Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno
come de este pan, vivirá eternamente (Jn 6,51).
Jesús,
al leer este Evangelio me acuerdo que hablas del maná y lo único que se me
viene a la cabeza es Maná, el grupo de rock mejicano. Y ya ves estoy ya
distraído con la canción esa que dice así: Desde que te perdí / la luz se ha
puesto muy mojada / mirada triste está nublada / Y en mis ojos no ha parado de
llover. Te parecerá una tontera, pero me recuerda lo mal que se está sin
Ti, cuando te pierdo por el pecado. Solo y ya sin ti / Me tienes como un
perro herido / Me tienes como un ave sin su nido / Estoy solo como arena sin su
mar.
u Pregúntate:
¿En qué tipo de ocasiones pierdo a Jesús? ¿Me duele perderle?
Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida Eterna
(Jn 6,54).
Jesús, como en la canción te pregunto: Dime que faltó, dime que
sobró, dime que pasó / Pero dime algo, pues me estoy muriendo. Y en la
oración me respondes que me faltó valentía, me sobró egoísmo, y por eso, pasó…
lo que pasó. ¡Qué mal se está sin Ti! ¡No se puede vivir sin Dios! Y vienen las
lágrimas del arrepentimiento: Sigue lloviendo, le sigue lloviendo al corazón
/ Y en mis ojos no ha parado de llover. Bien purificado por la Penitencia
me acercaré el Pan de Cielo, a la Eucaristía.
u Einstein
se equivocó: la oración viaja más rápido que la luz. Di despacito una Comunión espiritual.
Propósito:
Comulgar a diario.