En
aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Quién
juzgas que es el mayor en el Reino de los Cielos? Entonces, llamando a un niño,
lo puso en medio de ellos y dijo: En verdad os digo: si no os convertís y os
hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt 18, 1-3).
Vuelve, Jesús, a salir
esto de saber confiar en Tí. A los apóstoles les dices que para llegar al cielo
hay que ser como un niño: amar confiadamente como un niño, obedecer como un
niño, preguntar lo que no se sabe como un niño y pedir ayuda como un niño. Y
para hacer todas estas cosas como un niño se necesita fortaleza: ser fuerte
para pedir con perseverancia, fuerte para amar, fuerte para hacer caso y obedecer,
y fuerte para quedar mal y pedir ayuda. Ay, Jesús, y yo que soy gelatina.
u Sigue por tu cuenta sacando
conclusiones de lo que significa ser como un niño.
Del
mismo modo, no es voluntad de vuestro Padre que está en los Cielos que se
pierda ni uno solo de estos pequeños (Mt 18, 14).
Una vez, Jesús, escuché
esta frase: Dios está empeñado en ayudarnos, pero nosotros tenemos que dejar
ayudarnos. Y a mi me parece que no me dejo ayudar como cuando dejo tirado mi
rato de oración, cuando retraso una confesión o me hago el loco para ir a Misa
cuando bien puedo ir. Jesús, ayúdame aunque yo no me deje mucho ayudar.
u Cuéntale sobre otras maneras que
tienes para NO dejarte ayudar.
Propósito: Dejarme ayudar.