miércoles, 31 de marzo de 2021

Jesús, vales más que todo el oro del mundo

 

Entonces, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue don­de los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata (Mt 26, 14-16).

Jesús, ¡qué mal negocio hizo Judas! ¡Qué estafa! ¡Le han engañado y se ha engañado a sí mismo! También a mí el demonio me quiere estafar. Como dice San Josemaría: El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose de la debilidad del salva­je que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer —que nada vale—, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que son el precio y el tesoro de tu eternidad. (Camino 708). Jesús, que por nada te traicione, dame fortaleza para evitar el pecado.

Habla tú con Jesús y dile que nunca te dejarás estafar por el demonio.

Y mientras comían dijo: En verdad os digo que uno de voso­tros me va a traicionar. Y, muy afligidos, comenzaron cada uno a decirle: ¿Acaso soy yo, Señor? (Mt 26, 22).

Jesús, los Apóstoles se quedan muy tristes por tu anuncio de traición. Te quieren de verdad, como yo. Lo han dejado todo para seguirte, ¿¡cómo yo!?... Pero admiten humildemente la posibilidad de que son capaces de traicionarte, se sienten débiles, capaces de lo peor. Jesús, yo también soy capaz de todos los errores y de todos los horro­res. Que sea humilde. Y si te traiciono en algo dame la fortaleza de ir corriendo a la confesión.

Pregunta a Jesús en qué cosas tienes que vigilar para no traicionarle.

Propósito: Antes morir que pecar.

martes, 30 de marzo de 2021

Jesús, antes morir que pecar

 

Cuando dijo esto Jesús se turbó en su espíritu, y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros no sabiendo a quién se refería (Jn 13, 21-22).

Jesús, te turbas, te conmueves, te duele. Después de todo lo que has hecho por Judas, el canalla va y te traiciona. Le has lavado los pies, le has llamado amigo… Cuántos momentos felices, cuántas bromas, cansancios, canciones, cuántos milagros había presenciado, y, lue­go… el pecado. Jesús, ¡ya no más! ¡No quiero ofenderte nunca más! ¡No quiero ser como Judas! Sé que te turba, que te duele, de manera especial, la traición de tus amigos. Jesús, con tu ayuda, nunca más. Pero lo que más te duele es que no te busque para pedirte perdón.

Aprovecha este rato de oración y pide perdón por tus pequeñas o grandes traiciones.

Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Jn 13, 27).

Jesús, las grandes traiciones, como las de Judas, vienen precedidas de pequeñas compensaciones egoístas. Los edificios no se caen de repente, sino que empiezan a salir grietas pequeñas, que se van abriendo, hasta que aquello se cae. Judas robaba de la bolsa… y tras el bocado entró Satanás. Jesús, con tu gracia ayúdame a des­cubrir esas grietas en mi alma. Y si me ayudas, me iré a confesar para que me pongan el cemento de la gracia en esas grietas.

Habla con Jesús sobre las grietas que piensas que hay en tu vida.

Propósito: nunca hacer de Judas

lunes, 29 de marzo de 2021

Obras son amores y no buenas razones

 

María, tomando una libra de perfume muy caro, de nardo puro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume (Jn 12, 3).

Jesús, ¡cómo te quiere María! ¡Qué detalle! Tú la miras con infinito ca­riño y la dejas hacer. No es tanto la calidad del perfume muy caro de nardo puro sino el amor que María pone. Está demostrándote que vales más para ella que todo lo que cuesta aquel perfume tan caro. Jesús, y yo, ¿cómo te demuestro mi amor? ¿En qué se concreta? Me miras, también con cariño, como a María, y me susurras al oído: Obras son amores y no buenas razones.

¿A qué huelo? ¿Con qué buenas obras de amor perfumo mi vida?

Dijo entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarle: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? (Jn 12, 4-5).

Jesús, la misma historia de siempre. Ahora algunos tampoco entien­den que los cristianos queramos darte lo mejor. No siempre es el amor a los pobres, lo que les lleva a pensar así, como no lo era el caso de Judas. Es simplemente falta de Fe, visión humana, que impide luego amar de verdad a los pobres. Jesús, que sea generoso contigo, no sólo con el dinero, sino también con mi tiempo… y así te podré ver en cada uno de los pobres.

Hasta los 10 minutos, piensa en obras de amor a Dios y a los demás.

Propósito: No ser tan tacaño con Dios.

domingo, 28 de marzo de 2021

Domingo de Ramos. Jesús, que sea valiente

 

Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna, bendito el que viene (Jn 12, 12-13).

Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de to­dos los tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te golpearán; se burlarán de ti. Llevarás la Cruz de tu muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando. Y yo, Jesús,… todos estos días muy pegadito a ti.

Dile, con tus palabras, que no quieres dejarle solo ni un momento.

Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en un pollino de asna (Jn 12, 14-15).

No temas hija de Sión… Pero, vamos a ver: ¿Qué es lo que me da miedo? ¿No soy acaso hijo de Dios?... ¡¿Entonces…?! Jesús, Tú eres el Rey de Israel, Tú eres el Rey del mundo. Nada sucede sin que Tú lo permitas, y siempre será para bien. Jesús, contigo, siempre valiente. Necesitas Hombres y Mujeres valientes.

Jesús, quiero ser muy valiente.

Propósito: No ser gallina.

sábado, 27 de marzo de 2021

Jesús, eres la Verdad, de verdad de la buena

 

Muchos, al ver lo que había hecho Jesús, (la resurrección de Lázaro) creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús (Jn 11, 46).

