En
verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no muere al caer en tierra,
queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto (Jn 12, 24).
Jesús, hoy ya fui a Misa.
Y se me ha quedado grabado lo que escuché de la Primera Lectura: Al que da
de buena gana lo ama Dios. Entiendo que es hacer las cosas con buena cara.
Y se me ha quedado grabado porque yo hago cosas buenas o favores que me piden
pero muchas veces con mala cara. Me falta, Jesús, la fortaleza para sonreír. Me
falta poner buena cara incluso cuando me da una gripita o pierdo un partido. Me
falta fortaleza: ¡Jesús, ayúdame!
u ¿En qué otras ocasiones será que
deberías poner buena cara?.
Si
alguien me sirve que me siga, y donde yo estoy allí estará también mi servidor;
si alguien me sirve, el Padre le honrará (Jn 12, 26).
Pues más claro no lo puedes
decir, Jesús. Seguirte está conectado de alguna manera con el servicio. A Ti,
lo que te gusta, es que sirvamos, y sirvamos con gusto. Pero para servir se
necesita fortaleza para vencer la pereza y derrotar a la soberbia de pensar: “¿Por
qué yo tengo que hacerlo? Mejor que lo haga otro.” ¡Qué importante es ser
fuerte y no ser un aguado que se queda con buenas intenciones!
u Cuéntale a Jesús que es lo que detiene
al momento de servir a los demás.
Propósito: Servir con buena cara.