En
aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: – «¿Qué os parece? Un
hombre tenía dos hijos (Mt 21, 28).
Jesús,
ya te voy conociendo... ¡Te gusta hablar de parejas de
hermanos!: Andrés y Pedro, Juan y Santiago... ¡Cómo
te gustan las historias de dos hermanos! El hijo pródigo y su
hermano el rencoroso; Caín y Abel; Jacob y Esaú, los
dos hermanos del evangelio de hoy, etc. A mí, lo que no me
gusta tanto son “mis” hermanos. ¡Son más pesados que
una vaca en brazos! ¡Todo el santo día molestando!
También yo los molesto muchas veces y me aguantan; pero sabes,
Jesús, que también me sacrifico por ellos y los ayudo,
aunque tendría que hacerlo más.
- A los hermanos no se les elige, se les quiere…
Se
acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la
viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero
después recapacitó y fue (Mt 21, 28-29).
Jesús,
¿lo dices por mí, verdad? ¡Qué mal! Tantas
veces, para mi vergüenza, me pasa lo mismo. Viene mi papá
todo alegre, orgulloso de su nene, y me pide que le ayude a lavar el
carro o lo que sea y yo “¡No, papá, que estoy con el
Wii...!”; “¡Ahora no, que estoy muy ocupado jugando con el
Play...!” Y de reojo veo que se marcha triste, pero al final
siempre acabo yendo y le ayudo. “Pero después recapacitó
y fue”. Como yo. Jesús, ayúdame a obedecer
siempre a la primera.
- Cuarto Mandamiento: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.
Propósito:
Obedecer a la 1ª y ☺.