Jesús, que curioso, ante un mismo hecho dos reacciones opuestas: unos creen y otros te acusan. Es lo mismo que pasa ahora... Como dice un filósofo: Dios actúa en el claroscuro, de modo que hay bas­tante luz para quien quiere ver, y bastante oscuridad para quien no quiere ver. No es tanto la luz sino las disposiciones interiores. Jesús, ten­go amigos que me preguntan por qué ahora no hay milagros espec­taculares como los de antes… Pero que ellos no los ven: el milagro de un amanecer, una nueva vida, la sonrisa de un niño, una confesión, entregar la vida entera a Dios… y también de los otros.

Cuenta a Jesús el último milagro que hayas vivido. Agradéceselo.

Este hombre hace muchos signos. Si le dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán (Jn 11,47).

¡Qué terrible! En vez de buscar la verdad piensan solo en su como­didad, en lo que más le convenga. Se cumple lo de San Pablo a los Romanos: hombres que tienen aprisionada la verdad en la injusticia (Rm 1,18). Cuando se violenta la verdad todo vale. Jesús, que siga el consejo del poeta: “¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a bus­carla. La tuya, guárdatela”.

El que busca con sinceridad la Verdad acaba encontrando a Cristo.

Propósito: buscar la Verdad, de verdad de la buena.

viernes, 26 de marzo de 2021

La violencia ni vence ni convence

 

Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús (Jn 10, 31-42).

Jesús, lo de tus paisanos y su afición a lanzar piedras es impresionante. Si no fuera algo tan triste, sería para echarse a reír. Les gustaba eso de ape­drear a la gente. ¡No perdían ocasión! Primero quisieron apedrearte a Ti, —nos lo acaba de contar San Juan—; también lo intentaron con aque­lla desdichada mujer: El que esté sin pecado que tire la primera piedra (Jn 8,7). Al pobre de San Pablo en Tesalónica una lluvia de piedras casi le costó la vida: Apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto (Act 14,19). Y por último, San Esteban no tuvo tanta suerte y murió lapidado: Se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearle (Act 7,58). Es curioso, en un instante, la pedrada de un desaprensivo puede destrozar la magnífica vidriera de una catedral, o peor aún, arrancar una vida.

A veces, las piedras que más duelen son los comentarios hirientes, las palabras vanas, los juicios gratuitos, las opiniones sin venir a cuento…

Él les replicó: Os he hecho ver muchas obras buenas por en­cargo de mi Padre: ¿Por cuál me apedreáis? (Jn 10, 31-42).

Jesús, ante la fuerza bruta respondes con sabiduría e ingenio. Porque quien usa la violencia ni vence ni convence. El que más grita habitual­mente no lleva la razón y el que usa la violencia pierde cualquier autori­dad y se descredita delante de Dios y de los hombres.

Jesús, ayúdame a ser manso y humilde de corazón, como Tú.

Propósito: No tirar piedras a la gente, ni a los gatos.

jueves, 25 de marzo de 2021

La Anunciación. Ave María, llena de Gracia

 

En aquel tiempo fue enviado el Ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón llamado José, de la casa de David, y el nombre de la Virgen era María. Y, habiendo entrado el Ángel donde ella estaba, le dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo (Lc 1, 26-28).

Jesús, siempre me ha parecido de mala educación y de mal gusto, eso de curiosear en la vida de los demás, pero hoy… hago una excepción: ¿Cómo fue la Anunciación? ¿Qué dijo tu Madre? ¿Se puso colorada? Quiero saberlo todo. A veces, también les pregunto a mis papás cómo se conocieron, quién tomó la iniciativa… Entonces se miran con ojos de complicidad y se nota que les palpita el corazón. Yo entiendo que cada Avemaría, dice San Josemaría, cada saludo a la Virgen, es un nuevo latido de un corazón enamorado (Forja, nº 615).

Dile a María que la quieres mucho y que admiras su valentía.

María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y la dejó el Ángel (Lc 1, 38).

¡La esclava del Señor! ¡La sierva de Dios! La criatura más excelsa, la más perfecta, la Santísima Virgen, hace del servicio el centro de su existencia. Esto no todo el mundo lo entiende. Hace falta tener mucha finura interior, mucha delicadeza y mucha categoría humana: Sólo son capaces algunas almas privilegiadas. Y yo, ¿lo entiendo? Pues entonces…

Agradece a la Esclava del Señor entender, y luego poder servir.

Propósito: Si no lo entiendo, pedir a San Gabriel que me lo explique.

miércoles, 24 de marzo de 2021

La Verdad os hará libres

 

Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois en verdad discí­pulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8, 31-32).

Jesús, ¡cuánta mentira veo a mi alrededor!, ¡cuánta apariencia!, ¡cuánta falsedad! Veo cómo hablan algunos, cómo se arreglan, cómo se visten y pienso: ¡Qué gran mentira! Lo peor de todo es que a mí me pasa lo mismo: me gusta aparentar, fijarme en la marca, exagerar, provocar,… Jesús, Tú quieres que vaya bien, a la moda, elegante… Nada hay tan hermoso ni tan atractivo como el esplendor de la Verdad, la verdad en mi vida; una verdad que libera.

Dile a Jesús que quieres ser de Verdad, Auténtico, Cristiano al 100%.

Le respondieron: somos linaje de Abrahán y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: os haréis libres? Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: Todo el que comete pecado, esclavo es del pecado (Jn 8, 33-34).

Jesús, a veces, se me llena la boca cuando digo: ¡Soy libre! ¡Soy libre! Y resulta que luego no soy capaz ni de levantarme a la hora, ni de ayudar en casa, irme ayudar a una catequesis. Soy esclavo de un capricho, o prisionero de un programa de TV o de fut… ¿Soy libre? Me parece que no, hasta que rompa esas cadenas que me esclavizan: las 7 cadenas de los pecados capitales, las 7 cadenas de televisión, las cadenas de los vicios, las cadenas de algunas amistades que me pervierten.

