domingo, 3 de agosto de 2014

El minutero

Jesús al desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión por ella y curó a los enfermos (Mt 14, 14).
Una vez fui a una peluquería donde tenían las noticias puestas. Ya me han tocado peluquerías con videos indecentes y me ha admirado cómo mi papá iba donde el peluquero y le pedía que cambiaran de canal. Esta vez, como sólo era un noticiero, mi papá ni se movió. El presentador del hablaban de mil y un desastres en todo el mundo. A la salida, me dijo mi papá que pasaríamos un momento a una iglesia. Me extrañó. Al ver mi cara, me dijo: vamos a rezar un poquito por toda esa gente que sufría y que acabamos de ver en las noticias. Creo que eso es ver con compasión a la multitud que está alrededor.
u  ¿Cuántas veces te has compadecido del mal ajeno?
Jesús les dijo: (...) dadles vosotros de comer. Ellos le respon­dieron: No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos aquí (Mt 14, 16-18).
Después de pasar con mi papá a rezar por la gente que sufre en el mundo, pensé que era muy poca cosa solo unos minutos delante del Santísimo. Ahora, leyendo esto, veo que con algo pequeñito, tú eres capaz de hacer cosas muy grandes. A lo mejor, así como hiciste con los panes y peces, haces con mi oración: unos minutos sirven para una multitud.
u  Has pensado el valor que tiene ante Dios este ratito de oración.

Propósito: llenar de minutos de oración el día.