martes, 27 de febrero de 2018

El que no sirve… no sirve para nada

El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado (Mt 23,12).
Jesús, algunas veces he jugado contigo al escondite, ¡eres un campeón! ¡Qué bien te escondes!: en el sagrario, en los enfermos, en los sencillos, en los ancianos. Pero la verdad es que el campeón para esconderse soy yo. Porque me hago el loco, el sordo, el que no ve y no se entera para que no me pidas nada.
¿Me sigo haciendo el sordo?
El mayor entre vosotros sea vuestro servidor (Mt 23,11).
Jesús, para ser como Tú tengo que servir, ayudar más en casa, recoger la habitación, estudiar en serio... Cuando llego a casa por las tardes, encuentro a mamá sonriente, pero me doy cuenta que está cansada. La pobre no para de la mañana a la noche cuidándonos a todos. El propósito de este rato de oración va a ser ayudar más en casa, servir, para parecerme más a Ti.
Dile a Jesús que servir es lo que más te gusta.

Propósito: dejar de esconderme.