¿Qué cadenas voy a romper? ¡Cuento con la gracia de Dios!

Propósito: liberarme de la tele, al menos.

martes, 23 de marzo de 2021

Jesús, que cuando me vean, Te vean

 

¿Tú quién eres? (…) Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy (Jn 8, 25.28).

Jesús, levantado o colgado significa crucificado. Jesús, les estás di­ciendo que sólo en la Cruz pueden entender quién eres. Y es que tu vida no se entiende sin tu misión redentora que culmina en la Cruz. Por las mañanas, recién levantado, al mirarme al espejo me pregunto: —Y yo, ¿quién soy?... Y por dentro una vocecilla me responde: —Eres Cristo, y tu cruz, lo que te santifica, es el estudio, ayudar en casa, ser buen amigo… Jesús, ¡que cuando me vean, Te vean!

Espejito, espejito ¿Quién soy? ¿Soy Blancanieves? … Soy ¡Cristo!

El que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo porque yo hago siempre lo que le agrada” (Jn 8, 29).

Jesús, esta es la razón profunda de mi alegría: ¡Siempre estás con­migo! ¡Nunca me dejarás! Has prometido quedarte con los hombres hasta el último día. ¡Qué bueno! No me dejas sólo porque busco ha­cer lo que te agrada: perdonar al burro de mi hermano pequeño, aguantar a la insoportable de mi hermana mayor, cambiar el rollo de papel del baño, ir a Misa y confesarme con frecuencia… ¿qué más te agrada?

Pregunta a Jesús que más cosas le “agradan” y terminas.

Propósito: preguntar el espejo quien soy.

lunes, 22 de marzo de 2021

Vosotros sois la luz del mundo

 

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinie­blas, sino que tendrá la luz de la vida”. (Jn 8, 12)

Jesús, en clase me han explicado una enfermedad llamada “foto-fo­bia”. por la que personas no pueden exponerse a la luz del sol. Tienen que ir siempre con lentes oscuras y salen de casa sólo de noche. Jesús creo que algo parecido les pasa en el alma a algunos de mis amigos: tienen “fotofobia de Dios”, pobrecitos. Quieren vivir a oscuras, alejados de Dios, con las cortinas del alma siempre cerradas. Se ríen de Dios, presumen de sus pecados –y a veces hasta se los inventan–: y se hace amigos del “Príncipe de las Tinieblas” ¡Qué mal gusto

¿Alguna vez me cansan las cosas de Dios? ¿Lo defiendo?

“Vosotros sois la luz del mundo (…) No se enciende una luz para ponerla debajo de una vasija, sino sobre un candelero (…) Alumbre así vuestra luz ante los hombres”. (cfr Mt 5, 14-16)

¿Y cómo enciendo esa luz? Mi linterna está siempre enchufada, cuan­do la necesito la desenchufo y entonces hay calidad de luz. Había un abuelito al que el Santo Cura de Ars veía muchas veces rezando ante Jesús Sacramentado, y le preguntó que le decía: —¿Decir? Yo lo miro y el me mira. Y todo el mundo decía que era el abuelito más buena onda del pueblo, pero a la vez ayudando a todos a hacer el bien y que llevaba a muchos a confesar con el Santo Cura. Jesús, yo quiero recargar mis baterías siempre contigo, para dar luz a los demás.

Jesús, quiero iluminar el mundo entero con tu luz.

Propósito: recargar mis baterías en el Sagrario e iluminar a la gente.

domingo, 21 de marzo de 2021

Jesús, quiero ver tu rostro

 

Había algunos griegos; éstos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús” (Jn 12,20)

—¡Han llegado los griegos! —¡Los griegos! ¡ya están aquí…! Gritó uno. —Que son griegos de verdad, volvió a gritar. En torno a ellos se arremolinaban los curiosos: ¡Pero qué raro hablan! ¡Qué túnicas tan feas! Por fin, Felipe que chapurreaba un poco su idioma oyó que le rogaban bajito algo así como: “Seor, quisiramos ver a Jes”. —¿Qué dicen? ¿Qué quieren? —Dicen que quieren ver a Jesús. Todo el mundo se quedó en silencio ensimismado como pensando: Vemos a Jesús a diario y no nos damos cuenta. Y yo, ¿me doy cuenta?

Jesús, ayúdame a valorar tu cercanía. Que me dé cuenta.

Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir (Jn 12,33).

Y tú, Jesús, ¡de qué les ibas a hablar más que de la Cruz!, Escándalo para los judíos, locura para los griegos (1 Cor 1,23). Y los griegos se volvieron locos, pero de alegría: ¡habían visto a Jesús! Desde la Cruz Jesús atrae a sí a toda la humanidad. Jesús, que te pongo en lo más alto de mi vida.

Poner a Cristo en lo más alto de mi deporte, estudio, juegos, baile…

Propósito: comerme un yogurt “griego”

sábado, 20 de marzo de 2021

Cinco minutos de Evangelio, por lo menos

 

Unos decían: Este es verdaderamente el Profeta. Otros: Este es el Cristo. En cambio, otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea?

Jesús, el conductor del autobús que me lleva todos los días al cole se llama don Segundo. Es un hombre muy bueno, muy puntual, que hace honor a su nombre: ¡Llega al segundo! Se lo decimos y se ríe. Y ya, en el colegio, encuentro la clase limpia y ordenada: ha sido Hortensia que por las tardes hace la limpieza. Y no sé cómo lo consigue Charo, la Jefa de Limpieza, pero cada día organiza todo. Jesús, ellos, quizá sin darse cuenta son Cristo. No son don Segundo, ni Hortensia, ni Charo: eres Tú, Cristo que te haces presente. Este es el Cristo, que no ha venido a ser servido, sino a servir.

