lunes, 16 de abril de 2012

Me esperaba quien yo sabía, en donde nadie parecía


Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche (Jn 3,1).
Jesús, a Nicodemo le gustaba la noche, como a mí que soy bastante ave nocturna y bastante Nicodemo… Me pasa que llega la noche y tengo ganas de jugar, hablar y hasta de ponerme a trabajar. Una vez me contaron que el deporte de San Josemaría consistía en asaltar sagrarios: donde veía una iglesia se imaginaba que entraba para acompañarte y eso a mí me ha dejado pensando. Pienso que en las noches Tú estás en aquellos sagrarios que conozco y me voy con el pensamiento a acompañarte y hablamos y hablamos de tantas cosas.
u  Dile que te ayude a no andar dándole vueltas a cosas sin importancia en la noche, que quieres que el último pensamiento antes de dormirte sea para Él.
Así es todo el que ha nacido del Espíritu (Jn 3,8).
Siguiendo con lo de la noche, Jesús, siempre he querido saber cómo era tu casa en Nazareth. Como en esa época no había luz, ni TV, ni nada de nada, supongo que a veces te quedarías platicando con San José y se te iría pasando las horas. De repente, aparecía María y se haría la enojada para que se fueran a acostar. Y Tú con San José le darían un beso a María y la acababan convenciendo para que se quedara a platicar.
u  ¿Estás rezando tus tres avemarías antes de acostarte? Son el beso a María.
Propósito: el último pensamiento de la noche para Jesús, María y José.