domingo, 30 de octubre de 2011

El que no “sirve”… no sirve para nada


El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado (Mt 23,12).
Jesús, algunas veces he jugado contigo al escondite ¡eres un campeón! ¡Qué bien te escondes!: en el sagrario, en los demás. También hemos jugado al Antón Pirulero, al pilla pilla… Pero hoy quiero jugar contigo a la ruleta que siempre gana: todo el que pierde, gana: el mayor es el más pequeño, y el que quiera perder su vida la ganará. Es un juego sólo apto para niños porque los mayores siempre están hablando de dinero, quien manda más, quien gana más, quien gasta más... ¡Qué aburrimiento! ¿Cuándo se darán cuenta, de una vez por todas, que el que pierde gana?  
u  ¿Qué estoy dispuesto a perder: honra, prestigio… para ganarlo todo?
El mayor entre vosotros sea vuestro servidor (Mt 23,11).
Jesús, para ser como Tú tengo que servir, ayudar más en casa, recoger la habitación, sacar el lavaplatos, contar cuentos a mis hermanos pequeños... Cuando llego a casa por las tardes, encuentro a mamá sonriente, pero me doy cuenta que está cansada. La pobre no para de la mañana a la noche cuidándonos a todos. El propósito de este rato de oración va a ser ayudar más en casa, servir, para parecerme más a Ti
u  Dile a Jesús que servir es estupendo y terminas.
Propósito: jugar al escondite (¿o es el esconderite?).