¿Conozco el nombre del chófer del bus? ¿Rezo por él, se lo agradezco?

¿Por qué no le habéis traído? Respondieron los alguaciles: Jamás hombre alguno habló así. (Jn 7, 45-46).

Jesús, ¡qué bien hablabas! Los que te oían se quedaban boquiabier­tos, embelesados, escuchándote: ¡Más, más… otros cinco minutos más porfa..! ¡La de la oveja perdida! ¡La del hijo pródigo! ¡Maestro, la última parábola! Jesús, Tú eres el Verbo hecho carne, eres La Palabra encarnada y los Evangelios son La Palabra encuadernada, por eso cada día, después de leerlos, los beso, te beso a Ti.

¿Leo el Evangelio cada día?

Propósito: Conocer más a Jesús.

viernes, 19 de marzo de 2021

San José. Hizo como el Ángel del Señor le había mandado

 

José era el esposo de María, de la cual nació Jesús (Mt 1, 16).

Jesús, ¡pobre San José! Ha sufrido un auténtico complot del silencio. Ni San Marcos ni San Juan le citan en sus Evangelios. San Lucas y San Mateo no registran ni una sola palabra del Patriarca. Pero su figura no ha hecho más que crecer a lo largo de la historia. Es la grandeza de quien ha buscado ocultarse y desaparecer para no hacer som­bra ni a Jesús ni a María Santísima. Por eso dice Sta. Teresa: San José es Padre y Señor que acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús, mientras crecía y se hacía hombre. Tratándole se descubre que el Santo Patriarca es, ade­más Maestro de vida interior: Porque nos enseña a conocer a Jesús, a convivir con Él, a sabernos parte de la familia de Dios (Sta. Teresa, Libro de su Vida 6, 8).

Pide por todos los Pepes, Josés, Giuseppes, Joseph… que conozcas.

Al despertar de su sueño hizo como el Ángel del Señor le ha­bía mandado (Mt 1, 24).

Jesús, hoy también es el día del padre y me he propuesto no despertar a mi papá temprano. Quiero que todo lo que sueñe se haga realidad, como le pasó a San José. Es lo que dice un amigo mío: Para que algo sea realidad antes hay que soñarlo. ¿Con qué soñará mi papá? Sospecho que conmigo, mis hermanos, mi mamá: Vernos a todos muy felices, aquí en la tierra y, después, en el Cielo: Papá: ¡Dulces sueños!

Da gracias a Jesús por tu papá. De todos los posibles… es el mejor.

Propósito: Soñar despierto: ZZzz…

jueves, 18 de marzo de 2021

No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo…

 

Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en nombre propio, a ése lo recibiríais (Jn 5, 42).

Jesús, fíjate si soy medio burro que a veces pienso que ya te conozco lo suficiente y que me cansas. Entonces ya no te recibo. E incluso me quejo cuando tengo que estudiar el catecismo o asistir a una plática. —¿¡Otra vez Misa…!? ¡Qué aburrido! Tú, que te me acercas, que quieres ser mi amigo, y yo… no te recibo. Jesús, que te reciba siempre con alegría en los sacramentos, en los medios de formación.

¿Cómo puedo recibir con alegría los sacramentos? Tal vez será quitándote las quejas.

¿Cómo podéis creer vosotros, que recibís gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que procede del único Dios? (Jn 5, 43).

Jesús, me doy cuenta que la fe se robustece con el estudio y con la formación. No es lógico que vaya creciendo en mi cultura, mi cien­cia, mi capacidad, y continúe con una formación religiosa de prime­ra comunión. Ya va siendo hora de sustituir en el alma los dientes de leche de niño por una dentadura fuerte: con mi formación y doctrina echaré el diente a cualquiera que se ponga por delante. Jesús, mi inteligencia es un chispazo de tu Sabiduría y, por eso, nada hay más razonable que creer y estoy dispuesto a demostrarlo…

Dos más dos: Cuatro. Dos más Dios: Infinito (y yo soy el dos).

Propósito: Quitarme las quejas.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Mi Padre sigue actuando y yo también actúo

 

Dijo Jesús a los judíos: Mi Padre sigue actuando y Yo también actúo. (…) Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuen­ta nada que no vea hacer al Padre (Jn 5, 17.19).

Jesús, esto que leo El Hijo no puede hacer nada por su cuenta…, me trae recuerdos de la infancia. Cuando era pequeño, más pequeño to­davía, no te rías, un día mi padre me dijo: Hijo mío ya te estás haciendo un hombre. Ha llegado el momento de que aprendas a montar solo en bicicleta. Entonces, quitó los ruedines y agarrándome por detrás me dijo —Hijo mío, pedalea… Yo pensaba que él me sujetaba: Mi Padre sigue actuando y Yo también actúo. Y cuando quise mirar para atrás, estaba, pero lejos. Todo orgulloso me gritaba: —pedalea, pedalea… y Tú, Jesús, me dices: —Venga, no te pares, así, muy bien…

Dile que sólo quieres dar motivos para que se sienta muy orgulloso.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; (…) porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió (Jn 5, 30).

Jesús, yo soy un voluntarista; lo que se dice un voluntas. Me creo que voy a ganar el Cielo, yo solo, a fuerza de bíceps, tríceps y cuádriceps. Y, de repente: ¡Cataplum chisp úm! De buenas a primeras me vengo abajo con todo. Jesús, que no me fíe de mí; que sólo me fíe de Ti y de tu Gracia.

Termina diciendo: Jesús, hágase tu voluntad… no la mía.

Propósito: Pedalea, que algo queda.

martes, 16 de marzo de 2021

Aquí estoy

 

Había un hombre que padecía una enfermedad desde ha­cía treinta y ocho años. Jesús, al verlo tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: ¿Quieres ser curado? (Jn 5, 3-4).

