jesús bueno, / véante mis ojos, / muérame yo
luego”.
u Dile
a Jesús: “Creo, Te amo y espero que me lleves al Cielo”.
Propósito: Hacer actos de fe, esperanza y
caridad sin parar.