domingo, 2 de octubre de 2011

No me dejes ni de noche ni de día


Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y espero que diese uvas (Is 5. 1-2).
Jesús, hoy las lecturas del domingo me recuerdan una bonita historia: Se decía de un hombre que entre sus posesiones y fincas tenía escondido un tesoro riquísimo, pero que nadie sabía dónde. Cuando le llegó el momento de encontrase con su Creador, antes de fallecer, reveló a sus hijos el lugar del famoso tesoro. Resulta que se encontraba en una lejana viña que por mucho tiempo había estado descuidada. Allá fueron los hijos y empezaron con azadillas a peinar toda la viña. Después de quitar la maleza y cavarla toda entera no encontraron nada. Desanimados, desistieron, pero al poco tiempo descubrieron que esa viña daba unas uvas colosales y de ellas sacaron un vino excelente. ¡Este era el tesoro… la viña misma!
u  Jesús, ayúdame a descubrir los tesoros con los que me enriqueces.
Llegado el tiempo de la vendimia envío sus criados a los labradores para recibir los frutos que les correspondían (Mt 21, 34).
Jesús, vienes a mí en busca de frutos y ¿qué te podré dar? ¿Sólo buenas intenciones? ¡No…! Jesús, mis frutos serán el estudio ofrecido, mi deporte, mi alegría, mi ayudar en casa, mi simpatía. ¿Qué más?
u  Sigue hablando con Jesús sobre los frutos que le vas a dar.
Propósito: dar fruto, y recordarme de felicitar a mi Ángel Custodio que hoy termina la Novena al Custodio.