Jesús, ves a ese hombre que lleva tanto tiempo paralítico —¡treinta y ocho años!— y te compadeces de él. ¿Quieres ser curado?, le pre­guntas. Jesús, también a mí me haces preguntas: ¿Quieres ser cura­do? ¿Quieres que te ayude a superar este o aquel defecto? ¿Quieres que te dé alas para volar en tu vida interior? Jesús, te parecerá men­tira pero… a veces te digo que no, que no me interesa comprome­terme (tener dirección espiritual, hacer un retiro, asistir a una charla), no sea que me complique la vida. ¡Jesús no me dejes solo con mi egoísmo (huele tan mal)!

El amor de verdad exige compromiso. ¿Me comprometo con Dios?

El enfermo le contestó: Señor, no tengo un hombre que me introduzca en la piscina cuando se mueve el agua (Jn 5, 8).

¡Cuánta gente podría decir lo mismo!: Jesús, no tengo un hombre, no tengo a nadie que me eche una mano, que me ayude, que me orien­te; nadie que me dé un buen consejo; nadie que me apoye cuando lo estoy pasando mal. Jesús, de los que están a mi alrededor, ¿puede quejarse alguno de mí? Jesús, que en el día del Juicio nadie pueda decir que no le ayudé. Tengo que abrir los ojos para que a nadie le falte mi cariño, mi ayuda, mi palabra de cristiano.

Cuéntale a Jesús a qué personas estás dispuesto a ayudar.

Propósito: Ayudar a los demás. Hacer apostolado.

lunes, 15 de marzo de 2021

Como los míos… no hay (padres) iguales

 

Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Galilea a Judea, fue a verle, y le pedía: (…) Señor, baja antes de que se muera mi niño (Jn 4, 46-47).

Jairo te fue a buscar para que le curases a su hijita de 12 años; la mujer cananea, la de los perrillos, consiguió que sanaras a su niña; también lo logró el padre de aquel chico lunático que se tiraba al fuego; incluso la Viuda de Naim, sin pedirlo, sin palabras, sólo con su mirada, consiguió que le resucitaras a su único hijo; hoy, en el Evangelio, es el funcionario de Cafarnaún. Todos estos padres angustiados no pedían para sí mismos, sino para sus hijos. Jesús, muchas gracias por darme unos papás que me quieren tanto, tanto, que siempre me llevan hacia ti.

Hay padres normales, fenomenales, pero como los míos no hay iguales.

Sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Hoy a la una le dejó la fiebre (Jn 4, 51-53).

¡Vaya cara de susto se le pondría al pobre padre cuando vio que se le acercaban sus criados! Esperaba lo peor… ¡Vaya brinco de alegría cuando recibió la noticia!: Batió el record de salto de altura, seguro. Jesús eres el mejor antipirético, el mejor remedio contra la fiebre.

Repite muchas veces: ¡Jesús, muchas gracias por mis padres!

Propósito: No molestar a mis padres.

domingo, 14 de marzo de 2021

Tanto amó Dios al mundo…

 

Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca sino que tenga Vida Eterna (Jn 3, 14).

Tanto nos amó que Dios Padre nos entrega a su Hijo. Jesús eso de que amar es entregar, lo voy entendiendo. Veo a mi alrededor gente ena­morada, como mis papás, y veo que se miran con cariño, que se hacen uno a otro favores. Pero a mi me cuesta entregarme, hacer favores o pensar en los demás. ¿Será que soy muy egoísta?

Pregúntale a Jesús si eres egoísta y escúchale.

Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3,16).

Jesús, has venido a salvarme y a ayudarme a que llegue al Cielo. Te pido que tengas paciencia conmigo, que me des toda la ayuda posible para salir de mis cosas, para no conformarme con ser solamente buena persona. Jesús, yo quiero seguirte y amarte. ¡Quiero ser santo!

Dile a Jesús que te quieres parecer a Él para recibir el Amor del Padre.

Propósito: parecerme a Jesús.

sábado, 13 de marzo de 2021

Humildad es andar en Verdad

 

El fariseo quedándose de pie, oraba para sus adentros: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como este publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo (Lc 18, 11-12).

Jesús, el fariseo de la parábola se creía muy bueno: No soy como los demás hombres. Solo le hace falta decir: “No me beso porque no me llego que sino…” Jesús, no hay cosa más fea que eso de colgarse medallas y hablar bien de uno mismo: Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo. Jesús, ¡ayúdame a ser humilde! ¡Que no me lo crea!

Sta. Teresa: “Humildad es andar en verdad”. Tengo que ser verdadero.

Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado” (Lc 18, 14).

De la mano de San Josemaría, “Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad: —pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás; —que­rer salirte siempre con la tuya; —disputar sin razón o —cuando la tie­nes— insistir con tozudez y de mala manera; (…) —despreciar el punto de vista de los demás; —no mirar todos tus dones y cualidades como prestados;(…) —citarte a ti mismo como ejemplo en las conversacio­nes; —hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan (Cfr. Surco 263).

Sigue leyendo por tu cuenta Surco 263 ¿Te sientes retratado…?

Propósito: no colgarme medallas.

viernes, 12 de marzo de 2021

El primer mandamiento es ESCUCHA

 

¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús res­pondió: Escucha, Israel, el Señor Dios nuestro es el único Señor (Mc 12, 28-30).

Jesús, me lo puedes decir más fuerte, pero no más claro: ¿Qué es lo primero? ¿Qué es lo más importante? Me respondes: Escucha, Israel…, escucha, Marta; escucha, Andrés; escucha Nacho, escu­cha… (pon tu nombre). Jesús, al hacer cada día el 3+2, mi rato de oración, no te oigo, me cuesta conectar contigo. Quizá es que tengo que bajar el volumen de mi ruido interior, vaciar la cabeza de pájaros y ponerme a la escucha. ¡Qué alegría cuando sintonizo! ¡Qué mara­villa cuando oigo tu voz! Jesús, estoy a la escucha. Pero, por favor, no hables tan bajito.

