Jesús
al desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión por ella y curó a
los enfermos (Mt 14, 14).
Una vez fui a una
peluquería donde tenían las noticias puestas. Ya me han tocado peluquerías con
videos indecentes y me ha admirado cómo mi papá iba donde el peluquero y le
pedía que cambiaran de canal. Esta vez, como sólo era un noticiero, mi papá ni
se movió. El presentador del hablaban de mil y un desastres en todo el mundo. A
la salida, me dijo mi papá que pasaríamos un momento a una iglesia. Me extrañó.
Al ver mi cara, me dijo: vamos a rezar un poquito por toda esa gente que sufría
y que acabamos de ver en las noticias. Creo que eso es ver con compasión a la
multitud que está alrededor.
u ¿Cuántas veces te has compadecido del
mal ajeno?
Jesús
les dijo: (...) dadles vosotros de comer. Ellos le respondieron: No tenemos
aquí más que cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos aquí (Mt 14,
16-18).
Después de pasar con mi
papá a rezar por la gente que sufre en el mundo, pensé que era muy poca cosa
solo unos minutos delante del Santísimo. Ahora, leyendo esto, veo que con algo
pequeñito, tú eres capaz de hacer cosas muy grandes. A lo mejor, así como
hiciste con los panes y peces, haces con mi oración: unos minutos sirven para
una multitud.
u Has pensado el valor que tiene ante
Dios este ratito de oración.
Propósito: llenar de minutos de oración el día.