viernes, 20 de abril de 2018

¡Viva Jesús Sacramentado!


Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente (Jn 6,51).
Fue en una excursión. Al comienzo todo fácil, los árboles nos daban sombra. Al dejarlos atrás, conforme subíamos un monte, se nos abría un paisaje cada vez más espléndido. Uno de los que iban, que no dejaba de mirar el celular, gritó horrorizado: ¡Nos hemos perdido! ¡No tengo señal!... Era lo peor que nos podía pasar y todos empezaron a ver su celular. Efectivamente no había ninguna antena cerca. No sé por qué, pero pensé cual sería el Sagrario más próximo. Jesús, hoy te pido: ¡Que nunca pierda tu cobertura, tu señal!
¿Tengo localizados los Sagrarios más próximos? ¿Busco buenas coberturas?
Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida Eterna (Jn 6,54).
Después del pánico de la señal, nos fijamos en unas casas agrupadas en torno a su Iglesia. ¿Por qué no hacemos la Visita?, dijo uno. Como no sea a las vacas, soltó el gracioso de turno. Y a muchos kilómetros de distancia, y a muchos metros de altura, cada uno te dijo: ¡Viva Jesús Sacramentado! ¡Viva y de todos sea amado!... A Jesús le encantó.
Einstein se equivocó: La oración viaja más rápido que la luz.
Propósito: no perder cobertura.