Primero sintoniza y luego escucha lo que Jesús te quiera decir.

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas (Mc 12, 28-30).

Jesús, se ve que no te gusta compartir, ¡lo quieres todo, me quieres del todo! Eso de amarte completamente y con exclusividad me pare­ce ¡tan difícil! Sabes, Jesús, me gusta el tenis y los perros y Harry Potter y, no te rías, Jesús, la tortilla de patatas con cebolla y tantas otras co­sas. Jesús, qué bueno eres, porque queriéndote a ti, con todo mi co­razón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas, amo todas esas cosas que me gustan y sobre todo amo a mi prójimo.

Cuéntale lo que más te gusta.

Propósito: Comer tortilla de patatas (con cebolla).

jueves, 11 de marzo de 2021

Jesús: Siempre contigo

 

El que no está conmigo, está contra mí (Lc 11, 23).

No caben las medias tintas. Jesús, en esto de ser cristiano no valen las gamas de grises ni las mediocridades; hay que involucrarse, impli­carse, pringarse, diría mi amigo. O contigo, o contra ti. Qué absurdo cuando oigo: Yo soy cristiano, pero no practicante. Eso sí que es lo peor: un cristiano fofo, frío, entibiado. San Pedro, con palabras inspira­das, recrimina a los cristianos corrompidos de su tiempo, también los había que en ellos se cumple aquel proverbio tan acertado: el perro vuelve a su propio vómito y la cerda lavada a revolcarse en el fango (2 Pet 2, 22). ¡Qué fuerte!

Jesús, ¿te he dejado alguna vez solo? Nunca más, Jesús, nunca más.

El que no recoge conmigo, desparrama (Lc 11, 23).

Jesús, yo no quiero ser ni malo ni malote, ¡de verdad que no quiero serlo!; pero lo peor es que me conformo con ser buenecito, normal, uno más del montón. Me pasa como aquel chico al que su profesor le animaba a salir de la mediocridad, del montón y éste respondía: Es que debajo del montón ¡se está tan calentito…! Jesús, ahora es tiempo de héroes, de santidad: El que no recoge conmigo, des­parrama. Jesús, que no me desparrame más, que me decida a ser santo ¡de verdad!

Jesús: ¡No más desparrame!

Propósito: Salir de debajo del montón.

miércoles, 10 de marzo de 2021

El que salta la valla, cae en la trampa…

 

No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles su plenitud. En verdad os digo que mientras no pasen el Cielo y la Tierra, no pasará de la Ley ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla (Mt 5, 17-18)

Jesús, en el ambiente noto un terror a las normas, a los mandamien­tos, como si fueran en contra de mi libertad. Yo creo en Dios, pero a mi manera; así es más espontáneo, más natural, dicen muchos. En cambio, bien que siguen las normas de tráfico y no salen de los límites de la carretera, aunque las vallas restrinjan su libertad. Que me dé cuenta, Jesús, que los mandamientos son carreteras que me señalan la buena dirección, el mejor modo de llegar al destino correcto, para llegar hasta Ti.

Un mandamiento nuevo os doy, que os améis… ¿Ya lo he estrenado?

El que los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.

Jesús, ¡cuántas veces lo he comprobado!: El que salta la valla, cae en la trampa. En mi afán de probarlo todo, saberlo todo, curiosearlo todo, de verlo todo… He abierto puertas y superado barreras: ¡Qué difícil después dar marcha atrás! ¡Qué amargas experiencias! ¡Qué imágenes tan sucias! ¡Buscaba más libertad y he caído en la trampa del pecado que me esclaviza! Jesús, con tu ayuda quiero cumplir tus mandatos ¡que liberan!

¿En qué trampas suelo caer? ¿Qué es lo que me esclaviza?

Propósito: No caer en la trampa del pecado.

martes, 9 de marzo de 2021

Perdonadera loca

 

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» (Mt, 18, 21)

Pobre Pedro, cuando te preguntó estas cosas, a saber qué le habían he­cho, o a saber cuántas veces le había tocado que perdonar a alguien. En lo personal, Jesús, perdonar así de decir “te perdono”, pocas veces me ha tocado. Pero la vez pasada, un compañero de clase me pidió ayuda en mate. Le dije cortantemente que no. No sé por qué, pero ese compañero me cae muy mal. Creo que hace unos años me saco de la cola para comprar en la tienda o algo así. La cosa es que ahí me di cuenta que no le había perdonado.

¿Cuántas personas tienes pendientes de perdonar?

Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (Mt, 18, 22)

¡Setenta veces siete! ¡Qué exageración! Ahorita mismo ni me sale la mul­tiplicación para saber cuánto es setenta por siete. Lo que sí tengo claro es que no creo que haya alguien en el mundo capaz de llevar la cuenta de las veces que ha perdonado hasta el punto de colmar la cifra que tú dices. Resumiendo: que hay que perdonar siempre. La verdad es que eso de perdonar cuesta. Más que todo por culpa del resentimiento. Un día un amigo me dijo que yo era algo resentido. Le dije que no era ver­dad, pero estas son las horas en que no me ha pasado el resentimiento de que me haya dicho eso.

Pide a Jesús que no deje anidar en ti el resentimiento.

Propósito: rezar por los que, según yo, me han ofendido.

lunes, 8 de marzo de 2021

A – mí – me – lo hicisteis

 

Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis (Mt 25, 34-35).

Jesús, a veces te veo por la calle y, perdóname, me hago el loco. Te veo disfrazado en ese niño enfermo, en ese anciano abandonado y yo no te quiero reconocer. Voy por la vida con mis anteojos de madera: ojos que no ven, corazón que no siente. Jesús, ayúdame a mirarte a los ojos -también cuando voy a verte al Sagrario-, a explotar mi burbuja de bienestar. ¡Estás ahí, como lo estás en el Sagrario!

Cuéntale a Jesús de las personas pobres que más te han impresionado.

Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis más humildes hermanos, conmigo lo hicisteis (Mt 25, 45).

La Madre Teresa de Calcuta solía utilizar los cinco dedos de la mano para explicar la esencia del Evangelio: la identificación de Jesús con nuestros hermanos más pobres de entre los pobres. Al hablar del Juicio Final el mismo Jesús dice: Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis (Mt 25, 40). Mientras decía esto, tomaba la mano de un niño y le iba moviendo los dedos uno tras otro: A-mí-me-lo-hicisteis. A continuación hacía que todos los niños lo repitieran: A mí me lo hicisteis.

Mírate los dedos de la mano y muévelos: A-mí-me-lo-hicisteis.

Propósito: sacar provecho de la catequesis “digital”.

domingo, 7 de marzo de 2021

Jesús, mi alma es tu mejor Templo

 

Encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados (Jn 2, 13).

Jesús, entras en el Templo de Jerusalén, la Casa de tu Padre y te lo encuentras todo sucio, lleno de inmundicia, animales y de cambistas. Han convertido la casa de tu Padre en un mercado sucio donde es muy difícil rezar. Esta escena me recuerda que mi alma en gracia es también templo tuyo, Templo del Espíritu Santo y, por tanto, es también Casa del Padre y tuya. ¿Cómo cuido mi alma? ¿Puede ser que, a veces, esté llena de animales: de vicios, de suciedad, de pecados?

Dice el refrán: cerdo limpio nunca engorda… Como no soy un cerdito, siempre limpio.

Y haciendo un látigo de cuerdas arrojó a todos del Templo, con las ovejas y los bueyes; tiró las monedas de los cambistas y volcó las mesas (Jn 2, 14).

Jesús, entras con el látigo. El celo de tu casa me consume (Jn, 13, 16). A veces, yo también he de entrar con el látigo: he de cortar por lo sano con modos de vivir, con vicios adquiridos, con alguna amistad, con algún ambiente… He de entrar con el látigo contra la tibieza, que me hace flojo en la lucha por ser santo, y decir ¡basta! Quiero hacer de mi alma un lugar en el que estés a gusto, un sitio limpio, generoso, lleno de amor.

Dile a Jesús que quieres que tu alma sea su mejor Templo.

Propósito: alma limpia.

 

sábado, 6 de marzo de 2021

Se le echó al cuello y lo cubrió de besos

 

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Un hombre tenía dos hijos: el más joven de ellos… (Lc 15, 11).

Una antigua leyenda hebrea cuenta la historia de dos hermanos amantísimos que recibieron la herencia paterna. Al mayor le corres­pondió el campo más difícil y al menor el campo mejor. Su padre antes de morir les dijo que recordaran siempre que serían sus hijos, y que entre ellos siempre serían hermanos. Con la primera cosecha el mayor decidió llevarle parte de su trigo en secreto al granero de su hermano por la noche. Y al menor se le ocurrió lo mismo. Los dos se fueron a la cama muy felices…

Jesús, no merezco tantas cosas buenas. Y lo mejor de todo: mis herman@s.

Y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos (Lc, 15, 20).

Jesús, y yo, tantas veces, me echo al cuello de mi hermano, pero para estrangularlo... Sigue la historia: Al día siguiente comprobaron que seguían teniendo mucho trigo y ambos decidieron repetir la ope­ración pero añadiendo además dos jarras llenas de aceitunas. Se cruzaron en la oscuridad sin verse y lo dejaron todo en el granero del otro. La tercera mañana se sorprendieron porque no menguaban sus bienes. Aquella noche, con una espléndida luna llena, cada uno car­gó su burro con un odre de vino y salió camino del granero del otro. Se encontraron a mitad del camino y se abrazaron llorando de emoción recordando a su padre y alabando a Dios.

Jesús, que me dé cuenta que ser Hijo de Dios es tener muchos hermanos.

Propósito: ayudar a mis herman@s.

viernes, 5 de marzo de 2021

No estar a por uvas

 

Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas (Is 5. 1-2).

Jesús, hoy las lecturas me recuerdan una bonita historia: Se decía de un hombre que entre sus posesiones y fincas tenía escondido un tesoro riquísimo, pero que nadie sabía dónde. Cuando le llegó el momento de encontrase con su Creador, antes de fallecer, reveló a sus hijos el lugar del famoso tesoro. Resulta que se encontraba en una lejana viña que por mucho tiempo había estado descuidada. Allá fueron los hijos y empezaron con azadillas a peinar toda la viña. Después de quitar la maleza y cavarla toda entera no encontraron nada. Desanimados, desistieron, pero al poco tiempo descubrieron que esa viña daba unas uvas colosales y de ellas sacaron un vino excelente. ¡Este era el tesoro… la viña!

Jesús, ayúdame a descubrir los tesoros con los que me enriqueces.

Llegado el tiempo de la vendimia envió sus criados a los labra­dores para recibir los frutos que les correspondían (Mt 21, 34).

Jesús, una cosa es el tiempo de vendimia y otra muy distinta es estar a por uvas, es decir perdido. Ya sabes lo despistado que soy. Vienes a mí en busca de frutos. ¿Qué te podré dar? ¿Calabazas? ¡No…! Mis frutos serán el estudio ofrecido, mi deporte, mi alegría, mi ayudar en casa, mi simpatía. ¿Qué más?

Ofrécele a Jesús varias horas de estudio llenas de 60 minutos.

Propósito: dar fruto, pero sin estar a por uvas.

jueves, 4 de marzo de 2021

A quien mucho se le da, mucho se le pedirá

 

Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo (Lc 16,19).

Jesús, aquel hombre sería todo lo rico que quisiera, pero ¡qué mal gusto! O bien le fallaba su asesor de imagen o bien era daltónico. El caso es que vestía como un auténtico payaso. Se ve que el buen gusto no es común. Quizá el diseñador de moda de aquellos tiempos le hacía creer que iba a la última de Babilonia, pasarela Roma y le engañaba haciéndole creer que iba cool. Jesús, yo también me dejo engañar con las marcas, modas, etiquetas, lo que se lleva o lo que se llevará… y además digo: Es que ¡no tengo nada que ponerme…!

Estamos en Cuaresma, decídete a hacer una visita a pobres.

Cada día celebraba espléndidos banquetes. Un pobre, en cambio, llamado Lázaro, yacía sentado a su puerta, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía de la mesa del rico (Lc 16, 20-21).

Jesús, uno de mis hermanos, el más pequeño, cuando mi mamá nos prepara filetes hace bola. El condenado mastica pero no traga: ¡Mamá tengo bola! Grita y nos enseña su gracia. Entonces mi papá, muy serio, le explica la cantidad de gente que se muere de hambre en el mundo. Jesús, yo bola no hago, pero sí estoy lleno de caprichos: que si el queso, que si el arroz, que si tiene piña o cebolla ni hablar que me lo como, y si me obligan a comer “pelo cables”. Jesús, ayúdame en esta Cuaresma a quitarme tanta tontería. Que coma de todo sin remilgos.

Dile a Jesús tus caprichos para que te ayude a quitártelos.

Propósito: No al capricho.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Sentarme cerca de Jesús

 

Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: ¿Qué quieres? (Mt 20, 20-21).

Jesús, ¡qué mujer! ¡Qué poderío!, como me recuerda a mi mamá. Si a los hijos de Zebedeo se les llama también hijos de trueno está claro que el trueno es su madre. Y si les preguntas a mi padres —¿Qué que­réis?, como son padres cristianos, seguro que te dirán: —Que cada uno de mis hijos estén muy cerca de Ti. Por eso desde pequeñito me han enseñado a rezar, y me llevan a visitarte, y a confesarme. Jesús, ahora quiero darte gracias por unos papás tan buenos, aunque a veces mi mamá sea un poco “trueno”.

Habla ahora tú un rato y agradece a Jesús una familia tan estupenda.

Ella le dijo: Di que estos dos hijos míos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda (Mt 20, 21-22).

Jesús ¿Que qué quiero? Pues muy sencillo, como la madre de los hijos de Zebedeo: que las personas a las que amo estén muy cerca de Ti. Por eso, me he propuesto rezar cada día por los de mi familia; y cuan­do alguno tiene exámenes o está con fiebre le encomiendo más. Me he dado cuenta que para que estén muy cerca de Ti, tengo que comenzar por mí: si yo soy buen hijo tuyo entonces Tú adoptas a toda mi familia. Qué bueno eres Jesús.

¿Cómo se llama el padre de los hijos de Zebedeo? (Trueno es la madre, Salomé para las amigas).

Propósito: sentarme cerquita de Jesús.

martes, 2 de marzo de 2021

El que no sirve… no sirve para nada

 

El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado (Mt 23,12).

Jesús, algunas veces he jugado contigo al escondite, ¡eres un campeón! ¡Qué bien te escondes!: en el sagrario, en los enfermos, en los sencillos, en los ancianos. Pero la verdad es que el campeón para esconderse soy yo. Porque me hago el loco, el sordo, el que no ve y no se entera para que no me pidas nada.

¿Me sigo haciendo el sordo?

El mayor entre vosotros sea vuestro servidor (Mt 23,11).

Jesús, para ser como Tú tengo que servir, ayudar más en casa, recoger la habitación, estudiar en serio... Cuando llego a casa por las tardes, encuentro a mamá sonriente, pero me doy cuenta que está cansada. La pobre no para de la mañana a la noche cuidándonos a todos. El propósito de este rato de oración va a ser ayudar más en casa, servir, para parecerme más a Ti.

Dile a Jesús que servir es lo que más te gusta.

Propósito: dejar de esconderme.

lunes, 1 de marzo de 2021

Las “palabras” las carga el diablo

 

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis con­denados, Perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará (Lc 6, 36-37).

Jesús, qué fácil es criticar, murmurar, chismear, despellejar vivo a al­guien, sin conocer los verdaderos motivos por los que hacen las cosas y que sólo Tú conoces. Es muy fácil criticar, pero es muy difícil valorar el daño que puedo causar con mis críticas. Las palabras pueden dar vida o matar. Su manejo debe ser tan delicado como el de los ex­plosivos, el material radioactivo, los venenos y las medicinas, que se dosifican en fracciones de miligramos. Las palabras, una vez pronun­ciadas o escritas, toman vida y una libertad imprevisible. Van de acá para allá, haciendo mucho daño. Una banalidad puede asesinar un alma…

Jesús, si no es para hablar bien de alguien mejor es que me quede calladito.

Dad y se os dará (Lc 6, 37).

Jesús, a veces soy muy tacaño con mis cosas, con mi tiempo, con mis ambiciones. No sé dar, no sé darme. Me doy cuenta de que esta actitud me empequeñece el corazón y, por eso, me hace incapaz de recibir tus dones. Hoy quiero aprender de Ti a ser generoso, y darte todo lo que me pidas: mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón;… tómalo, tuyo es y mío no (Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita…).

Ahora que le has donado tu corazón, pídele un corazón como el suyo.

Propósito: Calladito y no chismear…